viernes, 17 de octubre de 2008

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL GENERAL JUAN GALO LAVALLE


El 17 de octubre de 1797 nace en Buenos Aires el General Juan G. de Lavalle. Se incorporó a los 14 años de edad al Regimiento de Granaderos a Caballo que el entonces Teniente Coronel José de San Martín estaba organizando en los cuarteles del Retiro. En 1814, con el grado de Alférez solicitó al General Carlos de Alvear que lo enviase a participar en el sitio de Montevideo. Como parte del Ejército de los Andes, combatió en Achupallas, Putaendo y Chacabuco, ya en calidad de Teniente. Pasó después a integrar la división del General Balcarce como Capitán y jefe de una compañía de granaderos. Estuvo en las batallas de Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú. Hizo la campaña del Sur de Chile hasta 1819, en que regresó a Mendoza. Se incorporó luego a la expedición libertadora al Perú. Su actuación fue notable en las batallas de Jauja, Nazca y Pasco. Tuvo actuaciones distinguidas en las batallas de Río Bamba y en Pichincha, esta última en el Ecuador, ya con el grado de Teniente Coronel. En septiembre de 1822, participó en la campaña de los Puertos Intermedios, combatiendo en las derrotas de Torata y Moquegua, en las que cubrió las retiradas. En 1824, volvió a Mendoza donde por poco tiempo desempeñó el cargo de gobernador. Vuelto a Buenos Aires fue nombrado jefe del Regimiento 4 de Coraceros, a cuyo frente combatió contra el ejército brasileño en las batallas de Bacacay, Ituzaingó -ascendido a General en el campo de ésta- y en la de Yerbal, donde fue herido. Vuelto a Buenos Aires, intervino en forma activa en las luchas internas del país. Como jefe del Partido Unitario luchó contra el General Juan M. Rosas, combatiendo en las acciones de Navarro, Puente de Márquez, Palmar, Carpintería, Yerúa, Don Cristóbal, Sauce Grande, Quebracho y Famaillá, siendo vencido en esta última. Intentó obtener otra victoria militar en el Potrero de las Tablas, pero la sublevación de algunas de sus fuerzas lo obligaron a iniciar una retirada hacia Jujuy. Estaba alojado en la casa del Doctor Bedoya cuando en la mañana del 9 de octubre de 1841, una partida de soldados del General Oribe le dio muerte. Sus compañeros lograron sacar su cadáver para conducirlo a territorio boliviano, siendo sepultado en la Catedral de la ciudad de Potosí. Sus restos fueron repatriados a Buenos Aires el 30 de octubre de 1858.

El general Lavalle mereció ese hermoso mote, que le pusieron sus propios adversarios en el sitio de Talcahuano, por su barba rojiza y por la actividad y eficacia que puso de manifiesto en esa ocasión, contra las patrullas españolas que se atrevían a salir de la plaza.
Siendo sargento mayor se encontraba en el Perú, sirviendo a las ordenes del General Alvarez de Arenales, en la llamada Expedición a la Sierra.
En esa época, como era uno de los pocos oficiales que no tenía reloj, resolvió valerse de una inocente estratagema para hacer creer que también poseía uno. Con es emotivo ató en el extremo de una cadena que usaba a la vista, una bala de fusil que guardó en su bolsillo.
Cuando sus camaradas le descubrieron la treta se lo comentaron al héroe de la Florida, para que le hiciera una broma.
En una ocasión, en que éste estaba próximo a Lavalle, le preguntó muy seriamente por la hora. El futuro León de Río Bamba sacó la bala de fusil y presentándosela a Arenales le dijo:
- Mi General, con esto puedo saber la hora; pero esté usted seguro, mi General, que el Mayor Lavalle siempre llegará a la hora cuando de defender la Patria se trata.
Emocionado el vencedor de Pasco por la varonil respuesta de su subordinado, le dio un fuerte apretón de manos y cuando regresaron a Lima, le obsequió un hermoso reloj.



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