miércoles, 31 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL FRANCISCO DE ELÍA


Nació en Buenos Aires en 1825. Sentó plaza como soldado en el Batallón “Patricios de Buenos Aires”, el 26 de mayo de 1843, participando en la campaña de 1845, al Paraná, hallándose en el combate de la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de aquel año, en el “que se portó como un valiente”, según expresa su foja de servicios. El 31 de diciembre de 1850 recibió las jinetas de sargento. En la batalla de Caseros, se batió a las órdenes del después coronel Martín Arenas. Se halló en la batalla de San Gregorio, el 22 de enero de 1853, al mando del coronel Agustín Acosta, en la que fue derrotado el coronel Rosas y Belgrano y en la que perdió la vida el coronel Faustino Velazco.
Destinado a la frontera del Sur de la provincia de Buenos Aires, ya con el empleo de ayudante mayor que se le había conferido el 15 de enero de 1853 del Regimiento Nº 14 de la Guardia Nacional, se halló en los siguientes encuentros con los salvajes: Sierra Chica, Tapalqué Viejo, La Macedonia, Los Huesos y Tapalqué Nuevo o Sierra de Sotuyo, jornada esta última en la cual mandó la Guardia Nacional, y fue tan bueno su comportamiento triunfando sobre los indios, muy superiores en número, que mereció una especial recomendación del general Manuel Hornos, al Superior Gobierno. Formó parte con su regimiento, del Ejército del Sud, a las órdenes del coronel Nicolás Granada. Marchó con la columna que, al mando del coronel Emilio Conesa, decidió el triunfo contra los indios invasores, habiéndose hallado en la acción de Cristiano Muerto. Fue ascendido a capitán, el 16 de enero de 1857. Desde el 1º de marzo de 1855 sirvió en el Regimiento 11 de Guardias Nacionales, en Fuerte Azul; y desde el 1º de enero de 1856, en el 2 de Coraceros en el Campo de Marte, cuerpo del cual fue capitán de la 2ª compañía, 2º escuadrón.
Hizo la campaña a Salinas Grandes, con el mismo ejército, asistiendo a la victoria de Pigüé sobre las hordas de Cafulcurá, el 15 y 16 de febrero de 1858. Por todos estos hechos de armas, Elía fue graduado sargento mayor el 6 de setiembre de 1858, pasando a prestar servicios en la P.M.D. el 23 de abril del mismo año. Hizo la campaña de Cepeda, a las órdenes del general Hornos, hasta la firma del Pacto del 11 de noviembre de 1859, que dio término a la misma. Posteriormente revistó en la P.M.I. hasta el 16 de marzo de 1861, en que pasó como encargado de la Mayoría del Regimiento Nº 14. El 5 de julio de 1862 fue designado jefe del fortín “Esperanza”, recibiendo la efectividad de sargento mayor el 9 de setiembre de 1863. A su solicitud, obtuvo la baja del servicio el 20 de setiembre de 1864.
El 1º de mayo de 1867 fue dado de alta como coronel graduado, en el Estado Mayor General del Ejército de operaciones en el Paraguay, tomando parte en la campaña, siendo destinado el 3 de noviembre de igual año, al cuartel general del Ejército Aliado, en calidad de edecán de Mitre.
Retuvo este último cargo hasta el 16 de marzo de 1868, en que pasó a la P.M.D. en Buenos Aires, habiendo asistido en el tiempo de su permanencia en el Paraguay, a todos los hechos de armas en que intervino el grueso del ejército de operaciones. El 20 de abril de 1868 fue designado jefe del Regimiento Nº 2 de Caballería de Línea, que guarnecía el fuerte de “Las Tunas”, y el 1º de agosto del mismo año se extendieron sus atribuciones por la designación que se le hizo de Jefe de la Frontera del S. y S. E. de la provincia de Córdoba. En el ejercicio de estos cargos, recibió la efectividad de coronel de caballería, con fecha 10 de agosto de 1868. El 25 de febrero del año siguiente se dispuso su pase a la P.M.A. a partir del 21 de enero.
El 5 de marzo de 1869 fue nuevamente destinado al ejército de operaciones en el Paraguay, después de haber prestado excelentes servicios de fronteras. Pero antes de que el coronel Elía hiciese efectivo su pase al precitado ejército, fue designado el 1º de setiembre de igual año, para el ejército del Uruguay, formado en previsión de la rebelión armada que estalló más tarde en la provincia de Entre Ríos. Encabezada por el general Ricardo López Jordán. El 20 de mayo de 1870, el coronel de Elía al frente de las fuerzas nacionales, ocupó la ciudad de Concepción del Uruguay, sometiendo a las autoridades rebeldes y dispersando sus fuerzas.
El coronel de Elía prestó servicios en aquella zona de operaciones hasta el 30 de junio de 1870, en que pasó a comandar interinamente la frontera S. de la provincia de Buenos Aires, con asiento del comando en Bahía Blanca. Estando a cargo de aquella comandancia, el 3 de mayo de 1871, aliado al famoso cacique Catriel, obtuvo un triunfo completo sobre las indiadas de los caciques rebeldes Calfuquil, Chipitruz, Manuel Grande y otros, en las proximidades de Azul, calculándose en 500 el total de aquellas. Los salvajes huyeron dejando algunos muertos y muchos prisioneros y otros se presentaron al Fuerte “General Paz”, sometiéndose a su jefe. Murieron 10 guardias nacionales y más de 90 indios.
Desempeñando la jefatura de la precitada frontera, el coronel Elía murió el 31 de marzo de 1872, a consecuencia de unas heridas que le fueron inferidas en unas elecciones que se realizaron en el pueblo de Las Flores, por ciudadanos de este lugar.

El Coronel Francisco de Elía estaba casado con Ramona Savala.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar /Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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martes, 30 de marzo de 2010

EJERCICIO “OPERACIÓN RETRÓGRADA” EN SANTA CRUZ


El ejercicio se realizó durante el día 25 de marzo en la localidad Comandante Luis Piedrabuena, provincia de Santa Cruz.
En el mismo participaron 823 efectivos y 253 vehículos, unidades de la brigada que tienen cabecera en Río Gallegos, los regimientos 24, 35 y los Tanques 11 y 9. También lo hicieron otras unidades como el Batallón de Ingenieros 11, la Compañía de Inteligencia Reforzada, la de Comunicaciones, la de Municiones y el Batallón de Apoyo Logístico de Río Gallegos
La maniobra, denominada “operación retrógrada”, fue dirigida por el jefe de la Brigada Mecanizada XI, coronel Dardo Raúl López y fue presenciada por el Jefe del Ejército, junto a otras autoridades. Ambos contemplaron desde un puesto de observación la batida de las piezas de artillería sobre el terreno del hipotético enemigo, el despliegue de Infantería en los vehículos blindados M-113 y luego el avance de los tanques SK-105.
Posteriormente, la maniobra continuó con un repliegue de las unidades que habían efectuado el ataque hacia el río Santa Cruz, donde se construyó un puente de pontones en un río que tiene un caudal muy elevado (3,5 metros por segundo).

El puente fue construido por la Compañía de Ingenieros a cargo de la teniente Andrea Ayunta, una joven oficial del Ejército que comandó la operación que implicó armar pontones en la costa, transportarlos hasta un punto elegido para el cruce, sujetar un cable orientador llamado maroma para fijar la rectitud del puente, y luego dirigió operaciones en las cuales soldados y suboficiales tuvieron que sumergirse durante 10 minutos en aguas a 4 grados centígrados.
Fuente: Diario Soldados Digital.

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lunes, 29 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL BRIGADIER GENERAL CORNELIO SAAVEDRA


Cornelio Judas Tadeo de Saavedra vio la luz el 15 de Setiembre de 1759 en la Villa Imperial de Potosí, en lo que hoy son los Andes bolivianos. Su familia era de vieja raigambre americana y su hogar rezumaba prestigio y tradición. Pero las difíciles condiciones climáticas de aquella región impulsaron a la familia Saavedra a regresar a Buenos Aires, de donde era oriundo el padre. Entonces Cornelio cursó estudios en el Real Colegio de San Carlos, distinguiéndose por su inclinación a la filosofía. No obstante, siguiendo el camino de sus mayores, se dedicó al trabajo de la tierra. Casado en 1788 con su prima hermana Francisca de Cabrera y Saavedra, ingresó a la función pública en 1797 como Regidor. Dos años después fue nombrado procurador; en 1801 Alcalde de segundo voto y en 1805 Administrador del depósito pública de trigo. De 1799 data un documento suyo poco conocido: un alegato en pro de la libertad de comercio y la libertad de trabajo.

Las Invasiones Inglesas descubrieron en Saavedra una inesperada vocación por las armas. A propósito de esta iniciación castrense, estampó en sus memorias su propia explicación: “Este fue el origen de mi carrera militar: el inminente peligro de la patria, el riesgo que amenazaba a nuestras vidas y propiedades, y la honrosa distinción que habían hecho los hijos de Buenos Aires prefiriéndome a otros muchos paisanos suyos para jefe y comandante, me hicieron entrar en ella”.

