martes, 30 de noviembre de 2010

DÍA DEL SERVICIO DE RELIGIOSO DEL EJERCITO ARGENTINO


El 29 de noviembre de 1813, la Asamblea Constituyente dio forma jurídica al clero castrense con el nombramiento del primer vicario del Ejército —hoy capellán mayor—. En este nuevo aniversario, saludamos a todos los religiosos, que animan espiritualmente a la familia militar.


La labor espiritual y las tareas pastorales llevadas a cabo por la Capellanía Mayor del Ejército, tendientes al objetivo de brindar adecuadas y positivas respuestas al sentimiento religioso que es propio de toda naturaleza humana que necesita religarse con su Creador, y presente, de manera general y específica, en los integrantes de la Fuerza- se manifiesta en numerosas acciones que cumplen tanto el Capellán Mayor como los demás religiosos que desarrollan su labor espiritual en las distintas unidades del Ejército.


1.Mantiene un continuo contacto con los demás capellanes de la Fuerza, con el objeto de conocer las necesidades espirituales y morales registradas entre el personal militar.
2. Brinda conferencias y charlas a los diferentes cuadros, de acuerdo con el organigrama previsto para cada año.
3. Realiza visitas pastorales a diferentes unidades del interior.
4. Acompañando a la Inspección General del Ejército en sus viajes de inspección.
5. Celebra el Sacramento de la Eucaristía al finalizar cada una de las visitas consignadas, y el Sacramento de la Confirmación en la Fe, en las oportunidades establecidas.
6. Mantiene una continua presencia del servicio espiritual en el Boletín de Información Público, con la finalidad de brindar una ayuda espiritual en las ocasiones apropiadas, de acuerdo con el calendario litúrgico y social.
7. Dispone la asistencia sacerdotal en las Misiones de Paz, atendiendo al concepto de que la Paz es posible, si nace del corazón del hombre.
8. Se ocupa de los proyectos referidos a la acción pastoral en los hospitales militares, y a la construcción y puesta en marcha del Seminario Castrense.
9. Coordina la realización de campamentos religiosos en diferentes unidades del país.
10. Coordina la realización de semanas religiosas.


Tareas realizadas por los capellanes de la Fuerza en distintas unidades.


1. Mantienen conversaciones informales, con el personal militar y civil, atendiendo, especialmente, las reales necesidades humanas y espirituales formuladas directamente por estos interlocutores.
2. Efectúan una presencia sacerdotal en invocaciones, misas, bautismos, primeras comuniones, casamientos y responsos, en salas velatorias y en cementerios.
3. Visitan a los enfermos, para fortalecerlos en su dolor y preservarlos en la fe y el amor a Dios, presente en cada hombre sufriente.
4. Aconsejan y preparan a padres y a niños para la Primera Comunión, y a padres y padrinos para la Confirmación.
5. Preparan a futuros contrayentes para el Sacramento del Matrimonio
6. Escuchan y aconsejan a personas que desean ser orientadas y dirigidas espiritualmente, entre ellos: organizadores e integrantes de grupos de oración, integrantes de grupos juveniles, personal de la Fuerza ya retirado, ex-combatientes, etc.
7. Realizan ceremonias de Adoración al Santísimo Sacramento de acuerdo al calendario litúrgico.
8. A pedido de los jefes de elementos, los capellanes realizan invocaciones elevando súplicas a Dios y a la Santísima Virgen, de acuerdo con los acontecimientos vividos.
9. Se celebran diversas festividades, novenas y fiestas patronales que profundizan los sentimientos religiosos, explicitados a través de diferentes liturgia.
10. Teniendo presente las fiestas importantes de la Familia Militar, los sacerdotes realizan bendiciones a uniformes, diplomas, insignias, como así también piedras fundamentales, oficinas, capillas, etc.
11. Se realizan peregrinaciones a los santuarios en donde se venera la imagen de la Santísima Virgen, como por ejemplo Nuestra Señora de Luján, de la Paz, Lourdes, Fátima, San Nicolás, Itatí, del Valle, Señor y Señora del Milagro, Las Nieves, y Shonstatt.
12. En forma individual o general, la Fuerza ha tenido la posibilidad de nutrirse religiosamente a través de distintas publicaciones en revistas, boletines, folletos y otros medios de información públicos.
13. También en determinadas ocasiones, se distribuyeron estampas, medallas y cruces.
14. Se desarrollan en diferentes unidades a lo largo del país Cursos de Cultura Bíblica, sobre temas religiosos, físicos, teológicos y espirituales.
15. Efectúan reuniones de matrimonios del Movimiento Familiar Cristiano.
16. Organizan además el Día del Retiro Espiritual.

En la imagen: Misa de Campaña en las Islas Malvinas.


Fuente: www.ejercito.mil.ar


lunes, 29 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE SIPE SIPE


El 29 de noviembre de 1815 se produce la Batalla de Sipe-Sipe. Un ejército español mandado por el General Pezuela, vencedor en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, derrota al ejército argentino al mando del General José Rondeau en la Pampa de Sipe-Sipe, al pié de la cuesta de Viluna en el Alto Perú. La batalla fue intensa y las fuerzas patriotas perdieron más de 1.000 hombres entre muertos, heridos y prisioneros, una bandera, nueve cañones y 1.500 fusiles. El resto del ejército se salvó retirándose en orden, gracias a las cargas incesantes de la caballería comandada por el Coronel Mariano Necochea y el Mayor Gregorio Aráoz de La Madrid. En su parte escribió el General Pezuela: "Fueron los enemigos batidos sobre el campo de Batalla, pero reuniéndose siempre y perdiendo terreno palmo a palmo, con tesón y una disciplina como pueden tener las mejores tropas. Su caballería trabajó admirablemente".

Antecedentes.

En el momento que las tropas se hallaban preparadas para iniciar la tercera campaña al Alto Perú, el general Carlos de Alvear fue nombrado para reemplazar a Rondeau. Era la segunda vez que esto se producía: anteriormente Alvear había reemplazado a Rondeau cuando era inminente la caída de Montevideo en poder de las fuerzas de Buenos Aires. Los oficiales se sublevaron, comunicaron a Rondeau que no acatarían al nuevo jefe y lo instaron a iniciar las operaciones. Rondeau en rebeldía dispuso el comienzo de la campaña. El general Paz recordaría después en sus Memorias que era un ejército anarquizado que marchaba hacia un desastre seguro.
Los realistas comenzaron a sufrir continuos reveses que fueron debilitándolos. Estas pequeñas victorias patriotas obtenidas inicialmente obligó a Pezuela a retirar sus fuerzas hasta Oruro, abandonando pueblos que fueron ocupados por los hombres de Rondeau. Este se apoderó de Potosí y Charcas y estableció su cuartel en Chayanta.
Pero el Ejército Criollo comenzó a desmoralizarse. A ello se le sumaban los problemas por el manejo político de Buenos Aires que paralizaba a las luchas revolucionarias. Aún así se consiguió que el general español Pezuela retrocediera a Tupiza y luego a Cotagaita. El 17 de abril de 1815 se lograba un nuevo triunfo para las armas patrias en Puesto del Marqués. Entonces Pezuela retrocedió de Cotagaita a Chollapata donde concentró todas las fuerzas militares españolas. Potosí cayó en poder de Rondeau.
Martin de Guemes enemistado con Rondeau abandonó las filas del ejército junto con sus gauchos y se retiró hacia Salta, llevándose consigo el parque del ejército que se encontraba en Jujuy. A su vez, Martín Rodríguez pretendió sorprender al General Olañeta, brillante militar jujeño a las órdenes del virrey de Lima, en el pueblo de Venta y Media, pero fue derrotadoDerrota y pérdida del Alto Perú
Rondeau buscó refugio en la pampa de Sipe-Sipe, junto a los macizos de Viluma. Allí fue alcanzado por Pezuela el 28 de noviembre de 1815, resultando el encuentro la más grave derrota -después de Huaqui- sufrida por las tropas patriotas en la guerra de la emancipación. Con esta derrota el Alto Perú se perdió definitivamente. Este hecho dio lugar a que en Europa se creyera que la suerte de la revolución estaba sellada.
Los Patricios retrocedieron una vez más hasta Humahuaca (Jujuy). Parecía que la revolución en el Alto Perú había fracasado.
Rondeau intentó quitarle 500 fusiles a los gauchos salteños. Guemes se negó terminantemente a desarmar a su provincia. El conflicto llegó a oídos del Director Supremo Alvarez Thomas quien decidió enviar una expedición al mando del coronel Domingo French para mediar en el conflicto y socorrer a las tropas de Rondeau varadas en el Norte salteño. Rondeau parecía más preocupado por escarmentar a Güemes y evitar el surgimiento de un nuevo Artigas en el Norte que por aunar fuerzas y preparar la resistencia frente al inminente avance español. Finalmente, el 22 de marzo de 1816 se llegó a un acuerdo: Salta seguiría con sus métodos de guerra gaucha bajo la conducción de Güemes y brindaría auxilio a las tropas enviadas desde Buenos Aires.


San Martín y el nuevo Plan Libertario
Ya la independencia había sido declarada solemnemente en San Miguel de Tucumán (9 de julio de 1816). La estrategia definitivamente no había sido acertada. Se encomendó a San Martín idear el nuevo plan libertario: El terrible final del ejército del Norte, además de ocasionar nuevamente la pérdida del Alto Perú, hizo llegar a la conclusión de que ése no era el camino adecuado para enfrentar a los españoles de Lima. San Martín propondría reemplazarlo por la expedición a Chile y el ataque a Lima por mar. Mientras tanto, las poblaciones altoperuanas continuarían hostigando a los españoles por medio de las llamadas "republiquetas", que capitaneadas por los gobernantes designados por Manuel Belgrano y otros caudillos mantuvieron convulsionada la región
Pezuela finalmente no pudo mantenerse en Salta y decidió abandonarla, retirándose al centro del Alto Perú para luchar desde allí contra los insurrectos.


domingo, 28 de noviembre de 2010

INFANTERIA 1826


El decreto del 5 de julio de 1826 establecía que había “un solo uniforme para cada una de las armas de que se componía el Ejército”
Además que “el uniforme de los Cuerpos de cada arma entre si, no tendrá mas diferencia que la del número, que se marcará en el botón y en el casco y el color del penacho”.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar

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sábado, 27 de noviembre de 2010

LAS “CHINAS SOLDADERAS”


Un suboficial montado en un caballo criollo recorre el campamento de las mujeres que continuaban apareciendo cerca de los vivaques militares, como en la época de los fortines, para acompañar y ofrecer los mas diversos servicios. Un soldado informa las novedades y una mujer, junto a uno de sus hijos, da la espalda a la inquisidora guardia.
Fuente: "Soldados 1848-1927" de la Fundación Soldados.

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viernes, 26 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA CREACION DE LA BRIGADA DE MONTE XII


Las primeras acciones de combate en este ambiente particular se remonta al siglo XVII, fueron desarrolladas por las milicias Guaraníes organizadas en las Misiones Jesuíticas para la supervivencia de las Reducciones. Los Guaraníes habían sido siempre guerreros pero sus armas tradicionales ya no eran suficientes frente a enemigos como los Bandeirantes, provistos de mosquetes, arcabuces y otras armas de fuego.