En efecto, durante las invasiones ingleses, el cuerpo de Patricios lo eligió Comandante, marchando él a la cabeza como primer combatiente de este cuerpo, integrado por tres batallones y 23 compañías. Entre quienes despedían a las tropas que iban rumbo a Barracas figuraba su segunda esposa – la primera había fallecido en 1798 -, Saturnina Bárbara de Otárola y del Ribera. Su prestigio creciente en la población de Buenos Aires lo llevó a desempeñar un papel decisivo en las jornadas de Mayo. En la reunión de comandantes del 20 de Mayo negó su apoyo a Cisneros. Dos días más tarde, en el Cabildo abierto, al votar por la destitución del Virrey, obtuvo la adhesión de 86 cabildantes, entre quienes figuraban Castelli, Belgrano, French y otros.

Presidente de la Junta del 25 de Mayo, Saavedra tuvo que enfrentar las alternativas de un clima el cual no estaba acostumbrado. Es decir, un clima político de sutilezas y argucias, de fervor revolucionario con todos los posibles excesos y deformaciones inevitables en un movimiento de esta naturaleza. Después del golpe del 5 y 6 de Abril de 1811 (en el cual Saavedra creyó fortalecerse, apresurándose a separar a los elementos morenistas) abandonó Buenos Aires con rumbo a Salta, con el objeto de reorganizar el derrotado ejército del Desaguadero. Pero el viaje fue aprovechado por sus adversarios para asestara varios golpes: separado del gobierno y del ejército, se intentó confinarlo en San Juan, pero, alertado a tiempo, Saavedra cruzó la cordillera de los Andes por ignotos caminos, arribando a tierra chilena en compañía de su hijo Agustín, de 10 años de edad. En 1814 decido volver a la patria, para no caer en manos españolas, pues los ejércitos reales amenazaban por entonces a Coquimbo. Y mientras vuelve a cruzar la cordillera, su esposa tramita en San Juan el ingreso de Saavedra, que es negado por el Teniente de Gobernador. Doña Saturnina, sin apela al Gobernador Intendente de Cuyo, es decir a San Martín, quien accede a la solicitud.

Finalmente, Saavedra es enviado a Buenos Aires con escolta para hacer acto de presencia en el juicio que se lo había iniciado y tras la revolución del 15 de Abril de 1815, el Cabildo le devolvió su grado militar. De inmediato, sin embargo, al asumir Alvarez Thornas el cargo de Director suplente lo relega a Arrecifes. En 1818 obtuvo la rehabilitación, Desempañó varios cargos militares, aunque de escasa importancia, y en 1822 se le otorgó el retiro absoluto del ejército.

Murió el 29 de Marzo de 1829, y dos días después el diario “El Tiempo” se hizo eco del fallecimiento en escuetas líneas: “A las 8 de la noche del domingo murió repentinamente el Brigadier General Cornelio de Saavedra. Los buenos patriotas deben sentir su pérdida, por los servicios que aquel ciudadano ha prestado el país”.

En Diciembre del mismo año, el gobierno del General Juan José Viamonte concretó su homenaje trasladando los restos de Saavedra a un mausoleo de la Recoleta.

Fuentes: www. revisionistas.com.ar / Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

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domingo, 28 de marzo de 2010

ESCUADRÓN DE QUINTEROS Y LABRADORES


(Caballería)

El agricultor Antonio Luciano Ballester fue el jefe de este cuerpo que se creó con los labradores de las quintas en 1806. Constaba de dos escuadrones de caballería divididos en seis compañías, con un total inicial de 332 plazas.
Tuvo actuación destacada en los combates del 11 y 12 de agosto de 1807, contra el invasor inglés.
El 27 de agosto sus efectivos fueron licenciados, retornando a sus ocupaciones.
Ejercito Nacional.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.

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sábado, 27 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DE LA ESCUELA DE SUBOFICIALES SARGENTO CABRAL


La Escuela de Suboficiales "Sargento CABRAL", tuvo sus orígenes en el reclutamiento de suboficiales llamado de Clases hasta 1916. La primera Escuela de Clases llamada de Cabos y Sargentos de Artillería fue fundada en 1881, siendo su creación definitiva el 04 de abril de 1908.
El edificio que ocupó fue el Cuartel Nro 9 en Campo de Mayo. La instrucción impartida era de tipo teórico- práctico y tenía una duración de cinco meses.
En 1916 pasa a denominarse Escuela de Suboficiales.
En marzo de 1933 pasa a llamarse, Escuela de Suboficiales "Sargento CABRAL", en homenaje a ese arquetipo de soldado que supo ser fiel a su juramento de entregar su vida en el cumplimiento del deber, ejemplo supremo de desprendimiento, coraje y nobleza.
Durante los años 1947 a 1950 dejó de funcionar.
En 1950 se le asigna un nuevo cuartel dentro de Campo de Mayo donde funciona en la actualidad la Escuela de las Armas.
Desde 1908 hasta 2003 la reglamentación sufrió varias modificaciones. El primer reglamento a grandes rasgos establecía que la Escuela tendría tres grados: primer grado, ingresarían todos aquellos que aspirasen al grado de Cabo de las Armas cuya duración era de un año y a segundo y tercer grado concurrían aquellos cabos y sargentos respectivamente con no menos de tres meses de servicio en las filas y propuestos por sus Comandantes de compañía, batería y escuadrón.
Posteriormente y después de algunas modificaciones a los cursantes que egresaban no sólo se le otorgaba el grado de Cabo Primero de las armas, sino que también el título de Instructor Auxiliar con orientación docente, y titulo secundario equivalente al Bachillerato Nacional.
En la actualidad se dictan cursos de dos años, y una vez finalizados los mismos, los Aspirantes egresan como Cabos de las Armas con el título de Bachiller Nacional, y Cabos de las Especialidades y Servicios, con capacitación especializada.
Información e Inscripción en: www.esesc.ejercito.mil.ar

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viernes, 26 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DEL DESFILADERO DE SAN IGNACIO


El 26 de marzo de 1881 se produce el encuentro entre la tropa de la Primera Brigada de la 2º División de Ejército, en campaña al lago Nahuel Huapi, almando del teniente coronel Rufino Ortega con las indiadas de Ñancucheo y Huincaleo. El lugar de la batalla fue el desfiladero de San Ignacio, en el valle del río Aluminé, en donde éste recibe las aguas del Catan Lil y forma el Collon Curá (unión de los departamentos de Catan Lil, Huiliches y Collón Curá, en la precordillera.

“En todo este trayecto se ha avistado al flanco izquierdo de la columna varios jinetes. Son indios que observan nuestra marcha desde la cumbre de elevados cerros, que tan pronto se aproximan como desaparecen, y van, a medida que vamos avanzando, encendiendo el campo en diversas direcciones. Sin temor de equivocarse puede asegurarse que por ese medio avisan nuestra aproximación y el rumbo que seguimos.

Diez baqueanos a las órdenes del ayudante R. Guevara son enviados a examinar el camino del Oeste que se interna en un estrecho cajón, y a la vez, alejar a la partida de indios que tenemos al frente, que con toda osadía llegan a aproximarse hasta un tiro de fusil.

Parece que quieren lucir los magníficos caballos que montan. Bajan y suben a escape empinadísimos cerros y en cuyas cumbres hacen mil molinetes.

El ayudante Guevara regresó sin haber obtenido ningún resultado después de más de una hora de inútiles correrías.

Para llegar al paso del río tenemos que costearlo algunas cuadras; pero todas ellas forman un estrecho desfiladero donde sólo se puede ir de a uno. Nos internamos en él. Los indios nos contemplan desde la orilla opuesta, desde donde pueden contarnos con toda impunidad.

A la conclusión del desfiladero se llega al paso del río. En el momento de vadearlo, el Jefe del 11 de Caballería avisa que los indios han avanzado por nuestra retaguardia y se tirotea con la guardia que la cubre; que ha desprendido al mayor Ruibal con el 3er Escuadrón en su protección.

Efectivamente, un grupo de indios aprovechándose encontrarnos comprometidos en el paso del desfiladero, pasan el río un poco más abajo donde marchábamos y caen de improviso sobre las reses que conducen para nuestra provisión. Los que las cuidan, peones de proveeduría, no ofrenden resistencia; pero los caballerizos más próximos los contienen hasta la llegada de la guardia y del mayor Ruibal que los obliga a repasar el río.

Al propio tiempo que esto pasa a retaguardia, también la cabeza de la columna se bate. Marchan a vanguardia 20 hombres a las órdenes del ayudante Guevara, e inmediatamente detrás sigue la columna. Pásase el río y se emprende la ascensión de un cerro por una pendiente algo inclinada. En la cumbre de éstos, están todavía los indios. Esta osada insistencia hace suponer que intentan algún golpe. Parte del 12 y todo el Regimiento 11 está todavía encajonado en el desfiladero y paso del río.

Hago situar sobre el paso una compañía del Batallón para que proteja y cubra el paso que es susceptible de un ataque por el flanco derecho. El resto avanza. Al coronar el cerro, el ayudante Guevara es cargado violentamente por más de 60 indios. Es apoyado inmediatamente por granaderos del 12 a órdenes del capitán O`Donnell.

Estas fuerzas cargan y doblan a los indios que en su retirada se dividen en dos grupos. La mayor parte de la vanguardia persigue a los de nuestra izquierda, pues los de la derecha han ido a caer a un cajón por donde sigue la columna.

A la izquierda son cargados por retaguardia, y por los indios que perseguían, pero son completamente rechazados. Mientras esto pasa a la izquierda, seis o siete soldados han continuado persiguiendo a los de la derecha y siguen avanzando a su frente.