En 1640 frente a una situación particularmente amenazante, los Jesuitas obtuvieron una autorización puntual para armar a sus indios lo que les permitió derrotar a los Paulistas en la batalla de MBORORE, primer combate de magnitud en este tipo de terreno. Con esto se origina el Ejército de las Misiones que sobre un total de treinta reducciones sumaban unos veinte mil combatientes.

Entre 1640 y 1766 las fuerzas Guaraníes debieron intervenir en más de sesenta oportunidades al lado del Ejército español saliendo airosos de la misión confiada por las autoridades realistasde defender las colonias del Río de la Plata, del Paraguay y del Alto Perú contra los intentos de los Portugueses de infiltrarse por el Oeste. Con la disolución de la Orden de los Jesuitas en el año 1795 las organizaciones militares de las Misiones se desvanecen hasta que en 1815 se destaca entre las fuerzas de Don GERVASIO ARTIGAS un cacique Guarani “ANDRÉS GUACURARÍ” caudillo natural de sus hermanos, que logra organizar una importante fuerza militar con la que desarrolló cuatro campañas, defendiendo los pueblos de CANDELARIA, LORETO, SANTA ANA de los ataques Paraguayos, LA CRUZ, SANTO TOME, SANTA MARIA LA MAYOR, SAN JAVIER Y MARTIRES de la acción de los Portugueses.

Durante la Guerra contra el Paraguay, en este ambiente geográfico el Ejercito Nacional desarrolla diferentes campañas, sin ser estas, tropas aptas para operar en el mismo, por cuanto las mismas provenian de regiones de llanura, pero con gran esfuerzo y sacrificio llenaron paginas de gloria de la Historia Argentina.

Las diferentes reestructuraciones del Ejercito Argentino durante el Siglo XX llevaron al asentamiento gradual de diferentes Unidades, pero las mismas fueron muy incipientes en la especializacion por carencia de doctrina, hasta el año 1979.


El 26 de noviembre de 1979, por Superior Resolución se estableció la creación del núcleo de la Brigada de Infantería XII, constituida por:


Regimiento de Infantería 18.

Regimiento de Infantería 30.

Grupo de Artillería 12.

Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 12.

Compañía de Ingenieros 12.

Compañía de Ingenieros de Construcciones 12.

Compañía de Comunicaciones 12.


El Comando de la Brigada tuvo como primer asiento los cuarteles de la División Reclutamiento y Movilización "Misiones" y Cuartel General en la ciudad de Posadas. En 1981 pasa a ocupar el actual edificio en la calle San Martín 1936.


Su jurisdicción abarca las siguientes provincias:


Norte de Corrientes.

Chaco.

Formosa.

Misiones.


En esta última se encuentran la mayoría de sus Elementos Dependientes.

En el mes de diciembre de 1985 se disuelve la Brigada de Infantería VII con asiento en la ciudad de Corrientes, cuyas unidades dependientes pasaron a integrar la Brigada de Infantería XII. En el mes de septiembre de 1986, se desarrolla el primer Curso de Cazadores de Monte, curso que contribuirá en un futuro para acrecentar el espíritu de cuerpo de los montaraces y también favorece la creación de los cursos de Instructor y Subinstructor de Monte, el Curso de Adaptación al Monte, el Curso Básico de Monte, el curso de Aerocoperación en Ambiente Geográfico Selvático y el Curso de Orientación de la Conducción de las Operaciones en el Monte para Jefes.

En 1991 se crea la Aptitud Especial de Monte, siendo el Comando la autoridad de coordinación en los temas educativos relacionados con la adquisición, mantenimiento y perfeccionamiento de dicha especialidad.


Las principales exigencias son:


Poseer aptitud psíquica y física acorde al medio.

Aprobar cursos de Monte en el país o en el extranjero.

Ejecutar tareas de rescate en el monte.

Ejecutar reconocimientos.


En el mes de enero de 1992, y por superior resolución del señor JEMGE, pasa a denominarse Brigada de Monte XII, realizándose las acciones de restauración necesarias con la finalidad de mantener y acrecentar su capacidad para operar en la selva y el monte, ámbitos propios de esta Brigada.


Fuente: www.brmte12.ejercito.mil.ar



jueves, 25 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE CHANCAY


El 25 de noviembre de 1820 se produce el Combate de Chancay. Durante la campaña libertadora del Perú, un grupo de reconocimiento de veinticinco granaderos a caballo al mando del Capitán Juan P. Pringles, es atacados por tres escuadrones realistas al mando del Coronel Gerónimo Valdés, entablándose un combate en el cual los patriotas son derrotados con dos terceras partes de sus soldados muertos. Pringles con los sobrevivientes toma la costa del mar y en vez de rendirse cabalga para internarse en las aguas. El jefe español al ver este acto de heroísmo le ofreció una capitulación honrosa que lo salvó junto con los soldados que quedaban. Posteriormente el General José de San Martín otorgó a Pringles y a sus hombres una condecoración con el lema: Gloria a los vencidos de Chancay. Los españoles, para expresar su respeto hacia ellos, hicieron acuñar cinco medallas, una para cada uno, con la leyenda: La Patria a los vencidos, vencedores de pescadores.

Chancay es una pequeña localidad que se encuentra en territorio peruano, sobre la costa del Océano Pacífico, en la cual, el 25 de noviembre de 1820, un puñado de valerosos soldados patriotas protagonizó una heroica acción que se perpetuaría en la historia. Corrían los duros años de la epopeya emancipadora y poco faltaba para que esta culminara en Ayacucho. El avance del ardor libertario, partiendo del Plata, había corrido a través de la mole andina liberando a Chile y en esos momentos, estaba consolidando su plan en suelo peruano. Entre uno de los tantos hechos de armas que contribuyeron al esfuerzo patriota, se encuentra el protagonizado por un piquete de 19 granaderos, al mando del fogoso y temerario Teniente Juan Pascual Pringles. Este había recibido orden de marchar a la Caleta de Pescadores, a 15 Km de Chancay, donde debía aguardar al comandante colombiano Tomás Heres, y a varios oficiales del Batallón Numancia, para transmitirles una orden y aguardar la respuestaComo expresa recomendación, había recibido la de evitar todo encuentro con tropas realistas, debiendo replegarse en ese caso al emplazamiento de la reserva patriota, con prohibición absoluta de empeñarse en combate.
El destacamento realizó una marcha forzada durante la noche desde su campamento hasta el lugar indicado, que quedaba entre los médanos de una costa relativamente baja con algunas barrancas, encontrándose allí al amanecer. Hasta allí, cumplió en un todo las precisas indicaciones que tenía, cuando de improviso surgieron de las brumas de la todavía incierta mañana, tres escuadrones españoles que superaban holgadamente al reducido destacamento de granaderos.
El aparecer y presentar combate fue una sola acción que, sorprendiendo a los patriotas, tanto por el número cuanto por la configuración del terreno, los obligó a combatir desigualmente y de espaldas al mar Pringles, resuelto a abrirse paso, cargó en varios intentos, dejando tres muertos y once heridos, incluido él mismo. Negándose a entregarse y en un arrebato de indignación e impotencia desesperada, volvió grupas a su cabalgadura e intrépidamente se internó entre las olas, ante la vista atónita y admirada de sus propios soldados y del enemigo.
El jefe español, mandó rápidamente un estafeta a informar del hecho a su jefe inmediato, el general Valdez, quien marchaba no lejos de allí, al mando del grueso de las tropas españolas. Enterado, éste galopó hasta el lugar del combate, llegando a presenciar el momento en que Pringles, aún montado, era envuelto por el oleaje, perdía el equilibrio y era presa de la violencia del mar, siendo desmontado. Valdez picó espuelas a su cabalgadura y también penetró en el agua, ofreciéndole a Pringles a viva voz la garantía de su vida.
Este, advirtiendo tal vez lo estéril de su sacrificio y medio ahogado, alcanzó las ancas del caballo del general y aceptó su propia salvación. Llegado a la playa, Valdez ordenó rescatar al caballo del valeroso oficial y reunir a sus soldados.
San Martín recibió el parte del jefe de Pringles, Alvarado, en el cuartel general de Supe. En el Boletín del Ejército Unido Libertador del Perú, correspondiente al 2 de diciembre de 1820, se hizo conocer lo ocurrido a las tropas, en los siguientes términos:
[...] Una partida de 19 granaderos al mando del Teniente Pringles salió a reconocer al enemigo y por fortuna nuestra fue cortada por 80 caballos y hecha prisionera cerca de Chancay. Ellos se rindieron, pero el enemigo quedó cubierto de ignominia; quizá no hay ejemplo en el mundo, de un combate más desigual y que tanto deshonre al vencedor: los vencidos se han hecho acreedores de la admiración de los enemigos y del aplauso de sus compañeros de armas.
Posteriormente, la orden del día, proclamó lo siguiente: [...] ¡Soldados! Una de nuestras partidas de observación ha caído en poder de los enemigos en Chancay: el teniente Pringles y 19 granaderos fueron sorprendidos por setenta hombres. Cargaron sobre ellos, rompieron la línea, pero al fin tuvieron que ponerse en fuga a la vista de cien hombres más que venían a unirse a los últimos. De nuestros bravos, tres quedaron en el campo, once fueron heridos y seis han caído prisioneros, incluso el oficial. La excesiva superioridad del número y el estado en que se hallaban los caballos de nuestra partida, han dado al enemigo este humillante triunfo. Él debe avergonzarse de haber vencido a 20 granaderos que acababan de romper su línea y dejar tendidos en el campo, entre muertos y heridos, a 26 lanceros y a más de un oficial, según se asegura. El vencedor ha quedado escarmentado en este choque, y llenos de orgullo, los vencidos. ¡Soldados!: No temáis a un enemigo que sólo busca victorias que degradan y daos la enhorabuena por una pérdida que hace tanto honor a nuestros compañeros de armas. San Martín.En los primeros días de enero de 1821 el teniente Pringles y sus granaderos fueron canjeados y remitidos de Lima al campamento patriota, en Huaura, después de una penosa estadía en los lóbregos calabozos de Casas Matas, en las baterías de El Callao, donde no tuvieron honores ni reconocimiento a su bravura, sino solamente, y en dura forma, el tratamiento dado a un enemigo prisionero. Pringles recibió una severísima reprimenda, seguida de una grave sanción, por parte del general San Martín, pero no por ello su magnanimidad dejó de reconocer la intrepidez y el valor del joven oficial, por lo que al anunciarle su reincorporación al Ejército Libertador, resolvió otorgarle un honroso premio.
Consta de un escudo redondo de paño celeste, que lleva bordadas en plata en su perímetro, dos ramas de laurel y una inscripción singular, no tanto en su mensaje, cuanto por las formas en que está expresado. Dice así:
“GLORIA A LOS VENCIDOS EN CHANCAY”
El premio, sin olvidar la derrota, resaltaba el reconocimiento a la recia bravura de la acción, mediante una inscripción en grandes letras, mientras que aquella aparecía en caracteres pequeños.
Así, la sanción se convirtió en honrosa prenda de reconocimiento al valor y al arrojo demostrados por el gallardo oficial. Ejemplos como este, que abundan en nuestra historia militar, deberían ser tenidos en cuenta a la hora de poner pecho, no solamente a las armas enemigas, sino también, incluso, hasta la ofensa verbal y cobarde de quienes pretenden atacar o insultar a las instituciones de la República. He aquí, una vez más, otra de las muy actuales enseñanzas que nos da nuestro venerable pasado, y en este caso, relacionado con el Espíritu Militar.
Fuente: Por el My (R) Sergio O. H. Toyos para el Diario Soldados.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

GUERRA DEL PARAGUAY


OFICIALES DEL BATALLÓN 1 DE INFANTERÍA DE LA GUARDIA NACIONAL CORRIENTES EN EL CAMPAMENTO DE TUYUTÍ.