De improviso son cargados por retaguardia por un número considerable de indios y por los que perseguían. Aunque el resto de la fuerza acude velozmente desde la izquierda, no se puede evitar que lanzeen (sic) a seis.

Aquí muere el sargento Romero, el cabo Cortez y dos soldados del Batallón, quedando un baqueano y un soldado del 12 heridos.

Uno de los muertos debe ser un cacique o capitanejo, pues de su cadáver se ha recogido una espada. Esta tiene en su tasa el escudo de Chile. Los indios que he tenido al frente son los de Ñancucheo y Huincaleo, tal lo asegura el capturado por el comandante Torres, dice haberlos reconocido en los caballos que montan. Su número se calcula en más de 200 los que se han presentado a vanguardia”.

La Primera Brigada había partido desde su acantonamiento en el fuerte 4ª División, el 8 de marzo de 1881, siguiendo el curso descendente del río Agrio, primeramente, para luego proseguir por el de Catan Lil, hasta encontrar, en las cercanías del lugar donde se desarrolló el combate que hemos referido, al río Aluminé.

Más tarde prosiguieron por este río, que cambia de denominación trocándose en Collón Cura, para proseguir su marcha hasta el lago Nahuel Huapi, donde Villegas había dispuesto instalar el campamento central de la División.

Las fuerzas de la Brigada estaban compuestas por: Plana Mayor, 2 jefes, 2 oficiales y 21 soldados; Regimiento 11 de Caballería, 2 jefes, 7 oficiales y 190 tropa; Batallón 12 de Infantería, 2 jefes, 7 oficiales y 263 tropa. Total: 6 jefes, 16 oficiales y 474 tropa.

Nótese la audacia y la estrategia de la indiada que aprovecha al máximo su conocimiento de la topografía de la región por la cual deben pasar los expedicionarios, como así también la ventaja de poseer magníficas caballadas, aclimatadas y acostumbradas a trepar los cerros de la zona.

Esta expedición tenía como fin primordial reconocer todo el territorio “del Triángulo” y tratar de someter a las tribus indias. Esto posibilitó que en la segunda campaña ya se conociera el terreno y las indiadas que se oponían al avance.

Respecto a los dos valientes suboficiales que perdieron la vida, con los dos soldados que lo acompañaron en su entrada en la gloria, no tuvieron el consuelo que el poeta y solado Eduardo Gutiérrez anhelaba para aquellos que iban al Paraguay, a luchar, enviados a esos campos donde caerían tantos argentinos.

Inspirándose en la blanca figura del que fuera capellán de las tropas argentinas en aquella guerra, canónigo Tomás A. Canavery, habría de aspirar a contar con el consuelo de:

El misionero

Poncho blanco no te apartes
de las huestes argentinas denodadas,
cuando suenen los clarines de la guerra,
cuando ruja la batalla
y en el peplo de su sangre
el soldado herido caiga;
que te vea discurriendo
como lirio entre las rosas escarlatas
despertando bendiciones en las bocas
alegrías en las almas,
besos cálidos de amor sobre los pliegues
de la enseña azul y blanca;
y en la noche de la muerte, sé la aurora
de la vida que no muere,
de la vida que no pasa
para el héroe que ha sabido dar su vida
por la vida de la Patria.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar / Raone, Juan Mario – Fortines del desierto – Biblioteca del Suboficial Nº 143

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jueves, 25 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL REGIMIENTO DE INFANTERIA MECANIZADO 15


El RI 15 fue creado el 31 de enero de 1907, sobre la base de las 3ra y 4ta Ca del RI 4, en el campo “Grl Sarmiento” Marquezado (San Juan); siendo su primer Jefe el Tcnl Pedro Cáseres.

El 1ro de enero de 1910 se desdoblaron sus batallones pasando el 2do a guarnecer la capital riojana. Este batallón ocupó diversos edificios en la ciudad hasta la inauguración de sus cuarteles actuales el 8 de junio de 1937, en una ceremonia que presidió el entonces Presidente de la Nación Grl Div Agustín P. Justo. A partir del 1ro de enero de 1940 toda la Unidad se reunió en la ciudad de La Rioja, y en enero de 1942 se completó a tres batallones.

El 22 de diciembre de 1964, se disuelve. Casi 30 años después y a órdenes del Teniente Coronel Rafael José Barni, se recrea el 24 de marzo de 1993.

Esta Unidad participó de importantes hechos a lo largo de su vida y últimamente a partir de su reactivación: En septiembre del año 1995 realizó una marcha a pie atravesando las cumbres del Velazco, para alcanzar la ciudad de Chilecito, en cuatro duras jornadas; cubriendo aproximadamente 120 km . Emulando lo realizado en agosto del año 1937 por el antiguo IIdo Batallón del RI 15, que realizando ejercitaciones en Chilecito regresa a La Rioja en una marcha a pie, surcando sus hombres estas majestuosas sierras por primera vez en la vida de su querido Regimiento.

En 1995 el RI 15 cambia su denominación a RI Mec 15 y en marzo de 1997 arriban los primeros Vehículos de Combate Semioruga; para transporte de personal.

El 17 de octubre 1997 se lleva a cabo la ceremonia de mecanización e imposición de su nombre histórico, “General Francisco Ortiz de Ocampo” presidido por el señor Presidente de la Nación.

En el año 1997, ya como Regimiento Mecanizado, estrena esta condición en la provincia de Córdoba en donde se realizó el Ejercicio “Libertador” junto a todas las Unidades integrantes del IIIer Cuerpo de Ejército “Ejército del Norte” y en la que obtiene resultados altamente satisfactorios en el rendimiento operacional de sus hombres; en una operación ofensiva con munición de guerra.

Participa activamente en la integración con la comunidad riojana, con la que logró una excelente relación Ejército- Sociedad. En marzo del año 2000 brinda apoyo a la localidad de Balde de Pacheco (Dpto Grl Belgrano) de las inundaciones sufridas por esa población, realiza actividades de rescate de personas en la ciudad de Olta, transporte y distribución de agua, víveres, frazadas, ropa en Grl, y transporte de medicamentos

El 21 de Diciembre de 2001 colaboró con personal y medios para ayudar a los damnificados de la fuerte tormenta de lluvia y viento huracanado que se produjo en la provincia.
El 28 de mayo de 2002 colabora con personal y medios en la remoción de edificios, transporte de víveres y materiales en las localidades de Chuquis y Aminga, en el Dpto Castro de Barros, que sufrieron los efectos de un fuerte temblor que provocó numerosos daños materiales.

De esta manera, y de muchas más, la comunidad riojana dispone disponer del apoyo del Regimiento de Infantería Mecanizado 15, Unidad en la que sus hombres poseen un espíritu tan fuerte como el metal de sus vehículos, pero también la sencillez y bondad de sus corazones para el bienestar de su comunidad.
Fuente: www.rimec15.ejercito.mil.ar

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miércoles, 24 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE SAUCE REDONDO


Luego de la derrota de las tropas patriotas en Ayohuma y aprobado el plan sugerido por Dorrego para la reorganización de la vanguardia, éste permaneció unos días en las líneas avanzadoras, instruyendo oficiales y tomando diversas disposiciones. En su transcurso llegó al cuartel general de Tucumán el mayor Martín Güemes, a quien Manuel Belgrano había expulsado del ejército en la primera retirada de Jujuy, a consecuencia de una historia de amoríos que se hizo pública y chocó con las ideas de riguroso orden social sustentadas por el general ahora en desgracia. San Martín lo envió a la vanguardia, y Dorrego le colocó en el lugar que anteriormente había destinado a Pedro Zabala, que era de mucha acción y sirvió después a tan famoso y heroico guerrillero, para dar la medida de su capacidad.

Güemes pertenecía a una familia honorable de la Capital de la provincia que tanto habría de defender, y no carecía de cultura; pero, penetrado de la idiosincrasia del gaucho, especialmente en breve estadía en la Banda Oriental, donde contempló y admiró de cerca la popularidad de Artigas, aunque sin gustar de los propósitos de este caudillo, procuró identificarse con los campesinos el norte usando su traje, empleando su lenguaje, halagando en grotescas y zafadas peroraciones –que no dejaba escuchar a ninguna persona con alguna educación, ni aun a sus ayudantes- el odio a las clases superiores de la sociedad en general y a los falsos “nobles”, entre los cuales hubiera podido alternar, particularmente. Tenía esbelta figura, ancha y despejada frente, ojos singularmente vivarachos, poblada barba negra que dejaba crecer hasta el pecho; pero su vos era trabajosa y confusa, a consecuencia de un defecto de la úvula, según un contemporáneo: “quien no estaba acostumbrado a su trato, sufría una sensación penosa al oírlo”

Mientras el coronel Saravia daba cuenta a San Martín que habían sido distribuidas todas las partidas de acuerdo con las órdenes de Dorrego (10 de febrero de 1814), éste daba por terminada su misión en Salta y se retiraba al cuartel general de Tucumán.

Afanoso Güemes por probar en la pelea la bravura y la adhesión de los gauchos, como el enemigo no se atrevía a lanzar partidas a la campaña aleccionado por los percances ya sufridos, fue en su busca introduciéndose en el valle de Lerma; el 9 de marzo batió una avanzada realista en los suburbios de la ciudad, y el 11, habiendo realizado el coronel Castro una salida con toda su poderosa vanguardia para hacer lo que le parecía peligroso e inútil esperar de pequeños destacamentos, fue acosado de tal manera por los gauchos apostados detrás de los árboles, que se descorazonó muy pronto, y sin haber salido del valle, regresó a su cuartel a los tres días. “Los gauchos de Salta solos –oficiaba San Martín al Gobierno General- están haciendo al enemigo una guerra tan terrible….”.

El 18 de marzo, otra avanzada de la plaza fue sorprendida por los gauchos de Güemes; pero a despecho de eso, un piquete realista de 56 hombres al mando del capitán José Lucas Fajardo, consiguió deslizarse hasta las cercanías de Guachipas.

El 24, habiendo sido sentido por José Apolinar Saravia –gaucho joven que sentía dio feroz a los “godos”, y del cual se refiere que en la gloriosa tarde de Tucumán riñó con otro oficial que se opuso al sacrificio de un prisionero, y un rato después, viendo a aquél agredido por un enemigo rezagado, le salvó la vida, exponiendo la suya, sin reconciliarse-, pagó su temeridad. Saravia, reuniendo 30 “partidarios” de los que estaban a sus órdenes y algunos gauchos armados con garrotes y chuzas, lo acometió en Sauce Redondo, matando 11 hombres, entre los cuales cayó Fajardo, y haciendo 27 prisioneros, a cambio de cuatro bajas solamente. “No puedo prescindir de manifestar a V. S., aunque de paso –escribió San Martín al coronel Pedro José Saravia-, cuán pausible y satisfactoria me ha sido la valerosa comportación del precitado comandante don José Apolinar, la de su hermano don Domingo y de toda la demás gente de su mando en la brillante guerrilla del 24”.

Filiberto de Oliveira Cezar en su obra “Güemes y sus Gauchos”, transcribe una carta referida a este combate del comandante Saravia, dirigida a Güemes, fechada en Guachipas el 25 de marzo de 1814: “……. A las 2 de la tarde observaron mis descubiertas que el enemigo en número de 56 hombres bien armados, al mando del Capitán D. José Lucas Fajardo, se dirigía por el paso del río de Guachipas hacia este rumbo; inmediatamente di orden para que mis descubiertas y avanzadas, que estaban en el Sauce Redondo, se replegasen hasta las casas de D. Manuel Castellanos, entre tanto yo hacía avanzar mi retaguardia que se hallaba situada en la capilla para protegerlas oportunamente. En efecto, a las 3 ½ de la tarde campó el enemigo en el Sauce Redondo, y a las 4 rompí el fuego contra su avanzada, con una guerrilla de doce hombres al mando del Alférez de caballería de línea, D. José Antonio Suárez. Observando que muerto dicho alférez me rechazaban la guerrilla, cargué inmediatamente con el resto de mi división, y pasadas las primeras descargas de fusil, a las que se sostenía vigorosamente, mandé avanzar, sable, garrote y chuza en mano: en ese momento desordenado, el enemigo huyó vergonzosamente, de lo que resulta haber conseguido una completa victoria, haciéndoles 27 prisioneros, entre ellos 14 mal heridos; a más de éstos, 8 soldados, 2 sargentos y el Comandante Fajardo muerto; consistiendo mi pérdida únicamente en la muerte del Alférez Suárez, dos soldados y un paisano herido (…) Después de encarecer a V.E. el valor, constancia y regocijo con que todos mis soldados y paisanos se han comportado, debo particularmente recomendar a la consideración de V. E., la viuda e hijos de dicho Alférez Suárez, cuyo ingente valor lo precipitó en la tumba donde yace, con solo el interés de la libertad…” .

El 29 salieron de la plaza 80 realistas mandados personalmente por Castro, para atacar a los patriotas mandados por Güemes, cuyas posiciones habían sido descubiertas, pero el segundo se anticipó al primero, logrando sorprenderlo y desbaratarle la mitad de la gente.

Los servicios de Güemes fueron premiados con el grado de teniente coronel y el mando superior de la vanguardia, en que relevó al coronel Saravia. Aumentó su prestigio, su acción cobró aún mayor energía, y los realistas, cada vez más encerrados en la ciudad, creyeron sufrir el asedio de un gran ejército. Pidieron nuevamente refuerzos, y obtenidos, destinaron mil hombres a la conquista de una zona de la campaña, que les sirviese para extraer recursos. Esa fuerza, que maniobró fraccionada en dos divisiones mandadas respectivamente por los coroneles Gullermo Marquiegui (salteño) y Antonio María Alvarez, nada pudo conseguir; regresó a los pocos días, con gran fatiga y algunas pérdidas causadas por la diaria hostilización de los gauchos.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. Revisionistas.com.ar / Oliveira Cezar, Filiberto de – Güemes y sus Gauchos: escenas de la independencia argentina – Buenos Aires (1895) / Paz, José María – Memorias póstumas / Uteda, Saturnino – Vida Militar de Dorrego – La Plata (1917).


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martes, 23 de marzo de 2010

EL ESCUDO DE CHANCAY O LA HISTORIA DE UNA SANCIÓN ENALTECEDORA


Chancay es una pequeña localidad que se encuentra en territorio peruano, sobre la costa del Océano Pacífico, en la cual, el 25 de noviembre de 1820, un puñado de valerosos soldados patriotas protagonizó una heroica acción que se perpetuaría en la historia.Corrían los duros años de la epopeya emancipadora y poco faltaba para que esta culminara en Ayacucho. El avance del ardor libertario, partiendo del Plata, había corrido a través de la mole andina liberando a Chile y en esos momentos, estaba consolidando su plan en suelo peruano.Entre uno de los tantos hechos de armas que contribuyeron al esfuerzo patriota, se encuentra el protagonizado por un piquete de 19 granaderos, al mando del fogoso y temerario Teniente Juan Pascual Pringles. Este había recibido orden de marchar a la Caleta de Pescadores, a 15 Km de Chancay, donde debía aguardar al comandante colombiano Tomás Heres, y a varios oficiales del Batallón Numancia, para transmitirles una orden y aguardar la respuesta
Como expresa recomendación, había recibido la de evitar todo encuentro con tropas realistas, debiendo replegarse en ese caso al emplazamiento de la reserva patriota, con prohibición absoluta de empeñarse en combate.El destacamento realizó una marcha forzada durante la noche desde su campamento hasta el lugar indicado, que quedaba entre los médanos de una costa relativamente baja con algunas barrancas, encontrándose allí al amanecer. Hasta allí, cumplió en un todo las precisas indicaciones que tenía, cuando de improviso surgieron de las brumas de la todavía incierta mañana, tres escuadrones españoles que superaban holgadamente al reducido destacamento de granaderos.El aparecer y presentar combate fue una sola acción que, sorprendiendo a los patriotas, tanto por el número cuanto por la configuración del terreno, los obligó a combatir desigualmente y de espaldas al marPringles, resuelto a abrirse paso, cargó en varios intentos, dejando tres muertos y once heridos, incluido él mismo. Negándose a entregarse y en un arrebato de indignación e impotencia desesperada, volvió grupas a su cabalgadura e intrépidamente se internó entre las olas, ante la vista atónita y admirada de sus propios soldados y del enemigo.El jefe español, mandó rápidamente un estafeta a informar del hecho a su jefe inmediato, el general Valdez, quien marchaba no lejos de allí, al mando del grueso de las tropas españolas. Enterado, éste galopó hasta el lugar del combate, llegando a presenciar el momento en que Pringles, aún montado, era envuelto por el oleaje, perdía el equilibrio y era presa de la violencia del mar, siendo desmontado. Valdez picó espuelas a su cabalgadura y también penetró en el agua, ofreciéndole a Pringles a viva voz la garantía de su vida.Este, advirtiendo tal vez lo estéril de su sacrificio y medio ahogado, alcanzó las ancas del caballo del general y aceptó su propia salvación. Llegado a la playa, Valdez ordenó rescatar al caballo del valeroso oficial y reunir a sus soldados.San Martín recibió el parte del jefe de Pringles, Alvarado, en el cuartel general de Supe. En el Boletín del Ejército Unido Libertador del Perú, correspondiente al 2 de diciembre de 1820, se hizo conocer lo ocurrido a las tropas, en los siguientes términos:
[...] Una partida de 19 granaderos al mando del Teniente Pringles salió a reconocer al enemigo y por fortuna nuestra fue cortada por 80 caballos y hecha prisionera cerca de Chancay. Ellos se rindieron, pero el enemigo quedó cubierto de ignominia; quizá no hay ejemplo en el mundo, de un combate más desigual y que tanto deshonre al vencedor: los vencidos se han hecho acreedores de la admiración de los enemigos y del aplauso de sus compañeros de armas.
Posteriormente, la orden del día, proclamó lo siguiente: [...] ¡Soldados! Una de nuestras partidas de observación ha caído en poder de los enemigos en Chancay: el teniente Pringles y 19 granaderos fueron sorprendidos por setenta hombres. Cargaron sobre ellos, rompieron la línea, pero al fin tuvieron que ponerse en fuga a la vista de cien hombres más que venían a unirse a los últimos. De nuestros bravos, tres quedaron en el campo, once fueron heridos y seis han caído prisioneros, incluso el oficial. La excesiva superioridad del número y el estado en que se hallaban los caballos de nuestra partida, han dado al enemigo este humillante triunfo. Él debe avergonzarse de haber vencido a 20 granaderos que acababan de romper su línea y dejar tendidos en el campo, entre muertos y heridos, a 26 lanceros y a más de un oficial, según se asegura. El vencedor ha quedado escarmentado en este choque, y llenos de orgullo, los vencidos. ¡Soldados!: No temáis a un enemigo que sólo busca victorias que degradan y daos la enhorabuena por una pérdida que hace tanto honor a nuestros compañeros de armas. San Martín.
En los primeros días de enero de 1821 el teniente Pringles y sus granaderos fueron canjeados y remitidos de Lima al campamento patriota, en Huaura, después de una penosa estadía en los lóbregos calabozos de Casas Matas, en las baterías de El Callao, donde no tuvieron honores ni reconocimiento a su bravura, sino solamente, y en dura forma, el tratamiento dado a un enemigo prisionero. Pringles recibió una severísima reprimenda, seguida de una grave sanción, por parte del general San Martín, pero no por ello su magnanimidad dejó de reconocer la intrepidez y el valor del joven oficial, por lo que al anunciarle su reincorporación al Ejército Libertador, resolvió otorgarle un honroso premio.
Consta de un escudo redondo de paño celeste, que lleva bordadas en plata en su perímetro, dos ramas de laurel y una inscripción singular, no tanto en su mensaje, cuanto por las formas en que está expresado. Dice así:
“GLORIA A LOS VENCIDOS EN CHANCAY”
El premio, sin olvidar la derrota, resaltaba el reconocimiento a la recia bravura de la acción, mediante una inscripción en grandes letras, mientras que aquella aparecía en caracteres pequeños.Así, la sanción se convirtió en honrosa prenda de reconocimiento al valor y al arrojo demostrados por el gallardo oficial. Ejemplos como este, que abundan en nuestra historia militar, deberían ser tenidos en cuenta a la hora de poner pecho, no solamente a las armas enemigas, sino también, incluso, hasta la ofensa verbal y cobarde de quienes pretenden atacar o insultar a las instituciones de la República. He aquí, una vez más, otra de las muy actuales enseñanzas que nos da nuestro venerable pasado, y en este caso, relacionado con el Espíritu Militar.
Fuente: Por el My (R) Sergio O. H. Toyos para el Diario Soldados.