Grupo de Oficiales, vistiendo una variada gama de uniformes, posa para un anónimo fotógrafo de campaña. Gracias a la inclusión de sus nombres en este registro gráfico, podemos identificarlos. Ellos son, parados de izquierda a derecha: Plácido Martínez, Santiago Baibiene, Daniel Artaza (con la bandera), Hipólito Acuña, Indalecio Gallarde, Teófilo Figueroa, Federico Gauna y Juan Medina. Tuyutí representó durante la campaña del cuadrilátero, dentro del contexto de la Guerra con el Paraguay, un sitio en el que las tropas aliadas se harían fuertes, soportando un ataque desesperado tras otro por parte de los paraguayos. El 24 de mayo de 1866 tuvo lugar la batalla homónima que provocó una terrible matanza en ambos bandos.
Fuente: "Soldados 1848-1927" de la Fundación Soldados.

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martes, 23 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DEL COMBATE CAMINO A LA CIUDAD DE TARMA


El 23 de noviembre de 1820 se produce un combate en el camino a la ciudad de Tarma, Perú. Fuerzas patriotas al mando del Teniente Coronel Manuel P. Rojas en camino de Jauja a la ciudad de Tarma, atacan una columna realista que había sido previamente derrotada por el entonces Mayor Juan Galo de Lavalle, la vencen y capturan al total de sus jefes y tropa sobrevivientes, siendo esta una acción destacada ya que gracias a la misma se consigue tomar un armamento importante.



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lunes, 22 de noviembre de 2010

DÍA DEL SERVICIO DE BANDAS


Saludamos a todos los integrantes del Servicio de Bandas en la fecha en que celebran su día y el de Santa Cecilia, su patrona.

El servicio de Bandas tiene la misión de contribuir al mantenimiento y elevación de la moral de los cuadros, cadetes, aspirantes y tropa por medio de la música tanto en Guarnición como en Campaña. Preservar y mantener vigente el Patrimonio de la música de género castrense y actuar como elemento representativo del Ejército al más alto nivel artístico musical como exponente de la cultura Nacional e Internacional.

La institución cuenta con un medio poderoso para estimular y mantener la moral de la tropa, como así también proporcionar un mayor brillo y marcialidad a las formaciones, ceremonias y desfiles militares y/o civiles.


* Bandas Militares. Son elementos constituidos por ejecutantes de instrumentos musicales de viento y de percusión, con capacidad para interpretar obras del género militar, popular, folklórico y clásico ligero.
* Fanfarrias Militares. Son elementos constituidos por ejecutantes de instrumentos musicales de viento y de percusión, con capacidad para interpretar obras del género militar, popular, folklórica y clásica ligera.
* Agrupaciones Sinfónicas. Son elementos constituidos por ejecutantes de instrumentos musicales de cuerda, de viento y de percusión, con capacidad para interpretar obras del género eminentemente clásico de origen nacional e internacional, como así también música militar, popular y folklórica.
Fuente: www.ejercito.mil.ar

En la imagen: Fanfarria Militar Alto Peru del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”

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domingo, 21 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL JOSE IGNACIO WARNES


El 21 de noviembre de 1816 muere el Coronel José Ignacio Warnes. En un combate cuerpo a cuerpo contra fuerzas realistas al mando del Coronel Francisco J. Aguilera, en las afueras de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, una bala de cañón mató al caballo de Warnes, quedando este herido en el campo donde fue rematado por la infantería española. La batalla, ganada por los realistas, fue una de las más sangrientas de la Guerra de la Independencia. Después del combate, la cabeza de Warnes fue clavada en una pica y exhibida en la plaza mayor de la ciudad.

Su Historia
Muy joven ingresó en el cuerpo de Blandengues, destinado a cuidar las fronteras. Entre1806 y 1807 combatió contra las invasiones inglesas. En 1810 adhirió decididamente a la Revolución de Mayo, alistándose en los ejércitos de la emancipación; revistó como uno de los lugartenientes de Manuel Belgrano en la pequeña tropa que marchó a libertar al Paraguay.
En esa campaña cayó prisionero durante la batalla de Tacuarí, si bien logró ser liberado reintegrándose a las fuerzas que luego participarían de las campañas del Ejército del Norte a las órdenes de Belgrano. Warnes se destacó en las exitosas batallas de Tucumán (septiembre de 1812) y Salta (febrero de 1813), batallas luego de las cuales el Ejército del Norte reintentó la liberación del Alto Perú. Durante las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, Warnes se distinguió por su valentía y arrojo.
Tras estos sucesos, Belgrano lo comisionó en 1813 para que avanzara por el Chaco Boeral y liberara a Santa Cruz de la Sierra. Warnes logró su cometido, asumiendo el gobierno en esa ciudad. Teóricamente estaba sometido a la autoridad de la provincia de Cochabamba, dentro de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero en la práctica se manejó con absoluta independencia.
Organizó allí un ejército local, instruyendo personalmente a sus hombres y fabricando allí su armamento. Mientras el resto del Ejército se retiraba a Salta, Warnes logró mantener el control de su provincia. Se mostró como un brillante organizador militar, pues creó batallones de "Pardos y Morenos", de Coraceros y de Cazadores, al estilo de los de Buenos Aires. Un poco por convicción, y otro poco para equipar al primero de estos batallones, decretó la libertad inmediata de todos los esclavos de la provincia.
A pesar de la insistencia del gobernador Arenales, no le prestó ninguna ayuda, ni tampoco la pidió para sí. Tampoco coordinó sus acciones con el jefe de la región de La Laguna, Manuel Ascensio Padilla, el esposo de la famosa Juana Azurduy.
A pesar de estos conflictos, Arenales se mostró generoso y se apuró a ir a ayudarlo cuando Warnes fue vencido por el Coronel Blanco en Angostura. Juntos derrotaron a los realistas en la batalla de la Florida, el 25 de mayo 1814. En esa batalla, Arenales fue alcanzado por una partida enemiga, y dejado por muerto con varios cortes de sable en la cabeza, pero salvó la vida. Por ello, cuando la batalla estaba casi terminada, Warnes desafió y mató en duelo de sables al comandante, Coronel Blanco.
Regresado el Ejército del Norte, entró en contacto con el general José Rondeau, ofreciéndole caballos y tropas de caballería, además de servicios de mensajes y coordinación. Rondeau rechazó el ofrecimiento y decidió enviar al ex-gobernador cordobés Santiago Carrera a reemplazar a Warnes en el gobierno de Santa Cruz. Éste estaba en la zona selvática de Chiquitos persiguiendo a una división realista, por lo que Carrera pudo entrar en la ciudad. Pero los partidarios de Warnes provocaron una revuelta, en que Carrera fue muerto con varios de sus acompañantes. Mientras tanto, Warnes alcanzaba y derrotaba a los realistas de Chiquitos en Santa Bárbara.
Pocos días más tarde, derrotado Rondeau en la Batalla de Sipe Sipe, quedó Warnes nuevamente a cargo de Santa Cruz "hasta que, repuestas su fuerzas, pueda este Ejército volver...", como le dejó dicho Rondeau. Pero el Ejército del Norte nunca regresó, y Warnes y Padilla se vieron cada día más presionados por el avance de los realistas.
En septiembre de 1816, el Coronel Francisco Javier Aguilera, nacido en Santa Cruz, derrotó y ejecutó a Padilla en La Laguna, junto a 700 de sus hombres, que murieron con las armas en la mano. En noviembre avanzó hacia su ciudad natal con 1200 hombres.
Warnes salió con sus 1000 soldados al encuentro de Aguilera en el combate de El Parí. La caballería realista fue vencida y Aguilera perdió la mitad de sus hombres, pero una bala de cañón mató al caballo de Warnes, quedando este herido en el campo donde fue rematado por la infantería española. Entonces la infantería patriota cedió y fue arrasada. Los pocos patriotas que fueron tomados prisioneros fueron ejecutados.
Aguilera entró en su ciudad con la cabeza de Warnes clavada en una pica, en vez del estandarte real; días después, hizo matar a 900 indios, que no habían luchado y sólo eran protegidos de Warnes.
Ignacio Warnes ha pasado a ser un prócer de la región cruceña de modo que una ciudad y una provincia de tal región le conmemoran, teniéndolo por epónimo.

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sábado, 20 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE VUELTA DE OBLIGADO


El 20 de noviembre de 1845 se produce el combate de la Vuelta de Obligado, en la Provincia de Buenos Aires. Bloqueado el puerto de Buenos Aires por una escuadra anglo-francesa que antes había capturado a la isla de Martín García como punto de control para el acceso al Río Uruguay, estos deciden dominar también el Río Paraná para llevar auxilios a la Provincia de Corrientes, que estaba en estado de guerra con la Provincia de Buenos Aires, gobernada por Juan M. Rosas, franqueando así a su aliada, la República del Uruguay, el acceso al comercio con el Paraguay y el litoral argentino. El gobernador Rosas ordenó al General Lucio V. Mansilla defender con los medios disponibles la soberanía de las aguas territoriales argentinas. En un codo del Río Paraná, cerca de la ciudad de San Pedro, Mansilla armó cuatro grupos de cañones y tendió de costa a costa una línea de barcos acoderados unidos por tres líneas de cadenas. El combate, donde Mansilla fue herido, fue reñido y sangriento. Mansilla comandó las fuerzas argentinas, el Capitán de Navío Tréhouart las francesas y el Capitán Hatham las británicas. Este último se adelantó en una pequeña embarcación y cortó las cadenas librando el paso.
Históricamente los Federales y Unitarios rioplatenses han considerado el combate de la Vuelta de Obligado como el más importante triunfo en la lucha por consolidar y hacer respetar la soberanía de las nuevas repúblicas. Ya no seria posible navegar los ríos argentinos sin permiso de los argentinos.

El General José de San Martín expresó desde Francia:

“Los interventores habrían visto que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que el de abrir la boca. (…) Esta contienda es, en mi opinión, de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”.

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viernes, 19 de noviembre de 2010

ULTIMO HOMENAJE


Testimonio fotográfico del homenaje póstumo rendido por los amigos del Teniente Feloni, muerto heroicamente el 30 de mayo de 1853, durante uno de los combates del sitio de Buenos Aires. El cadáver luce los cordones de honor otorgados post mortem y sostiene su sable entre las manos. Con los ojos abiertos y descalzo, el cuerpo se mantiene sentado, trabados los pies en un banquillo. A su lado, aparecen seis oficiales de los cuales el historiador Juan Isidro Quesada, propietario del daguerrotipo, logró identificar a cuatro: el segundo de izquierda a derecha es Santiago Calzadilla, autor de “Las Beldades de mi Tiempo”; el cuarto es el Dr. Montes de Pía; el quinto, el Mayor Eduardo Clerici y el sexto y último, el Coronel Silvino Olivieri, Jefe de la Legión Italiana.