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lunes, 22 de marzo de 2010

ACCIONES DEL HOSPITAL DE CAMPAÑA EN CHILE


El centro de salud comenzó a funcionar el sábado 6 de marzo, atendiendo hasta hoy a 40 personas que presentaron crisis de stress, quemaduras, casos de hipertensión, diabetes, bronquitis, y gastritis, entre otras patologías.
El hospital se encuentra operando en el nivel 1 y para hoy se pondrá en funcionamiento el quirófano, por lo cual se pasará al nivel 2.
La dotación del centro asistencial, que está al mando del comodoro Miguel Angel Lucero, está compuesta por 34 hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas de Argentina, cumpliendo tareas médicas y de logística.
De los 34 efectivos, ocho pertenecen al Ejército, tres a la Armada y 23 a la Fuerza Aérea.
El hospital de campaña, perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina, está compuesto por doce módulos con las siguientes capacidades: laboratorio, quirófano, unidad de terapia intensiva, electroencefalógrafo, sala de emergencia, 30 camas para internación, baños, consultorios, planta potabilizadora de agua con cisterna, dos grupos electrógenos y una ambulancia.
La unidad sanitaria argentina, similar a la que funciona desde 2004 en la misión de paz en Haití, está desplegada en la ciudad de Curicó, ubicada a 250 kilómetros al sur de Santiago de Chile.
El Estado Mayor Conjunto de las FFAA se encuentra a cargo del brigadier general Jorge Chevalier.

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domingo, 21 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA ESCUELA MILITAR DE MONTAÑA


El 20 Marzo de 1964 se crea la Escuela Militar de Montaña. Este Instituto nació el 20 de marzo de 1964 como “Destacamento de Instrucción Andino” nutriéndose inicialmente con los Oficiales y Suboficiales del Batallón de Ingenieros de Montaña 6. Tiene como antecedentes inmediatos a los Destacamentos de Montaña de Cuyo y Norte, que centralizaron la educación de los montañeses militares hasta el año 1940.La gran reorganización llevada a cabo en el Ejército en la década del 60, transformó esos Destacamentos de Montaña en las actuales Brigadas VI y VIII de la especialidad, ambas dependientes Cuerpo de Ejército IV “Ejército de los Andes”, el que debió su denominación al glorioso Ejército Libertador, primer Cuerpo de Montaña de América, ideado y conducido por el Gran Capitán Don José de San Martín.

El 18 de diciembre de 1967 cambió su denominación por la de “Escuela de Instrucción Andina”, acorde con su dependencia orgánica del Comando de Institutos Militares. A fines de 1980, en razón de nuevos conceptos y criterios orgánicos, el Instituto tomó su actual denominación.

Actualmente, la Escuela Militar de Montaña constituye el centro de entrenamiento avanzada de actividades y técnicas de combate en montaña del que dispone la Fuerza. Para ello, tiene responsabilidad primaria sobre el planeamiento y desarrollo de sus cursos complementarios para la preparación de los Cuadros del Ejército en técnicas, habilidades y destrezas, así como en la conducción táctica de fracciones específicas y particulares de montaña.El año académico militar se articula en una sucesión ininterrumpida de cursos: en época estival con prioridad en técnicas andinas de escalada, y en época invernal con preponderancia en técnicas esquísticas.

Otros cursos complementarios contribuyen a vertebrar un adiestramiento homogéneo y coherente que alcanza su grado más avanzado en el curso de Cazadores de Montaña.

A lo largo del año, la Escuela Militar de Montaña recibe contingentes de Oficiales, Suboficiales y Soldados de países amigos, que participan del desarrollo de diversos cursos, como así también en actividades de intercambio individual y de fracciones orgánicas.Dentro de las tareas que realiza el Instituto cabe destacar los periódicos reconocimientos realizados en la región de montaña de nuestro país, Los Hielos Continentales, apoyo al curso de adaptación que realiza el Comando Antártico y el apoyo a empresa andinísticas de envergadura, nacionales e internacionales, que pueda realizar personal civil y /o militar de la Fuerza o de otras FFAA. Consecuentemente con las misiones subsidiarias del Ejército, la Escuela Militar de Montaña participa en el apoyo a la comunidad en la lucha contra incendios forestales, desastres naturales como derrumbes, en la búsqueda y rescate de andinistas, y turistas extraviados o accidentados en la zona andina de su jurisdicción. Entre los cursos más importantes que se dictan encontramos el de Escaladores Militares, Instructores o Subinstructores Militares de Andinismo, Esquiadores Militares, Instructores o Subinstructores Militares de Esquí y el de Cazadores de Montaña.

También existen cursos complementarios como Instructor de Cazadores de Montaña, Nivelación de Baqueanos, Rescate en Montaña y el de Jefes de Subunidad de Montaña.La tarea de la Escuela Militar de Montaña trasciende la frontera de lo estrictamente militar, ya que cuenta con el reconocimiento de otras instituciones privadas nacionales e internacionales, y actividades de intercambio con países como España, Chile y Estados Unidos.

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sábado, 20 de marzo de 2010

CUERPO DE MORENOS


(Infanteria)
Como su nombre lo indica, se refiere a gente de color, agrupada en nueve compañías de 60 plazas cada una, incorporadas al Regimiento de Patricios, cuyos méritos les tocó compartir.

Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.



viernes, 19 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE CANCHA RAYADA


El día 19 de marzo de 1818 se produce la Batalla de Cancha Rayada. Fuerzas realistas atacan el campamento del Ejército de los Andes, logrando desarticular las defensas y producir grandes pérdidas de hombres y material. El Coronel Juan Gregorio de Las Heras logró organizar una defensa efectiva con su unidad, el 11 de Línea, sin alcanzar a contener el ataque español.
Después del juramento de independencia el 12 de febrero de 1818, el ejército unido argentino-chileno conformado por 8.000 hombres, seguía observando a los realistas que avanzaron situándose en la ciudad de Talca.
Al caer la noche del 18 de marzo de 1818, el ejército aliado acampó en dos líneas paralelas dispuesto a pasar la noche. El General y Libertador José de San Martín viendo su posición muy comprometida, decidió cambiar de posición antes del amanecer, pero a iniciativa del General José Ordoñez, los realistas decidieron atacar cuanto antes.
Sorpresivamente, San Martín fue avisado de que el enemigo salía de la ciudad, y sin tiempo para organizar la defensa, fue atacado por las tropas realistas. La confusión y el pánico desorganizaron las filas patriotas. Pero el General Juan Gregorio de Las Heras, que conocía la táctica realista de tomar por sorpresa al enemigo, pudo salvar íntegra la división de 3.000 hombres, escapando a menos de 200 metros de la retaguardia realista en un acto brillante. Cabe aclarar que Ordoñez era un viejo conocido de Las Heras, que lo había enfrentado varias veces antes y durante el sitio y asalto de Talcahuano..
San Martín logró movilizar a sus hombres hacia una posición donde sus tropas comenzaron a responder el fuego. Una vez realizada la maniobra las tropas patriotas se retiraron dejando 120 muertos, 300 heridos, 2.000 dispersos y 21 cañones. Los realistas tuvieron cerca de 200 muertos y heridos.


jueves, 18 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE PARAGÜY


El 1 de marzo de 1876 el coronel Salvador Maldonado tiene que hacer frente en Horquetas del Sauce a 2.500 lanzas, que resultan batidas. Pero, rehechos los indígenas del revés sufrido, vuelven a irrumpir en los poblados, y son nuevamente vencidos por el coronel Victoriano Rodríguez y el teniente coronel Antonio Dónovan en el Paso de los Chilenos. El salvaje combatía con furia a pie o a caballo, como lo demostró en el combate de La Tigra, cuando miles de vacunos, lanares y yeguarizos eran arreados para la toldería. Después de dos días de seria refriega, los comandantes Vintter y Freire consiguen arrebatarle 250.000 cabezas.

Sin embargo, la batalla decisiva que dio en tierra con el propósito terrorista y de intimidación de esta serie pavorosa de malones, fue la de Paragüil. Del 16 al 18 de marzo se desata sobre el torturado escenario de Juárez, Tres Arroyos y Necochea una ola brutal de 3.000 jinetes al mando del propio cacique Manuel Namuncurá, de Juan José Catriel y de Pincén. Al coronel Levalle corresponde la grave responsabilidad de hacerles frente. Junto a la laguna de Paragüil se da la más encarnizada batalla de la serie conocida por “invasión grande”. Los indios rugían como bestias embravecidas, resueltos a triunfar o morir en el combate, y la suerte de la batalla se tornaba adversa para Levalle después de cinco horas de sangriento entrevero. La superioridad numérica del aborigen se imponía gradualmente, y ya tocaba a su fin la resistencia de los nuestros, encerrados en un estrecho círculo de lanzas y alaridos, cuando se produce la intervención providencial de Maldonado, “la mejor lanza del ejército, discípulo de Sandes, que entra en la batalla como un ciclón de aceros relumbrantes, a cuya vista el indio se sobrecoge de terror y huye abandonándolo todo y para siempre”.

El coronel Nicolás Levalle dirige la siguiente nota al Ministro de Guerra y Marina, Coronel Alsina: “Campo de Combate, Laguna Paragüy. Marzo 19 de 1876 - Estimado Sr. Ministro y Amigo: Tengo el placer de comunicarle que ayer a las 5 de la tarde he batido a los indios que estaban en este punto, derrotándolos completamente, no habiendo podido efectuar persecución por haberse fraccionado los indios en su derrota, unos hacia el sur, los que probablemente saldrán entre Libertad y Lamadrid, y otros al sur-oeste, lo que me supongo saldrán entre Aldecoa y Defensa. Esto por una parte y por otra, por haber cerrado la noche y estar casi a pie, pues en el trayecto que he recorrido, que son nueve o diez leguas de campo completamente guadaloso, con una caballada que había hecho mas de 40 leguas, se postró completamente, dejando la mayor parte de ella, pues era necesario batirlos a esa hora y en todo trance, después que nos habían descubierto, a fin de que no se llevasen el arreo”
“Sr. Ministro, no puedo calcular en este momento el inmenso arreo que había, debiendo hacerle presente que los indios tenían muchas majadas de ovejas y muchos otros objetos. Sr. Ministro, los indios que había en este punto serían 1.500, lo que me hace suponer que hay indios adentro, y temiéndome que muchos de ellos puedan reunir la inmensa cantidad de hacienda que había aquí que se retiraba para adentro. No pudiendo darle a V.E. datos exactos hasta este momento, pues ha amanecido una neblina tan densa y que dura hasta este momento, que son las 10 de la mañana, que no se distingue a una cuadra de distancia, sin embargo he mandado los tres Regimientos de Caballería a explorar el campo en distintas direcciones, buscando las rastrilladas, los que hasta este momento no tengo parte, sin embargo, abrigo la esperanza que algo mas se puede hacer, pues se han avistado grupos de indios por parte de unos bomberos que acabo de recibir”.
“Sr. Ministro, al terminar ésta, debo hacer presente la brillante comportación de los Regimientos que han chocado, que son el 1º y el 11º, no habiendo cabido tal suerte al Regimiento 5º por haber iniciado su carga apoyado por infantería, a la vista de la que, los indios se retiraron a media rienda, habiendo seguido el Regimiento hasta donde pudo, y completamente cerrada la noche, mande tocar reunión a fin de organizar las fuerzas y que se nos incorporasen grupos de soldados que habían quedado a la retaguardia con los caballos cansados”.
“Sr. Ministro y amigo: Lo felicito con el profundo pesar de que esta jornada no haya sido tan completa como yo deseaba, los indios han dejado treinta y tantos muertos, llevando muchos heridos, por nuestra parte no tenemos mas que dos heridos del Regimiento 1º de Caballería y un soldado de mi escolta, un piquete de 20 hombres del Batallón 5º, la que también una parte de ella cargo. – Nicolás Levalle”
“P.S. Sr. Ministro, entre los indios que había, en su mayor parte eran los de Catriel, los que se han batido bravamente, haciéndonos fuego con muchas carabinas, Remington y revolver, encontrándose Juan José (Catriel) enancado y el que se supone herido. El caballo del coronel Plácido López recibió en la cabeza un balazo de Remignton. Vale”.

Este combate tuvo enormes trascendencias en el curso de la campaña. Cada vez arraigaba con mayor fuerza en la conciencia del enemigo el sentimiento de inferioridad ante la eficaz organización del cristiano. A partir de entonces las cosas fueron de mal en peor para el ambicioso y astuto cacique de la última gran confederación india que dominó en las llanuras. De ahí que empezase a retroceder tierra adentro, dejando para siempre la iniciativa en manos de las tropas nacionales.

Fuentes: Clifton Goldney, Adalberto A. – El cacique Namuncurá – Buenos Aires (1963) / www. revisionistas.com.ar / Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

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miércoles, 17 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL GENERAL JUAN RAMÓN BALCARCE


Nació en Buenos Aires, el 16 de Marzo de 1773, siendo sus padres el teniente coronel de Blandengues, Francisco Balcarce o Balcarcel –natural de Barcelona- y María Victoria Martínez Fontes. Fue el mayor de una familia de militares, habiendo nacido sus hermanos que siguieron su vocación en las fechas siguientes: Antonio González, el 13 de Junio de 1774; Marcos, el 25 de Abril de 1777; Francisco, el 9 de Noviembre de 1778; José Patricio, el 16 de Julio de 1779 y Diego, el 13 de Noviembre de 1784.

Ingresó en el Regimiento de Blandengues de la Frontera, el 2 de Octubre de 1789, ascendiendo a alférez en 1793 y a teniente en 1799. Revistando en esta unidad, participó en 1801 en la campaña realizada por Sobremonte contra los portugueses que habían ocupado las Misiones Orientales.

En 1805 con el grado de ayudante mayor, fue transferido a la Comandancia General de Armas de Tucumán donde se hallaba cuando los ingleses desembarcaron en la playa de los Quilmes. Quiso regresar de inmediato a Buenos Aires no consiguiendo permiso para hacerlo, dirigiéndose a Córdoba donde tuvo noticias de la Reconquista. Colaboró en la Defensa (5 y 6 de Julio de 1807) al lado de Liniers que lo designó su ayudante. Por Real Orden del 9 de Febrero de 1808 y en mérito a los relevantes servicios prestados al Rey, recibió el nombramiento de capitán de Caballería y el 8 de Noviembre siguiente el de sargento mayor del 1. Escuadrón de Húsares.

Activo conspirador en las reuniones previas al pronunciamiento de Mayo, ajustó su conducta a lo que hacían su jefe directo Martín Rodríguez y Saavedra, votando en el “Cabildo Abierto” del 22 de Mayo en contra de Cisneros. Formada la Junta presidida por el virrey, fue uno de los jefes que más se opuso a ello, firmando el petitorio que se remitió al Cabildo y que puso fin a las diferencias.

Establecido el Primer Gobierno Patrio, como gozaba de la confianza del presidente Saavedra, éste le encomendó dos tareas de gran responsabilidad: la primera, consistente en embarcar para Europa a Cisneros y a varios ex-funcionarios que dejando de lado el juramento hecho tomaron contacto con el gobierno instalado en Cádiz; la segunda, fue aún más trascendente pues se trató nada menos que de ejecutar a Liniers y a los rebeldes cordobeses. Ambas misiones encomendadas a Balcarce fueron cumplidas fielmente.

La presencia de Balcarce en las dos contingencias, respondió al deseo de Saavedra de que no se cometieran arbitrariedades y se desvirtuara lo resuelto por el gobierno. Tal vez convenga recordar, que Moreno propuso “cortarles la cabeza” a los funcionarios españoles comprendidos en el decreto de extradición y que Castelli luego del drama del “Monte de los Papagayos” se retiró tocando a Balcarce dar a los “arcabuceados” en Cruz Alta cristiana sepultura.

El 5 y 6 de Abril de 1811 como lo testificó el doctor Manuel Felipe de Molina, apoyó a los sediciosos. Reorganizada la Junta Grande, se lo destinó al Alto Perú junto con el teniente coronel de Patricios Juan Antonio Pereyra, con la misión de conversar con los oficiales de las unidades para apaciguarlos y encauzarlos en la disciplina. Partió hacia el norte y al llegar a Tucumán tuvo conocimiento del desastre de Huaqui y de la retirada general de las fuerzas hacia el Sur, desistiendo de cumplir con la misión encomendada trasladándose a Salta.

Incorporado posteriormente al Ejército, en Nazareno recibió los restos de su hermano Francisco, muerto heroicamente a orillas del Río Suipacha, mientras se batía al frente de una compañía de Dragones.