Fuente: "Soldados 1848-1927" de la Fundación Soldados.


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jueves, 18 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE EL MORRO


En San José del Morro, emplazado sobre la ruta que une la ciudad de Mercedes (San Luis) con la de Villa Dolores (Córdoba), se produjo en el siglo XIX uno de los acontecimientos militares más importantes de la provincia de San Luis. Ubicado en el centro de la región que los indios debían cruzar para atacar las poblaciones norteñas, desde 1711 constituía el bastión destinado a contenerlos en sus arremetidas y a cortarles el paso en sus retiradas.
Desde la hora inicial de la conquista ese era el camino abierto por los aborígenes para sus avances sobre los pobladores rurales y los conglomerados urbanos establecidos al norte del Río Quinto, y ese fue el lugar que las vanguardias civilizadoras eligieron para librar sus batallas con los salvajes. Ahí fue donde por primera vez en 1584 Tristán de Tejada batió enérgicamente a los clanes sureños inflingiéndole una sangrienta derrota y fue también ahí donde los legendarios del feroz Yanquetruz destrozaron las milicias de tres provincias, dos siglos y medio más tarde, lo que demuestra cual dilatada fue la contienda entre indios y cristianos en la jurisdicción de San Luis.
En octubre de 1832 los gobiernos de Mendoza, Córdoba y San Luis combinaron sus fuerzas para contener una fuerte invasión de indios que había asolado las estancias ubicadas en los campos de Río Quinto.
En cumplimiento del acuerdo a que habían llegado las tres provincias, el gobernador José Gregorio Calderón salió de San Luis con destino al Morro al frente de 500 hombres de caballería e infantería armados de lanzas, sables, boleadoras y dos cañoncitos.
En el Morro se reunió con los sesenta infantes enviados desde Córdoba al mando del coronel Francisco Reynafé y con el coronel Jorge Velazco que venía de Mendoza conduciendo un convoy de carretas con armas, las que no pudieron llegar a tiempo a causa de la rapidez con que se había producido el avance de los invasores.
El comandante Pablo Lucero que ya se encontraba en el Morro y Calderón, organizaron apresuradamente el frente de batalla con los invasores a la vista. Reynafé con su escuadrón ocupó el ala derecha, sostenida por la infantería y dos piezas de artillería al mando de Velazco y del comandante Patricio Chávez. Las caballerías de Córdoba y San Luis integraron el ala izquierda a las inmediatas órdenes de Lucero, el comandante Pedro Bengolea y los capitanes Pedro Núñez y León Gallardo. La reserva quedó constituida por dos piquetes de caballería al mando del comandante Eufrasio Videla. El combate fue iniciado por Lucero que se lanzó en una rápida y violenta carga, entreverándose con los indios que consiguieron parar el golpe y desorganizar a los atacantes, hiriendo gravemente al comandante Lucero y de no poca consideración a los capitanes Núñez y Gallardo.
Producido el primer choque los indios contraatacaron con tremendo empuje, obligando a las fuerzas regulares a formar cuadro para poder resistirlos y contra ellos se estrellaron infructuosamente hasta que finalmente adoptaron la táctica de retirarse, aparentando que abandonaban el combate.
Transcurridas unas pocas horas los comandantes Videla y Reynafé, cumpliendo órdenes superiores, iniciaron con el grueso de las fuerzas la persecución de los que ellos creían que se retiraban vencidos y escarmentados. Para su desgracia les dieron alcance cinco leguas al sud del Morro, empeñándose en una acción que concluyó en un completo desastre para los perseguidores.
Los indios tomaron la iniciativa atacando a las fuerzas regulares con tan recio empuje que rompieron los cuadros y desorganizando la infantería, acuchillaron bárbaramente a gran parte de los soldados de la civilización. Ahí rindieron su vida heroicamente el capitán José María Ponce, el teniente José Quintero, el alférez Castro y el abanderado Agustín Acosta.
El sangriento combate debe ser recordado como una de las humillantes victorias que los irregulares escuadrones aborígenes consiguieron llevándose por delante las veteranas fuerzas de línea comandadas por jefes que habían acreditado su valentía y denuedo en cien combates en las luchas del desierto y en las de las discordias civiles.
La bochornosa derrota que sufrieron ese día demuestra que no era un mito ni una leyenda emanada de miedo o la cobardía, la condición de guerrero peligroso y de inigualable ferocidad que se atribuía al belicoso ranquel.
El bote formidable de sus largas y agudas lanzas, el golpe mortal de su bola guacha, su vigor físico revelado en el entrevero cuerpo a cuerpo que él prefería en la pelea, sus cargas vertiginosas, y hasta sus estremecedores alaridos de guerra que se complementaban con sus traidoras y sorpresivas celadas, creaban una imagen de muerte y exterminio que hacía estallar los nervios de sus oponentes poniendo a prueba el temple de sus corazones.
El panorama real, la verdad escueta de lo que ocurría es que las falanges indígenas, invictas o derrotadas, con su asombrosa movilidad y pugnaz fibra bélica no dejaban más descanso a los pobladores y soldados cristianos que el que corría entre uno y otro malón llevados a cabo en los más dispares escenarios y a veces simultáneamente en dos o tres lugares distintos.
Inopinadamente aparecían en el horizonte, cometían una tremenda fechoría y regresaban a sus cubiles llevando ganado, cautivos y otros frutos de su rapiña y volvían a salir con distinto rumbo, buscando caer sobre las zonas indefensas y dejando señalado siempre su paso por un reguero de sangre, con los mutilados e inermes cuerpos de sus víctimas y con la negrura del incendio destructor. Su embate contra todo lo que era un signo de vida civilizada, concluía a veces con la destrucción y masacre de las fuerzas que se les oponían.
Vencedores o vencidos el saldo era siempre pavorosamente dramático: los pueblos destruidos, los hogares enlutados, la vigilia permanente y el terror oprimiendo los corazones.
En la imagen: Templo de San José del Morro, el más antiguo de la Provincia de San Luis.


Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar / Pastor, Reynaldo A. – San Luis, su gloriosa y callada gesta (1810-1967) – Buenos Aires (1970).


miércoles, 17 de noviembre de 2010

DÍA DE LA AVIACIÓN DE EJÉRCITO


En el día de la Aviación de Ejército, conmemoramos la recreación del Comando de Aviación, el 17 de noviembre de 1958, y enviamos especiales saludos a todos sus miembros.


La misión de la Aviación de Ejército incrementará la capacidad de las fuerzas terrestres para realizar operaciones militares, empleando en la tercera dimensión sus medios aéreos orgánicos para la ejecución de funciones de combate, apoyo de fuego, apoyo de combate. Esencialmente la Aviación participa en la batalla ejecutando operaciones aeromóviles, de apoyo de fuego, defensa aérea, defensa antitanque, exploración y reconocimiento, observación, vigilancia aérea, comando, control, comunicaciones e inteligencia (C3I) y guerra electrónica.

La misión cobrará mayor relevancia cuando las operaciones terrestres se desarrollen en grandes espacios, con poca densidad de tropas o cuando se deba operar con flancos libres, retaguardias expuestas y en zonas no totalmente bajo propio control, proporcionando movilidad táctica para desplazar rápidamente efectivos para ocupar lugares críticos, efectuar cercos o lograr la concentración de medios.

Sus elementos proporcionarán a los comandos terrestres, la posibilidad de introducir modificaciones significativas en la relación del poder de combate en lapsos reducidos, creando las condiciones para el éxito o aprovechando aquellas que se hubieran producido durante el desarrollo del combate.

En nuestro país, el empleo del medio aéreo conaplicaciones militares se remonta a la Guerra de la Triple Alianza, cuando en "Potrero Piris", el 8 de julio de 1867, el Sargento Mayor Roberto A. Chodasiewicz, se elevara en un globo aerostático para observar el dispositivo de Humaitá. A partir de allí, el Ejército fue el principal protagonista del desarrollo aeronáutico nacional, a través de jóvenes entusiastas que contando con el desinteresado apoyo de Instituciones Civiles y Aeroclubes, logran en 1912 la creación de la Escuela de Aviación Militar, con asiento en El Palomar.

Durante el período 1912 - 1945, mediante una tesonera labor, se produce una gran expansión del medio aéreo, creándose las primeras Unidades de Aviación, el Arma de Aviación de Ejército, la Fábrica Militar de Aviones y el Comando de Aviación de Ejército, para luego de 33 años de trabajo sin pausa, dar origen a la actual Fuerza Aérea Argentina.

La decisión de crear esta nueva Fuerza Armada, motivó que el Ejército cediera casi la totalidad de su material aéreo e instalaciones. Con el material restante, más algunas incorporaciones esporádicas, se mantuvieron los apoyos aéreos de la Fuerza.

Este hecho, más las crecientes necesidades impuestas por los modernos escenarios, dieron como resultado la recreación de la Aviación del Ejército en el año 1956.

A partir de ese momento y con la sistemática incorporación de aeronaves, personal y Unidades, la Aviación de Ejército ha apoyado a la Fuerza y a la Comunidad en forma ininterrumpida en todo el territorio nacional.

En el año 1965 participó con un avión Cessna U -17 en la primera expedición al Polo Sur.

En el año 1975, tuvo su bautismo de fuego durante la Operación Independencia.

En el año 1982, obtuvo una participación preponderante en todas las acciones llevadas a cabo en la gesta de Malvinas.

En el año 1989, participó en la recuperación de los cuarteles del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 en La Tablada. Los apoyos de Aviación de Ejército se ven permanentemente materializados a través de la participación en las campañas antárticas, las evacuaciones sanitarias, los ejercicios Conjuntos y Combinados, los incendios forestales y las inundaciones que afectan a distintas zonas del país.