Al recibir Belgrano de manos de Pueyrredón el Ejército del Norte, procedió a reorganizar los mandos y las unidades asignando nuevos cargos y misiones a los distintos jefes; a Juan Ramón Balcarce le tocó comandar la Vanguardia adelantada en la Quebrada de Humahuaca, donde cumplió una difícil tarea poniéndose a prueba todas sus aptitudes, iniciativa y valor. Salió muy bien del paso y hasta que no se produjo el avance de la masa del Ejército Realista con el general Tristán no abandonó la Quebrada.

El 3 de Setiembre de 1812, en plena retirada hacia el sur, intervino en la acción de Las Piedras, donde fue derrotado Huici y el 24 siguiente en la batalla de Tucumán dirigiendo la caballería del ala derecha, se constituyó en un factor decisivo para el triunfo.

Al producirse la elección de diputados para integrar la Asamblea General Constituyente a reunirse en Buenos Aires, conocida posteriormente como la Asamblea del año 13, resultó elegido para representar a Tucumán. Esto lo indujo a pedir su retiro del servicio activo, para dedicarse exclusivamente a la nueva actividad.

En 1814, ante la amenaza de una gran ofensiva española sobre el Norte, fue incorporado nuevamente al servicio activo, nombrándosele comandante general de Milicias de toda la Campaña puesto en que se lo promovió a coronel.

Ostentando los entorchados de coronel mayor, fue elegido gobernador-intendente de Buenos Aires y estando en esas funciones, derrotó el 27 de Noviembre en Paso de Aguirre a una fuerte montonera mandada por Estanislao López.

Al organizarse en 1819 una fuerza para operar contra Entre Ríos, Santa Fe y la Banda Oriental, se lo designó segundo comandante de la misma; el 1º de Febrero de 1820 los porteños sufrieron un descalabro en Cañada de Cepeda, desbandándose la caballería en tanto la infantería a las órdenes de Balcarce se negó a rendirse ante el requerimiento de López, desprendiéndose durante la noche en perfecto orden y sin bajas, alcanzando San Nicolás al amanecer.

El 6 de Marzo de 1820 reemplazó a Sarratea en el gobierno porteño, abandonando el cargo a los dos meses para expatriarse en Montevideo donde permaneció varios años.

En oportunidad de la Guerra contra el Imperio del Brasil, Dorrego lo designó el 14 de Agosto de 1827, ministro de Guerra y posteriormente, plenipotenciario en Río de Janeiro para negociar la paz y remediar los errores cometidos por Rivadavia en tan importante cuestión. De vuelta a Buenos Aires, el motín del 1º de Diciembre de 1828 lo obligó a refugiarse nuevamente en Montevideo a la espera que en la capital soplaran vientos más favorables.

Al asumir la gobernación Juan Manuel de Rosas requirió su colaboración, designándolo ministro de Guerra, a pesar de no ser un hombre ni adicto a su persona ni a su política.

Siendo ministro salió a campaña rumbo a Córdoba, con varias unidades de infantería para reforzar las columnas de montoneros e indios de Estanislao López amenazadas por el general Paz, dos veces vencedor de Facundo en la Tablada y Oncativo. Las unidades que llevaba Balcarce, tal vez hubieran creado problemas a Paz, acostumbrado a resolver las batallas mediante el empleo adecuado de la infantería, de la cual los federales en principio carecían. Las boleadoras lanzadas por Zeballo en Los Alvarez el 10 de Mayo de 1831, impidieron aquella confrontación.

El 17 de Diciembre de 1832 asumió nuevamente la gobernación de Buenos Aires elegido por la Undécima Legislatura Provincial. Su administración fue progresista, tratando de organizar el manejo de la cosa pública sobre bases jurídicas permanentes, cosa un tanto difícil en aquella época de improvisaciones y arbitrariedades. Derogó leyes retrógradas, restableció la libertad de imprenta y redactó una Constitución, donde fijó responsabilidades y derechos a hombres e instituciones.

Rosas a pesar de su militancia federal, lo depuso el 11 de Octubre de 1833 con la revolución que encabezó el general Agustín Pinedo, lo cual lo obligó a huir de la capital, estableciéndose en Concepción del Uruguay (entonces Arroyo de la China) donde residió hasta su muerte, ocurrida el 12 de Noviembre de 1836.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar / Serrano, Mario Arturo – Cómo fue la Revolución de los Orilleros Porteños – Buenos Aires (1972).

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martes, 16 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL REGIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO GENERAL SAN MARTÍN


"De lo que mis Granaderos son capaces, solo lo sé yo. Quien los iguale habrá; quien los exceda, no." General Jose de San Martín.


Patria o muerte fue su credo. Tal sentimiento le nació al oír el toque de clarín con el que el
General San Martín llamara en 1812 al cuartel de la Plaza de Retiro, a los que quisieran seguirlo.

El Regimiento de Granaderos a Caballo entra en la historia de la Patria al mismo tiempo que su ilustre creador el General San Martín. El 16 de marzo de 1812 marca el momento en que el Libertador, apenas llegado al suelo natal, inicia su obra con la creación de una unidad modelo, que sería su predilecta y que justificaría siempre, con creces, la confianza y el orgullo de su Jefe.
Sabía el General San Martín que la grandiosa empresa de la libertad de América requería soldados apasionados por la Patria y el deber, seleccionados y disciplinados austeramente, orgullosos de su Regimiento, conscientes de su propio valor, poseedores de un alto sentido de la responsabilidad y de la dignidad humana. Soldados tales que constituyeran ejemplo sobre el cual moldear el tipo de un Ejército capaz de acometer los mayores esfuerzos.
Así crecieron los Granaderos a Caballo que desde Buenos Aires a Quito, sembraron a lo largo del camino con sangre y con valor, los ideales de libertad y soberanía de los pueblos que habían surgido en los días de Mayo, a través de un decenio de constantes luchas.
Desde el 03 de febrero de 1813, en el combate de San Lorenzo, su bautismo de fuego: 120 Granaderos enfrentaron con derroche de valor y sin límites a 250 bizarros españoles. En dicho combate pierde la vida el Sargento quien arriesgó su vida para salvar la del Gran Capitán, quien fue mal herido, hasta Ayacucho en 1824, el Regimiento combatió en todos los teatros de operaciones en que se luchó por la libertad y seis países americanos supieron de su valor y disciplina. En este lapso actúa en veinte campañas, sus efectivos participaron en ciento diez acciones de guerra y conquistaron 22 condecoraciones. Nuestro país le confirió los títulos de Benemérito de la Patria en Grado Eminente y a su vez Colombia los designa Benemérito en Grado Eminente.
En enero de 1817 el Regimiento, formando parte del glorioso Ejército de los Andes, bajo las órdenes del Coronel Zapiola inicia la gran hazaña de atravesar la Cordillera de los Andes y libertar a Chile. El mismo año el triunfo de Chacabuco corona sus esfuerzos. En 1822, en el combate de Riobamba, donde Lavalle agrega una página más de gloria al ya extenso historial de los Granaderos, logrando la victoria. En agosto de 1824 se define la Independencia del Perú. en la Batalla de Junín, donde “Granaderos de Colombia”, “Granaderos de los Andes” y “Húsares de Colombia”, compiten con valor y arrojo, cubriéndose de heridas y gloria. En diciembre, con la derrota y rendición de las fuerzas españolas en la Batalla de Ayacucho, se cumple así el vaticinio y anhelo del Gran Capitán. Liberado Perú, América es libre.
Tal fue el Regimiento de Granaderos, su historia es la de la Patria misma y su trayectoria está unida indisolublemente a la libertad del continente. Así ha podido decirse que es "la más alta personificación de la gloria militar en América" y "que con sus hechos de armas dejó trazado a su paso una este la luminosa de triunfos tan señalados, de victorias de tanta importancia, que no hay, aún hoy, en la historia de todas las fuerzas militares de las diferentes naciones que forman el mundo americano, unidad orgánica alguna que ostente un historial de servicios análogos".
En enero de 1826 se cierra el ciclo glorioso y regresan a Buenos Aires los restos del Cuerpo después de 11 años de lucha, al mando del Coronel Bogado, quien fue el último Jefe del Regimiento de la primera época. Sus armas, se depositaron en el cuartel del Retiro de donde un día las habían tomado para iniciar la gesta, se guardaron en una sencilla caja de madera en la que se colocó en bronce, esta simple pero elocuente inscripción: "Armas de los Libertadores de Chile, Perú y Colombia". El Regimiento "que nunca fue rechazado y cubrió de laureles a la Patria, había hecho honor a las palabras de su glorioso Jefe "de lo que mis Granaderos son capaces sólo yo sé; quien los iguale habrá, quien los exceda no".A principios de siglo, el General Pablo Richieri, de su propio puño, en un documento que se atesora en el Museo de la Unidad, escribió el borrador del decreto de recreación del Regimiento que se promulgó con fecha 29 de mayo de 1903, con la firma del Presidente Roca.
La unidad volvió a utilizar el histórico uniforme que dispusiera su fundador y un tiempo después en el año 1907 y durante la Presidencia del Dr. Figueroa Alcorta se le confirió la función de ser escolta presidencial, denominándoselo como Regimiento Nro 1 Granaderos a Caballo hasta que el Presidente Roque Sáenz Peña en 1909 resolvió que mantuviera su designación original.
El cuerpo tuvo asiento provisorio en Campo de Mayo, en el Regimiento 8 de Caballería luego sigue a éste a Ciudadela, donde permanecería hasta la finalización de la construcción de un nuevo edificio que tendría lugar sobre la barranca del Plata, sitio donde se construyó un edificio en una variante del Art Nouveau francés. Esto constituía una verdadera revolución estética en el mundo de fines del siglo XIX y comienzos del presente. Es una confirmación del cuidado puesto en la concepción de la obra, pues se eligió un estilo arquitectónico de vanguardia, en pleno auge, cuya elegancia despojada de adornos excesivos, se prestaba para una obra militar.
En esta segunda época el Regimiento de Granaderos ha visto transcurrir casi un siglo de su existencia y ha sido testigo activo de los principales episodios políticos y militares que jalonaron la historia moderna de la Argentina.
Por decreto del P.E.N. 1109 de fecha 24 de octubre de 1997 es declarado Monumento Histórico Nacional a las instalaciones del cuartel de Palermo del Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín", incluyendo a los edificios, jardines, y la barranca sobre la avenida Luis María Campos, convirtiéndose así en el primer Cuartel del Ejército Argentino que merece tan alta distinción.
El Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín", es el Regimiento Escolta Presidencial de la República Argentina, teniendo vinculación de dependencia de la Guarnición Militar Buenos Aires por sus misiones operacionales, y en el cumplimiento de las misiones de Ceremonial y Seguridad, como una Unidad dependiente de la Presidencia de la Nación.