Fuente: www.ejercito.mil.ar


En la Imagen: Dibujo de Carlos A. Garcia. Durante la Guerra de Malvinas el entonces Capitán Jorge Svendsen, acompañado por el Cabo 1º San Miguel y el Sarg Ay Santana, abordo de un UH-1H del Batallón de Aviación de Combate 601 de la Aviación del Ejército Argentino, rescatan al Capitán (ARA) José César Arca luego de eyectarse de su A-4Q posterior al ataque a la corbeta HMS Ardent. La hazaña fue espectacular por la mala meteorología y la amenaza de ataques enemigos. Svendsen debió introducir los esquíes de su helicóptero en el picado mar, para que el accidentado piloto pudiera colgarse y ser llevado de esa manera unos 500 m hasta la costa para ser subido posteriormente al interior del helicóptero.



martes, 16 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DEL RECONOCIMIENTO A LOS VENCEDORES DE LA FLORIDA


El día 16 de noviembre de 1814, por decreto se otorga una distinción a los vencedores de la Batalla de la Florida. El premio consistió en "un escudo de paño su fondo blanco con vivo celeste y la inscripción siguiente: La Patria a los vencedores de La Florida". Este escudo se dio al Coronel Juan A. Álvarez de Arenales y a las tropas que a sus órdenes combatieron y triunfaron el 25 de mayo de 1814, para ser llevado en la manga izquierda de sus uniformes. El 13 julio de 1821, en recordación de ese hecho de armas, se dio el nombre de La Florida ó Florida a la antigua calle Unquera, en el centro de la ciudad de Buenos Aires.
La batalla de la Florida fue ganada por los patriotas el 25 de mayo de 1814. Este combate se libró en los márgenes del río Piraí. El coronel Ignacio Warnes, Juan A. Arenales y José Manuel Mercado derrotaron al realista José Joaquín Blanco que gobernaba este pueblo.En la contienda participaron unos ocho mil hombres, de los cuales 300 fueron comandados por Warnes, otro tanto por Mercado y el resto por Arenales.
Los jinetes al mando de Mercado se ubicaron al borde del monte que existía en la parte norte del pueblo. En la parte sur de la playa se dispuso la artillería. Ocultas en el margen del monte se ubicaron las unidades comandadas por Warnes. Arenales se hizo cargo de la agrupación de la infantería y artillería. Ubicadas de esta forma esperaron a que Blanco dé inicio a la contienda.En la madrugada, Blanco atacó a las fuerzas comandadas por El Colorao Mercado, las mismas que retrocedieron hacia las tropas de Warnes que esperaban. Con esta estrategia apoyada por distintos flancos, a Blanco no le quedó más que retroceder hacia el pueblo. Buscó refugio en la plaza principal, con la intención de buscar desde ese lugar reorganizarse para poner resistencia.Warnes no dudó en ir por él, y al llegar a la plaza le desafió en voz alta a un combate personal. Blanco, ya herido en la pierna y otras partes de cuerpo, cayó muerto y la victoria de esa batalla fue para los patriotas.
La historia inmortalizó su nombre al comandar al ejército patriota que triunfó en la batalla de “La Florida” en 1814. El historiador salteño Roberto Vitry refiriéndose a tan arrolladora victoria afirmó: “El triunfo de la Florida” casi termina con la vida del prócer: Arenales, solo ya, sigue peleando sin pensar en rendirse. Un feroz hachazo le tiene el cráneo abierto en uno de sus parietales. Su cara está tinta en sangre”. Concluye este investigador: “En fin: trece heridas tienen despedazada su cara, su cabeza y su cuerpo –por lo que sus adversarios le llamarían con el apodo de “El Hachado”, y todas están manando sangre”. San Martín llamaba a Arenales “compañero y amigo”. Concluida la entrevista de Guayaquil, -1822- en reconocimiento por su coraje y leal colaboración, el Padre de la Patria delegó en él el mando de las tropas a su cargo, informando su decisión a Bolívar.
En la imagen: General Juan A. Álvarez de Arenales.

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lunes, 15 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL FRANCISCO CLAVERO


“Clavero no era ni salteador ni encubridor, ni caudillo ni gaucho malo. Era un viejo veterano de granaderos a caballo de San Martín, que a fuer de antiguo soldado y de valiente, había llegado a coronel al servicio de Rosas y de la montonera”. Tal lo dijo Sarmiento, y la frase sirve como introducción a esta biografía sobre Francisco Clavero, nacido en Mendoza en 1799 y soldado del ejército sanmartiniano cuando tenía apenas 15 años de edad.
Pasó a Chile con San Martín y se batió en Chacabuco, Maipú, la campaña de Penco, el sitio de Talcahuano y Cancha Rayada; e hizo después, en el Perú, la campaña de la Sierra, a las órdenes del general Alvarez de Arenales. Por razones de salud debió regresar a su patria, llegando a Mendoza a fines de 1826. De allí se trasladó a Buenos Aires y entró al servicio del gobierno bonaerense en las fuerzas de frontera. Participó en seis campañas contra los indios ranqueles y boroganos, y en marzo de 1830, con el grado de capitán de caballería, fue agregado a la subinspección de campaña en Buenos Aires. Un año después pasó al piquete de Patricios Libertos a Caballo, escolta del gobernador; pero posteriormente fue trasladado a la frontera del sur (octubre de 1831) y luego a Tapalqué, donde permaneció durante todo el año 1832. Tomó parte en las operaciones contra los pampas, en la división del Rosas, hasta febrero de 1834, y en seguida fue destinado al Segundo Escuadrón del Regimiento de Blandengues Nueva Frontera, con asiento en el Fuerte Argentino. En octubre de ese mismo año ascendió a sargento mayor graduado; en las guarniciones de Fuerte Argentino y Bahía Blanca estuvo hasta junio de 1841, época en que fue trasladado al Fuerte de Azul, y en agosto de 1845, al campamento general de El Centinela. Sus nuevos destinos fueron Navarro, Bragado y la Guardia del Luján.
Desde junio de 1848 revistó en la división destacada en San Benito de Palermo, donde permaneció hasta diciembre de 1851, en que volvió a pasar al regimiento de Blandengues Nueva Frontera (Bahía Blanca). En enero y febrero del año siguiente hizo la campaña de Caseros en el ejército rosista, y tras la caída de Rosas fue destinado a Dolores y Chascomús.
En diciembre de 1852, Clavero se contó entre los jefes federales que se reunieron en la chacra de Olivera (San José de Flores) y se pronunciaron a favor del movimiento que encabezaba el coronel Hilario Lagos, partidario del Acuerdo de San Nicolás y contrario a la segregación de Buenos Aires. En las filas revolucionarias peleó y venció en el Rincón de San Gregorio, el 22 de enero de 1853, al mando del general Gregorio Paz. Esta campaña terminó con la traición de Juan H. Coe.
Posteriormente, el 22 de noviembre de 1856, el gobierno de la Confederación lo designó teniente coronel del Regimiento 2º de Dragones, con guarnición en el Fuerte de San Rafael (Mendoza), a las órdenes del coronel Juan de Dios Videla. Allí estuvo hasta 1860 custodiando la frontera Sud de dicha provincia.
Cuando, a fines de 1860, el gobierno de la Confederación nombró interventor en San Juan al gobernador de San Luis, coronel Juan Saá, Clavero lo acompañó con fuerzas mendocinas, y en la batalla de la Rinconada del Pocito (11 de enero de 1861), tuvo a su mando el centro federal. En esta campaña fue su prisionero el ex gobernador Antonino Aberastain, quien, como intentó un amotinamiento, fue pasado por las armas por orden de Clavero, al día siguiente de la batalla. Este episodio dio pábulo a la prensa liberal de Buenos Aires, y el presidente Derqui ordenó el procesamiento de Clavero, que fue conducido a Paraná para ser sometido a un Consejo de Guerra.
El coronel Clavero peleó en Pavón (17 de setiembre de 1861), al mando de un escuadrón de puntanos, integrando las fuerzas del general Juan Saá que tuvieron brillante actuación en esa batalla. Luego pasó a Córdoba, para prestar apoyo al gobernador Allende, que sería derrotado en el Bajo del Molino (20 de noviembre de 1861).
Tras el derrumbe de la Confederación, Clavero pasó a Chile junto con Juan Saá y otros federales. Mientras tanto las autoridades liberales reabrieron su proceso por el caso Aberastain, y como no pudieron capturar a Clavero apresaron a sus hijos y los cargaron de grillos en el Fuerte de San Rafael. Al saber el viejo guerrero lo que ocurría traspuso la cordillera para entregarse; pero en esos momentos (marzo de 1863) se produjo el levantamiento del general Angel Vicente Peñaloza (el Chacho), y Clavero se levantó en armas; liberó a sus hijos; los puso a cubierto, y se unió al Chacho. Derrotado en Algarrobo Grande, fue hecho prisionero por el comandante José Manuel Puebla. Clavero fue enviado entonces al director de la guerra, Domingo Faustino Sarmiento, quien lo puso a disposición del gobierno nacional. Casi dos años pasó el guerrero federal en la cárcel de Mendoza, sin proceso ni juez. Desde su prisión mendocina elevó al gobierno de Mitre diversas peticiones sobre su situación, y con fecha 25 de mayo de 1864 solicitó a la Legislatura de Mendoza un indulto en mérito a los servicios prestados a la patria, desde los 15 años de edad. En julio de 1865 fue enviado a Buenos Aires, y en febrero de 1867, estando preso en la policía bonaerense, fue autorizado para asistirse en el Hospital General de Hombres. Dos meses después fue dado de alta y reintegrado a la prisión. El Consejo de Guerra pronunció al fin de su fallo (pena capital), que fue elevado al presidente de la República. Este declaró nula la sentencia y Clavero volvió a Mendoza y recobró la libertad, sin haber obtenido absolución ni condena.
Francisco Clavero, cuya vida fue un ejemplo de lealtad y honradez, falleció el 13 de noviembre de 1867, a los sesenta y siete años, en su domicilio de la calle Mayo 258.
La defunción de Clavero fue asentada en Catedral Norte (Basílica de Nuestra Señora de la Merced), la causa de su fallecimiento fue aneurisma, según el testimonio del doctor Marcos Fuentes. Siendo inhumado el mismo día en el Cementerio de la Recoleta, en la bóveda ubicada en la Sección 19, tablón 16, sepultura 57, según constancias que surgen del Registro de Inhumaciones de 1867. Clavero era casado con Doña Paula Romero.


Fuente: Chávez Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación / www. revisionistas.com.ar / Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado


domingo, 14 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE AYOHUMA


El 14 de noviembre de 1813 se produce la Victoria realista en Ayohuma (en quechua cabeza de muerto). El 5 de octubre de 1813, el General Manuel Belgrano había llegado con su ejército derrotado al pueblo de Macha, cerca de Ayohuma. En seguida envió pedidos de auxilio a los gobernadores, requiriendo refuerzos para continuar la lucha contra los realistas. El General Díaz Vélez le sugirió que se retirara a Potosí para preparar mejor sus defensas, pero Belgrano no siguió su consejo. Álvarez de Arenales desde Cochabamba, Ortiz de Ocampo desde Charcas y Warnes desde Santa Cruz de la Sierra mandaron refuerzos. De esta forma, el ejército patriota llegó a tener unos 3.400 hombres aunque con solo un tercio de veteranos y una artillería deficiente. Belgrano confiaba en la calidad de su caballería; la batalla fue muy cruenta, triunfando los españoles. Tres cuartas partes del ejército patriota quedó en el campo y los sobrevivientes se retiraron finalmente a Potosí.


Previo al combate
Luego de la derrota de Vilcapugio, Belgrano estableció su cuartel general en Macha. Allí reorganizó a su ejército. Obtuvo ayuda de Francisco Ocampo (Presidente de Charcas), y de las provincias del Alto Perú (Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Chayanta). A fines de octubre de 1813, el ejército patriota contaba con alrededor de 3.400 hombres, de los cuales apenas 1.000 eran veteranos.
A pesar de su reciente victoria, las tropas de Pezuela, estaban refugiadas en las alturas de Condo-Condo y rodeadas por poblaciones hostiles, no podían emprender ataque alguno contra el Ejército del Norte. Finalmente, el 29 de octubre, los realistas partieron desde su campamento en Condo-Condo, a fin de retomar la ofensiva antes de que los patriotas se robustecieran más. El 12 de noviembre llegan a Toquirí, una elevación a cuyos pies se halla la pampa de Ayohuma.
Mientras tanto, en su cuartel general, Belgrano reunió una junta de oficiales para discutir el plan de operaciones a seguir. La opinión de la mayoría, encabezada por Eustaquio Díaz Véles, se inclinaba por retirarse a Potosí antes de arriesgar a las tropas revolucionarias pero el general insistió en enfrentar a los realistas alentando a sus subalternos: "Yo respondo a la Nación con mi cabeza del éxito en la batalla". Esa misma noche las fuerzas abandonaron Macha y se dirigieron hacia Ayohuma.

La Batalla
Las tropas que se estaban por enfrentar presentaban una desproporción importante. Mientras que la caballeria patriota doblaba en número a la realista, los españoles contaban con el doble de infanteria y 18 piezas de artillería, contra 8 de las tropas de Belgrano.
A mitad de la mañana, los españoles que habían descendido de su posición elevada para ubicarse sobre la derecha del ejército del Río de la Plata, comenzaron el fuego con sus cañones, dispersando a las tropas adversarias. En un alto del fuego enemigo, Belgrano ordenó el avance de la infantería y la caballería, pero éstos no pudieron resistir ante la oposición de los españoles. A esto se le agregó el problema de la artillería patriota, que no tenía la suficiente potencia como para hacer daño al ejército realista.
Belgrano se vio obligado a retroceder y mediante un llamado de clarín logró reunir a alrededor de 500 hombres. En el campo de batalla quedaron alrededor de 200 muertos, 200 heridos y 500 prisioneros y casi toda la artillería. Los 500 hombres se dirigieron hacia Potosí, pero la ciudad debió ser prontamente evacuada ante la cercanía del enemigo. Belgrano se dirigió entonces hacia Tucumán, donde el 30 de enero de 1814 le entrega el mando del Ejército del Norte al General José de San Martin. Luego comentaría por escrito la superioridad táctica del español frente a su limitado conocimiento de la guerra.

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sábado, 13 de noviembre de 2010

BUZON DE CAMPAÑA


La inventiva, fértil ante la necesidad, llevó a que las tropas de comunicaciones jalonaran los caminos obligados de circulación con buzones de campaña. El despliegue de estas grandes maniobras movilizó incluso a personal perteneciente a Correos y Telégrafos para colaborar en la recepción y despacho de correspondencia tanto particular como oficial.

La imagen: Fotografos no identificados. Memoria de las maniobras relizadas en Sierra de los Cóndores, Cordoba, Tomo V Gelatino Bromuro, 1925. Servicio Historico del Ejercito.

Fuente: "Soldados 1848-1927" de la Fundación Soldados.


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viernes, 12 de noviembre de 2010

LA NOCHE DE LOS MUSEOS 2010


Como se viene desarrollando hace varios años el próximo sábado 13 de noviembre a partir de las 2000hs hasta las 0200hs se abrirán las puertas de los museos de la ciudad, entre los cuales figuran algunas Unidades de Ejército y Marina.Queremos invitamos a participar de las actividades que se realizarán y conocer un poco mas de Nuestro Ejercito.
¡Los esperamos!


EDIFICIO LIBERTADOR - MINISTERIO DE DEFENSA
Azopardo 250

Exposiciones:
*Patrimonio histórico. Uniformes y objetos pertenecientes a las Fuerzas Armadas.
Actividades:
* 20.00 hs. Música. Banda de la Fuerza Áreas Argentina

* 21.30 hs. Música/danza Agrupación Sinfónica del Ejército. Músicas y danzas tradicionales.


MUSEO DE ARMAS DE LA NACIÓN “TTE. GRL. D PABLO RICCHERI”
Av. Santa Fe 702

Exposiciones:
* Exposición permanente del Patrimonio. Armas europeas de los siglos XII hasta el Siglo XVII, japonesas de la época Tokugawa (1603/1868) y armas usadas en nuestro territorio desde 1536 hasta la actualidad.

* Bicentenario del Ejército Argentino. Armas usadas por nuestro Ejército desde 1810 hasta 2010.


MUSEO DE LOS PATRICIOS DE BUENOS AIRES, MONUMENTO HISTÓRICO NACIONAL
Av Intendente Bullrich 481

Exposiciones:
* Sala Invasiones Inglesas y Revolución de Mayo. Maquetas, documentos y objetos.
* Sala de las Campañas del Regimiento siglo XIX y XX
* Sala Estrada. Colección de objetos de las Invasiones Inglesas.

Actividades:
* 20.00 a 02.00 hs. (cada hora) Video Institucional: Formación del Regimiento de Patricios y sus distintos ceremoniales y actividades en la actualidad.

* 20.00 a 02.00 hs. (en continuado) Visita: Recorrida del Museo. Santiago de Liniers, Manuel Belgrano, un soldado de la Triple Alianza, un reservista y un combatiente de Malvinas relatarán la visita.

* 20.30/21.30/22.30 hs. Música: Carrusell de la Banda Militar Tacuarí.


MUSEO HISTÓRICO DEL REGIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO “GENERAL SAN MARTÍN”
Av. Luis María Campos 554

Exposiciones:
* Exposición del patrimonio permanente. Recorrido por la vida del Libertador, la creación del Regimiento, el Cruce de la Cordillera, la Campaña Libertadora y las misiones de los Granaderos.
* Puesta en Valor de la Balaustrada. Fotografías del trabajo de restauración.

Actividades:
* 20.00 / 21.30 / 23.00 y 00.30 (Video) Proyección institucional sobre la historia del Regimiento.


* 20:15/ 21:45 / 23:15 y 00:45hs (Visita) Recorrido Guiado del Edificio Histórico. Gran Hall de los Símbolos Sanmartinianos. Presentación del Sable Corvo del Libertador y Reseña de la Bandera Histórica del Ejército de los Andes. Visita guiada al Museo.

* 21.00 / 22.30 / 00.00 y 01.30hs (Música) Carrusel de la Fanfarria Militar "Alto Perú"

* 21:15 / 22:45 / 00:15 y 01:45hs Presentación de los distintos pelajes del ganado empleado por el Regimiento de Granaderos y Desfile de efectivos Montados del Regimiento.

En la Plaza de Armas se invitará a todos los presentes con mate cocido, tortas fritas y pastelitos.


BUQUE MUSEO CORBETA ARA “URUGUAY”
Alicia Moreau de Justo 500

Exposiciones:
* Patrimonio del museo. Cubierta e interiores del histórico buque. Exposición de instrumentos, uniformes de época y objetos.
* Primeros argentinos en el Polo.

Actividades:
* 20.00 hs. Arriado del pabellón

* 20.30/21.30/22.30 hs. Narración oral: De cara al Bicentenario: Alberto Vaccarezza. Escuela de Lectores Narradores Sociales de María Héguiz.


BUQUE MUSEO FRAGATA ARA “PRESIDENTE SARMIENTO”
Alicia Moreau de Justo 900

Exposiciones:
* El Buque Escuela y la vida abordo
* Cien años atrás. Infografías, documentos, uniformes y otros objetos del 9º Viaje de Instrucción realizado entre 1909 y 1910.
* La ciencia en el mar. Exploración del Océano por parte del CONICET, el Servicio de Hidrografía Naval y la COPLA.


Actividades:
* 20.00 hs. Arriado del pabellón

* 20.30/22.30 hs. Faenas marineras. Cazado de la vela mayor y muestras de nudos marineros.

Para más información: www.lanochedelosmuseos.com.ar

jueves, 11 de noviembre de 2010

DÍA DE LA ESPECIALIDAD DE ARSENALES “SAN MARTÍN DE TOURS”


En el día en que la Especialidad de Arsenales festeja el aniversario de su creación y celebra a su patrono, San Martín de Tours, hacemos llegar nuestros saludos a todos los integrantes. Breve Reseña Histórica del Comando de Arsenales
La Especialidad de Arsenales nació con los albores de la Patria, por cuanto antes de estallar la Revolución de Mayo, en el Virreinato del Río de la Plata solamente existía la "Armería Real" en la que revistaban un maestro mayor de armería, ocho oficiales y peones, que apenas funcionaba como depósito y lugar de mantenimiento pero sin capacidad de producción; y el "Parque de Artillería" que almacenaba los cañones, obuses y morteros que se encontraban fuera de servicio. Por el año 1806, antes de las Invasiones Inglesas, existió en Buenos Aires el Cuerpo de Maestranza de Artillería, dividido en dos secciones: carpintería y herrería. Dicho Cuerpo efectuaba actividades tales como reparar armas, reparar y construir bases para cañones de batalla, de plaza y carruajes, construir lanzas, sables y espadas, almacenar pólvora y mantener en depósito el material de artillería fuera de servicio.
Durante las Invasiones Inglesas se destacó la participación del Sargento Mayor de Artillería Esteban de Luca, quien con su empeño y creatividad organizó los primeros servicios para la fabricación de cañones y fusiles. Al mismo tiempo que Domingo Matheu se encontraba instalando la primera fábrica de pólvora y municiones.
A partir del 2 de septiembre de 1810 se concluyó la organización de la fábrica de fusiles esta vez a cargo de Matheu. En 1811 se estableció una fábrica de fusiles en Tucumán bajo la Dirección de Clemente Zavaleta y una fábrica de pólvora en Córdoba.
En 1812 el gobierno central encaró la producción de piezas de artillería y para ello se designó a D Angel Monasterio y al Barón de Holmberg, al mando de una fábrica instalada en Jujuy.
A la hora de la emancipación americana, la futura especialidad de arsenales se hizo presente con su esfuerzo silencioso y fecundo cuando, el General San Martín a fin de solucionar el problema de abastecimiento del Ejército de los Andes, nombró a Fray Luis Beltrán a cargo de la maestranza y laboratorio del Estado de Mendoza, debiendo cumplir con la misión de forjar las armas que llevaron por América el grito de libertad.
El 19 de enero de 1816, el ya Capitán Esteban de Luca fue designado Director de la Fábrica de Fusiles, donde se obtenía igual calidad que en la experimentadas fábricas europeas.
La totalidad de los establecimientos que configuraban el Servicio de Arsenales, en la medida en que pudieron subsistir, fueron reunidos en 1817, bajo un mando común, pasando a depender de lo que posteriormente sería la Inspección General del Ejército.
A través de un decreto del 24 de septiembre de 1822 se dispuso marcar el armamento con la inscripción de Buenos Aires, penando con arresto y pago del valor del arma al que la perdiese, aumentando dicha pena para aquel que comercializara con ellas.
En 1827, también por decreto se creó la maestranza de artillería en la cual se capacitaban los oficiales en tres ramas: carpintería, armería y mixta (dedicada a la fabricación de munición). Durante la presidencia de Julio A. Roca, su ministro de Guerra, General Victorica, dispuso la constitución del "Arsenal de Guerra", que fue el primer elemento de Arsenales orgánico del Ejército producto de un plan preconcebido y estudiado. La tarea fue encomendada al Coronel Domingo Viejobueno, y para su asentamiento se construyó un edificio en el predio ubicado entre las calles Combate de los Pozos, Pichincha, Caseros y Garay.
Posterioriormente, en 1885 con el nombre de Arsenal Principal de Guerra se creó el actual Batallón de Arsenales 601, en 1863 se creó la Dirección General de Materiales y en 1897 la Dirección General de Arsenales de Guerra, cuya finalidad era coordinar la actividad de todos los talleres y fábricas; su primer Director fue el Cnl D Pablo Riccheri.
Dada la cantidad de materiales, la diversidad de procesos de fabricación y la necesidad de abastecer racionalmente a las Unidades, y para cumplir con dicha finalidad, se creó la Escuela de Operarios Militares, a fin de dotar con personal idóneo a los Arsenales y Talleres del Ejército. En 1921 se creó el Batallón de Arsenales como dependencia de la Dirección General de Materiales del Ejército (DGME) y entre los años 1943 y 1954 se crean talleres en distintos puntos del país para lograr un eficiente apoyo zonal.
En 1964, como consecuencia de las modificaciones operadas en la organización del Ejército, la Dirección General de Materiales del Ejército se transformó en el Comando de Arsenales. Por ley 19.101 del año 1971, el Presidente de la Nación decretó la creación del Escalafón "Servicio de Arsenales" en la categoría Personal Superior dentro del Cuerpo Profesional, a partir del 01 de enero de 1972, expresando que: "...razones orgánicas determinaron la conveniencia de contar con Personal Superior especializado en Arsenales, a fin de que las funciones típicas del mismo, sean cumplidas por personal especialmente reclutado y capacitado a tal fin; que la experiencia aconseja que dicho personal se forme en el Comando de Institutos Militares, mediante su reclutamiento por el Colegio Militar de la Nación", egresando de esa casa de estudios, a partir de 1976 los Oficiales de Arsenales.
El espíritu que los anima quedó demostrado durante la Guerra de Malvinas, donde superando obstáculos, apoyaron a las tropas permitiéndoles mantener su capacidad y potencia de fuego. Desde 1987 bajo la denominación de "Dirección de Arsenales", la especialidad adquiere la organización actual. Hoy, numerosos son los Arsenaleros que, formando parte de las misiones en la Organización de las Naciones Unidas, participan en la importante tarea de mantener la paz en el mundo. La evolución orgánica y tecnológica ha dado a esta Especialidad singular importancia por lo que sus miembros forman parte del Cuerpo de Comando del Ejército.