lunes, 15 de marzo de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL ALBERTO CAPDEVILA


Nació en Buenos Aires el 27 de julio de 1856, siendo sus padres, Ramón Capdevila, muerto en la Guerra del Paraguay, y Melchora D. de Capdevila. El 13 de setiembre de 1871 ingresó al Colegio Militar con la nota de “Muy Bueno”. En aquel Instituto ascendió a cabo 2º, el 27 de junio de 1872; a cabo 1º, el 28 de noviembre del mismo año; y a sargento 2º, el 28 de junio de 1873.

Egresó como subteniente de artillería, el 27 de octubre de este último año, pasando el 1º de diciembre del mismo, a servir en la Frontera Sur de San Luis a las órdenes del general Teófilo Ivanowsky, tomando parte Capdevila en la campaña realizada por aquel Jefe en la provincia de La Rioja, desde febrero a agosto de 1874, con motivo de la rebelión del coronel José Olegario Gordillo, la que terminó con la derrota de éste en “El Chañar”.

Enviado en comisión a Buenos Aires, tuvo lugar la revolución de setiembre de aquel año y habiendo sido asesinado el general Ivanowsky, a cuyas órdenes se encontraba, fue dado de alta el 1º de octubre en el Batallón 10º de Infantería de Línea, cuerpo con el cual hizo la campaña contra las fuerzas sublevadas del general José Miguel Arredondo, asistiendo a la batalla de Santa Rosa, el 7 de diciembre de 1874 en la cual Capdevila fue herido de bala en un pie, siendo ascendido a teniente 1º en el mismo campo de la acción por su honroso comportamiento.

Restablecido de su herida, se incorporó al Batallón a que pertenecía, de guarnición en Río IV hasta el mes de febrero de 1877, en que fue destacado con su compañía al Fuerte Sarmiento, en la Frontera Sud y Sudeste de Córdoba, en la que tomó parte en las expediciones y operaciones de guerra que se llevaron a cabo contra los indios Ranqueles, a las órdenes del entonces coronel Eduardo Racedo; habiendo desempeñado durante su permanencia en aquella Frontera, diversas comisiones; entre éstas la de aprehender a un grupo de soldados de las fuerzas de la frontera del Sud de la provincia de Buenos Aires, que habiendo desertado con su armamento, cometían salteamientos en la de Córdoba; los batió causándoles varias bajas y capturando cinco y dispensando los demás. Esta comisión la desempeñó en marzo de 1876 por orden del general Julio A. Roca, que desempeñaba la comandancia en jefe de aquella frontera, perteneciendo los desertores al Batallón 3º de Línea, del que habían escapado de Carhué en número de 22, de los que resultaron también 3 muertos y 2 heridos. Capdevila ejecutó dicha comisión con 6 soldados solamente, por lo que fue recomendado a la Superioridad.

En 1877, con 25 soldados de su compañía fue enviado con el sargento mayo Agenor de la Vega, a arrebatar las caballadas del cacique Ramón, de los indios Ranqueles, para obligarlo a someterse al Gobierno. Tuvo el mejor éxito, arrebatándoles todas sus caballadas y sometiendo al cacique con sus indios poco tiempo después.

Estando de guarnición en Río IV con su compañía, se produjo una gran invasión de indios que llegó hasta 3 leguas de aquella ciudad; siendo enviado Capdevila por el jefe interino, teniente coronel Miguel E. Molina, a perseguirlos, lo que ejecutó hasta hacerles repasar la frontera de Santa Fe, haciéndoles abandonar todo el inmenso arreo que conducían. Por este hecho fue recomendado a la Superioridad por el comandante Molina.

Ascendió a capitán el 15 de mayo de 1878, y a las órdenes del coronel Racedo hizo la campaña en la provincia de Buenos Aires contra las fuerzas sublevadas, asistiendo al combate de Olivera, el 17 de junio de 1880, contra el coronel Arias, así como también, a las batallas de Puente Alsina y de los Corrales, el 21 del mismo mes, por cuya actuación fue ascendido a sargento mayor graduado el mismo día, por el Jefe de la División, y la Orden General impartida por el Presidente de la República el 27 de junio, ratificaba este ascenso como concedido sobre el campo de batalla. Terminada la rebelión en diciembre del mismo año fue nombrado Jefe de la Oficina de Enganche en Río IV, hasta el 14 de marzo de 1882, fecha en que fue designado 2º jefe del Batallón 9º de Infantería, con asiento en Paraná. En el desempeño de este cargo, de enero a agosto de 1883 hizo la campaña del Chaco bajo el mando del jefe del regimiento coronel Francisco Bosch, y a las inmediatas órdenes del jefe del Batallón, teniente coronel Julio Figueroa.

El 11 de julio de 1884 fue nombrado Director de la Escuela de Cabos y Sargentos; y el 18 de noviembre del mismo año, fue ascendido a teniente coronel y nombrado jefe del 1er batallón del Regimiento 1º de Infantería. A las órdenes del Jefe de la División, general Nicolás Levalle, se trasportó con el batallón de su mando a Concordia, con motivo de la revolución oriental, en el mes de marzo de 1886, regresando en abril del mismo a esta Capital.

El 8 de febrero de 1888 fue nombrado Jefe de Policía de esta ciudad, en el ejercicio de cuyo cargo fue ascendido a coronel el 7 de julio del mismo año. Desempeñaba la Jefatura de referencia, cuando estalló la revolución del 26 de julio de 1890, y al frente de las fuerzas policiales tomó parte en los combates que se libraron con este motivo, hasta que fue herido en una pierna, circunstancia por la cual fue retirado de la lucha. El P. E. lo ascendió a general de brigada el 27 de julio de 1890.

El 14 de enero de 1892 fue designado vocal de la Junta Superior de Guerra, cargo que ejerció hasta el 17 de noviembre del mismo año, en que fue nombrado ayudante general del E. M. G. del Ejército. Se le concedió la exoneración el 23 de diciembre del mismo año. Aceptada su renuncia, el 4 de enero de 1893 pasó nuevamente a la Junta Superior de Guerra hasta el 26 de julio del mismo año, en que fue nombrado Director del Colegio Militar, cargo que ejerció hasta el 31 de agosto de 1895. En dicha fecha fue nombrado Jefe del Estado Mayor General.

El 1º de marzo de 1897 fue pasado a la “Lista de Oficiales Superiores”. Al año siguiente fue elegido diputado al Congreso Nacional, desempeñando con brillo dicho cargo y figurando continuamente en los debates que se suscitaron en la Cámara con motivo de la discusión de numerosas leyes, en particular, la del servicio militar obligatorio, que había planeado el Ministro de la guerra coronel Pablo Ricchieri. El diputado Capdevila lo combatió con tenacidad, lo que no dejó de ser una gran dificultad para el autor del proyecto, dado el alto prestigio que disfrutaba el legislador opositor. Pero tan elevados argumentos exteriorizó el Ministro Ricchieri, que su proyecto fue sancionado después de 20 sesiones agitadísimas.

El general Alberto Capdevila falleció el 15 de marzo de 1905, cuando aún no había cumplido medio siglo de existencia y ya tenía 15 años en el empleo de general de brigada.

Disfrutaba del uso de una medalla de plata acordada por Ley del 27 de octubre de 1881, por las campañas del Río Negro y Patagonia; y otra de oro por la del Chaco, acordada por Ley de agosto de 1888.

El general Capdevila era casado con Antonia del Gaje, hija del teniente coronel del mismo apellido y hermana de la que fue esposa del teniente general Ramón Jones.

El 12 de octubre de 1893 se puso en vigencia la “Táctica de Infantería” de que fue autor; y el Congreso votó el 25 de agosto del siguiente año, 25.000 pesos como “premio de estímulo” para adquirir la propiedad literaria de su obra “Práctica de Infantería”.

Fuentes: www. revisionistas.com.ar / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

http://www.fotolog.com/ejercitonacional