Fuente: www.arsenales.ejercito.mil.ar


miércoles, 10 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL TENIENTE CORONEL JUAN FRANCISCO DÍAZ


Nació en Algeciras, provincia de Andalucía, España. Antes de cumplir su año de nacimiento sus padres lo condujeron a Cartagena de Indias, donde siguió la carrera de piloto, en el ejercicio de la cual vino al Río de la Plata, donde lo halló la primera invasión británica. Fueron sus padres Juan Díaz y María Dolores Núñez.
En agosto de 1806 salió de Montevideo con el ejército que se formó para reconquistar la ciudad de Buenos Aires, como 2º de una cañonera, y desembarcando en Las Conchas (actual Tigre) se incorporó a los Tercios de Marinos que mandaba el teniente de fragata Cándido Lasala, con los que intervino activamente en la Reconquista. Enseguida pasó destinado a la sumaca “Belén” hasta el 4 de abril de 1807, en que pasó al servicio de tierra por haber sido dado de alta el mismo día como subteniente de milicias, jerarquía con la cual tomo participación activa en la memorable Defensa de esta Capital del 2 al 7 de julio del mismo año.
El 14 de agosto de 1807 obtuvo la jerarquía de subteniente de línea y el 16 de febrero de 1808 el grado de teniente del Regimiento de Infantería Ligera de Montevideo. El 22 de febrero del último año ascendió a teniente efectivo del Regimiento de Infantería del Río de la Plata; cuerpo en el cual fue promovido a ayudante mayor el 22 de setiembre, y a capitán graduado, el 3 de octubre del mismo año 1808. En esta última fecha obtuvo su retiro del servicio.
El 1º de febrero de 1811 la Junta le otorgó despachos de 2º capitán de la Balandra de guerra “San Felipe y Santiago”, con la asignación de “setenta pesos mensuales por único sueldo durante se halle en efectivo”, según expresa el despacho correspondiente. La balandra de referencia, que tomó el nombre de “América”, estaba mandada por el comandante Angel Hubac y montaba 3 cañones y estaba tripulada por 26 hombres. Con dicho buque, Díaz asistió al combate naval de San Nicolás el 2 de marzo de aquel año; logrando la “América” colocarle cuatro impactos de cañón en el casco y arboladura al bergantín español “Cisne”, armado con 12 cañones, no obstante lo cual no pudo impedir el desastre de la escuadrilla patriota.
Procesados los jefes que intervinieron en aquella acción de guerra, Díaz salió absuelto, razón por la cual la Junta le extendió el 8 de agosto de 1811 despachos de “Capitán del lanchón de auxilio armado en guerra con la asignación de cincuenta pesos mensuales por único sueldo durante se halle efectivo”, según expresa el correspondiente despacho otorgado en aquella fecha y que lleva la firma de Saavedra, Domingo Matheu, Juan de Alagón, José Antonio Olmos y Dr. Juan Ignacio de Gorriti; firmando como secretario el Dr. José García de Cossio.
Con la referida embarcación, Díaz se halló en la acción del 19 de agosto de 1811 contra la escuadra de Michelena, que hizo fuego a las Balizas, encontrándose el lanchón patriota en la orilla del río, teniendo que observar al enemigo barajando los bancos. Al pactarse los ajustes con Montevideo, el 20 de octubre de aquel año, fue Díaz el que condujo los pliegos al “Belén” con tal motivo.
El 1º de enero de 1812 fue nombrado subteniente 1º de la 6ª Compañía del Regimiento de Artillería de la Patria que mandaba el coronel Manuel Guillermo Pinto, con el cual perteneció a la guarnición de esta Capital. El 23 de febrero de 1813 la Asamblea General Constituyente le otorgó el “título de ciudadano de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. En el Regimiento de Artillería dictó clase de matemáticas a los cadetes.
De octubre de 1813 a abril de 1814 estuvo destacado en la Ensenada y en julio del último año, en la Capitanía del Puerto de Buenos Aires. El 11 de agosto de 1814 el Director Posadas lo ascendió a ayudante mayor del batallón Nº 10 de Infantería, con el que marchó a Montevideo, a las órdenes del coronel Barón de Holmberg. El 12 de noviembre del mismo año fue promovido a capitán de la 3ª Compañía del mismo cuerpo. El 7 de diciembre de igual año fue destinado a la compañía de cazadores de su batallón.
Permaneció de guarnición en Montevideo hasta marzo de 1815, en que regresó a Buenos Aires, pasando el día 30 de aquel mes a mandar la compañía de granaderos del Nº 10, y el 7 de junio del mismo, la 4ª del mencionado batallón.
El 31 de diciembre de 1815 obtuvo despachos de capitán del Regimiento de Artillería de la Patria, en cuya Plana Mayor revistó hasta el 1º de abril de 1816, en que pasó a mandar la 3ª Compañía del 2º
Batallón. El 22 de octubre de 1817 marchó a incorporarse al Ejército del Norte, donde el 6 de diciembre del mismo, el general Belgrano le encargó el mando de la 3ª compañía de artillería.
Permaneció en Tucumán hasta agosto de 1819, en que regresó a Buenos Aires. El 23 de este mismo mes y año se le dio el mando del bergantín “Belén”, en reemplazo de Luis Escofier.
El 5 de diciembre de 1820 pasó “en comisión” a mandar la 4ª Compañía del Batallón de Artillería de Buenos Aires. El 28 de febrero de 1822 obtuvo su reforma militar, siendo reemplazado en su compañía por el capitán Benito Nazar.
El 14 de diciembre de 1824 fue llamado nuevamente al servicio para marchar a Salta, a las órdenes del gobernador Arenales y en marzo del año siguiente tomó parte con el mismo General en la campaña contra Olañeta. Incorporado el 19 de agosto de 1825 al Batallón de Cazadores de Salta, que organizó el comandante José María Paz, el 2 de diciembre de 1825 salía de aquella ciudad para incorporarse al ejército de operaciones contra el Brasil. A llegar a Paraná, el capitán Díaz bajó a Buenos Aires conduciendo pliegos.
El Batallón de Cazadores de Salta fue el plantel del Regimiento 2 de Caballería, al cual perteneció Díaz hasta el 1º de abril de 1826, en que fue dado de baja por el General en Jefe del Ejército. El 1º de junio del mismo año fue incorporado a la Plana Mayor del Ejército, en el Estado Mayor General.
El 12 de enero de 1828 fue nuevamente destinado al ejército de operaciones y habiéndose embarcado para marchar a su destino, se encontró en el combate naval sostenido el 17 de febrero de aquel año por la escuadra republicana contra la enemiga, por el represamiento del bergantín “Sicilia”; siendo herido el capitán Díaz gravemente en el pie derecho, por lo cual quedó imposibilitado para servir en servicio activo en campaña. Por esta causa solicitó se le diera colocación en el puerto de la Ensenada, como comandante de aquella batería, solicitud despachada favorablemente el 18 de junio de 1828, siendo agregado al Batallón de Artillería.
Por hallarse comprendido en la Orden Superior del 29 de agosto de 1829 fue dado de baja por haber sido antes reformado. El 7 de octubre de 1830 fue dado de alta nuevamente como capitán de caballería y agregado al Cuerpo de Artillería de Buenos Aires; pasando en la misma fecha a servir con un piquete de esta arma a la guarnición de Bahía Blanca.
En aquel puesto, Rosas le extendió despachos de sargento mayor graduado de artillería el 30 de diciembre de 1831; y el 31 de agosto de 1832, recibió la efectividad de dicho empleo.
Continuó sirviendo en Fuerte Argentino o Bahía Blanca los años siguientes, hallándose en numerosos encuentros con los indios. Rosas le otorgó el 27 de noviembre de 1838 despachos de teniente coronel graduado de artillería, ejerciendo el comando de esta arma en la guarnición de Bahía Blanca.
Desempeñando el comando accidental de este último punto, el teniente coronel Juan Francisco Díaz falleció allí, el 10 de noviembre de 1850. Había contraído matrimonio en Buenos Aires, el 5 de agosto de 1807, con Nicolasa Preciado, porteña, hija de Pedro Preciado y María Eusebia Cerda.
En un informe extendido por el capitán (después coronel) Manuel Ramírez, del Regimiento de Artillería, el 12 de febrero de 1812, expresa que Díaz “se comportó con honor” en el combate naval de San Nicolás.
En la Imagen: Regimiento de Artillería Volante.

Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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martes, 9 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL DR. JOSÉ IGNACIO GORRITI


El 9 de noviembre de 1835 fallece en Sucre, Bolivia, el General y Doctor José Ignacio Gorriti. Graduado en la Universidad de Chuquisaca, fue uno de los organizadores de la guerra de guerrillas contra los españoles en el Norte del virreinato del Río de la Plata. Estuvo en las batallas victoriosas de Tucumán y de Salta. En 1816, fue uno de los diputados firmantes del Acta de la Independencia el 09-07, en la ciudad de Tucumán y en 1822, gobernador de la Provincia de Salta.
Hijo de Ignacio de Gorriti Navarro y de María Feliciana Coeto, nació en Jujuy en 1770. De niño estudió con los padre franciscanos y luego fue enviado a Córdoba junto a su hermano Juan Ignacio (quien luego sería un famoso canónigo). De 1782 a 1788 cursó en el Colegio Monserrat y en la Universidad de Charcas, recibiéndose de doctor en Cánones en 1789. Inmediatamente debió regresar a Jujuy debido al fallecimiento de su padre para administrar la finca Los Horcones, propiedad de su familia, cerca de Rosario de la Frontera, Salta, instalando una nutrida biblioteca filosófica, jurídica y literaria.
En 1802 se casó con Facunda Zuviría, con la cual tuvo una hija que se llegaría a ser la famosa escritora Juana Manuela Gorriti, que se casaría con el futuro presidente de Bolivia, Manuel Isidoro Belzu.
Haciendo uso de sus cuantiosos bienes equipó a soldados contra la Invasiones Inglesas de Buenos Aires de 1806. Hacia 1808 comenzó a conspirar contra los españoles en compañía de José Moldes y Francisco de Gurruchaga, y en 1810 fue de los más decididos a la hora de adherirse a la causa de la Revolución de Mayo, a la cual sirvió desde entonces sacrificando tano su persona como su fortuna.
Como dirigente revolucionario en Salta, formó la Partida de Baqueanos para el Ejército del Norte y el primer Cuerpo de Patriotas Decididos que se incorporó a las fuerzas que comandaba el General Martín Miguel de Güemes. Junto a este último peleó contra el realista Aramburu en los Valles Calchaquíes, y fue corresponsal de Ildefonso de las Muñecas y Bernardo de Monteagudo. Alojó a Antonio González Balcarce y Juan José Castelli cuando el Ejército del Norte pasó por Salta, ayudándolos con dinero, ganado, mulas y alimentos para la tropa. Además colaboró económicamente con Güemes para que este pudiera formar el Escuadrón de Salteños. Como colaborador de Manuel Belgrano hostilizó a las tropas de Tristán en la retirada del Ejército del Norte hacia Tucumán. Actuó además en las batallas de Las Piedras t Tucumán en 1812.
En 1816, el pueblo de Salta lo eligió diputado al Congreso de Tucumán; teniendo en el mismo una importante actuación, tanto en los debates como en las decisiones. Su nombre aparece en las actas del congreso en las sesiones secretas celebradas entre julio y agosto.
En 1817, con el Congreso ya en Buenos Aires, renunció a su cargo de diputado para volver a Salta y continuar su lucha contra los realistas. Electo senador al disuelto Congreso de 1819, fue luego ministro de Güemes y gobernador interino de Salta en 1819 y 1821. En 1820 consiguió una rotunda victoria frente al coronel realista Guillermo Marquiegui, del ejército del general Olañeta en la guerrilla que culminó en la jornada del Día Grande de Jujuy el 27 de abril de 1821.
Debido a conflictos que sobrevinieron renunció a su cargo, pero Güemes le pidió que volviera a colaborar con él, encargándole organizar el cuartel general del Chamical con el Coronel Jorge Enrique Vidt. Estando a su frente, recibió a Güemes herido de muerte prestándole las últimas asistencias.
Aunque severo en algunos aspectos fue un progresista gobernador de Salta entre 1821 y 1823. En 1825 fue gobernador delegado por ausencia de Arenales. Tras el derrocamiento de éste por su hermano “Pachi” Gorriti, desde 1827 hasta 1829, gobernó por segunda vez con gran eficacia: introdujo la vacunación antivariólica, fomentó la educación y la beneficencia, y legisló sobre el ejercicio de la medicina, la sepultura y nombramientos e incompatibilidades del Poder Judicial.
Sería una vez más gobernador delegado en 1831, debiendo emigrar ese año a Bolivia, pobre y con muchos hijos, a causa de las derrotas que le inflingiera Facundo Quiroga. Falleció en Charcas en 1835, auxiliado por su ilustre hermano, el canónigo Juan Ignacio Gorriti.

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lunes, 8 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE LA SARGENTO MAYOR MARÍA REMEDIOS DEL VALLE ROSAS


Porteña de nacimiento, pertenecía a la raza negra, pues en informes sobre sus servicios militares se expresa que era “parda”. Acompañando a su esposo, a un hijo propio y a otro adoptivo, marchó el 6 de julio de 1810 con el Ejército Auxiliar, al abrir la campaña sobre las provincias interiores. Se halló en todos los hechos de armas en que se encontró aquel Ejército, habiendo marchado en la división del comandante Bernardo de Anzoátegui, con la cual llegó hasta la villa de Potosí en diciembre de 1810. Se encontró en el desastre del Desaguadero, el 20 de junio e 1811 y en el retroceso que siguió a esta derrota, María Remedios del Valle Rosas marchó primera con la mencionada división de Anzoátegui y siguió después desde Potosí, a las órdenes del teniente coronel Bolaños hasta llegar a Jujuy. Asistió a las jornadas de Tucumán, Salta, Vilcapugio y Ayohuma, y en esta última acción de guerra cayó herida de bala, quedando prisionera de los españoles, según afirma el coronel Hipólito Videla en un informe fechado en Buenos Aires, el 17 de enero de 1827, el que va agregado al expediente iniciado por la causante el 23 de octubre de 1826, y en el que dice:
“Doña María Remedios del Valle, capitana del Ejército, a V. S. debidamente expone: Que desde el primer grito de la Revolución tiene el honor de haber sostenido la justa causa de la Independencia, de una de aquellas maneras que suelen servir de admiración a la Historia de los Pueblos. Si Señor Inspector, aunque aparezca envanecida presuntuosamente la que representa, ella no exagera a la Patria sus servicios, sino a que se refiere con su acostumbrado natural carácter lo que ha padecido por contribuir al logro de la independencia de su patrio suelo que felizmente disfruta. Si los primeros opresores del suelo americano aún miran con un terror respetuoso los nombres de Caupolicán y Galvarino, los disputadores de nuestros derechos por someternos al estrecho círculo de esclavitud en que nos sumergieron sus padres, quizá recordarán el nombre de la Capitana patriota María de los Remedios para admirar su firmeza de alma, su amor patrio y su obstinación en la salvación y libertad americana; aquellos al hacerlo aún se irritarán de mi constancia y me aplicarían nuevos suplicios, pero no inventarían el del olvido para hacerme expirar de hambre como lo ha hecho conmigo el Pueblo por quien tanto he padecido. Y ¿con quién lo hace?; con quien por alimentar a los jefes, oficiales y tropa que se hallaban prisioneros por los realistas, por conservarlos, aliviarlos y aún proporcionarles la fuga a muchos, fue sentenciada por los caudillos enemigos Pezuela, Ramírez y Tacón, a ser azotada públicamente por nueve días; con quien, por conducir correspondencia e influir a tomar las armas contra los opresores americanos, y batídose con ellos, ha estado siete veces en capilla; con quien por su arrojo, denuedo y resolución con las armas en la mano, y sin ellas, ha recibido seis heridas de bala, todas graves; con quien ha perdido en campaña, disputando la salvación de su Patria, su hijo propio, otro adoptivo y su esposo!!!; con quien mientras fue útil logró verse enrolada en el Estado Mayor del Ejército Auxiliar del Perú como capitana, con sueldo, según se daba a los demás asistentes y demás consideraciones debida a su empleo. Ya no es útil y ha quedado abandonada sin subsistencia, sin salud, sin amparo y mendigando. La que representa ha hecho toda la campaña del Alto Perú; ella tiene un derecho a la gratitud argentina, y es ahora que lo reclama por su infelicidad”. Dicha solicitud está firmada por Manuel Rico a ruego de la suplicante.
María Remedios del Valle Rosas servía en los hospitales y animaba en las líneas, aún en el acto de la lucha, y por esta causa recibió las varias heridas que menciona.
Después de una larga gestión, en la cual la heroína solicitaba se le abonasen seis mil pesos “para acabar su vida cansada”, como compensación de sus servicios y la pérdida de su esposo, su hijo y su entenado, el 24 de marzo de 1827 el Ministro de la Guerra, general Fernández de la Cruz, decretó que la peticionante se dirigiese al Congreso, por no estar “en las facultades del Gobierno el conceder gracia alguna que importe erogación al Erario”.
Cuenta Carlos Ibarguren, que años después de la Independencia, una anciana encorvada, desdentada, frecuentaba los atrios de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio. Se la veía también en la Plaza de la Victoria ofreciendo pastelitos o tortas fritas, o en ocasiones mendigando por el amor de Dios.
Llegaba de lejos, de la zona donde comenzaban las quintas, por donde tenía un rancho; para asegurarse las sobras de los conventos de las que se alimentaba.
Sin saber porqué, la llamaban “la capitana” y cuando la anciana mostraba sus brazos zurcidos por cicatrices, y contaba que las había recibido en la guerra por la Independencia los que la oían sentían compasión por su senectud y locura.
Así trascurrían inviernos y veranos, hasta que cierto día el general Viamonte, que había sido compañero de armas de Remedios, topó con la anciana.
- Pero si es “la capitana”, “la madre de la Patria”, la misma que nos acompañó al Alto Perú- Se dijo.
La mendiga le contó cuantas veces había golpeado a su puerta en busca de socorro y, como en cada ocasión la habían espantado por pordiosera.
Viamonte, como diputado, solicitó para ella una pensión por sus servicios en la guerra emancipadora.
María Remedios del Valle Rosas se dirigió más tarde a la Legislatura cuya Comisión de Peticiones se expidió el 1º de octubre de 1827, aconsejando el siguiente proyecto de decreto:
“Por ahora y desde esta fecha la suplicante gozará del sueldo de Capitán de Infantería, y devuélvase el expediente para que ocurriendo al P. E. tenga esta resolución su debido cumplimiento”.
No obstante esto, el expediente estuvo estancado hasta el año siguiente, en que el general Viamonte (que fue uno de los cuatro generales que informan el expediente existente en la Contaduría General: Díaz Vélez, Pueyrredón, Rodríguez y Viamonte, y coroneles Hipólito Videla, Manuel Ramírez y Bernardo de Anzoátegui consiguió que se llevara a consideración de la Legislatura en la sesión del 18 de julio de 1828, en la que habiendo objetado algunos diputados la solicitud, el general Viamonte la defendió en los términos siguientes:
“Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiera visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en la campaña del Alto Perú y la conozco aquí; ella pide ahora limosna… Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la patria desde el año 1810. No hay acción en que no se haya encontrado en el Perú. Era conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el ejército. Ella es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de balas, y lleno además de cicatrices de azotes recibidos de los españoles enemigos, y no se le debe dejar pedir limosna como lo hace”.
Posteriormente tomó la palabra Tomas de Anchorena, quien expresó: “Yo me hallaba de secretario del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el ejército, y no había acción en la que ella pudiera tomar parte que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; era la admiración del General, de los oficiales y de todos cuantos acompañaban al ejército. Ella en medio de ese valor tenía una virtud a toda prueba y presentaré un hecho que la manifiesta: El General Belgrano, creo que ha sido el general más riguroso, no permitió que siguiese ninguna mujer al ejercito; y esta María Remedios del Valle era la única que tenía facultad para seguirlo”…. “Ella era el paño de lágrimas, sin el menor interés de jefes y oficiales. Yo los he oído a todos a voz pública, hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer. Sino me engaño el General Belgrano le dio el título de Capitán del Ejército. No tengo presente si fue en el Tucumán o en Salta, que después de esa sangrienta acción en que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres sobre el campo, oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de esta mujer en asistir a todos los heridos que ella podía socorrer… Una mujer tan singular como esta entre nosotros debe ser el objeto de la admiración de cada ciudadano, y a donde quiera que vaya debía ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a una general; porque véase cuanto se realza el mérito de esta mujer en su misma clase respecto a otra superior, porque precisamente esta misma calidad es la que más la recomienda”.
Después tomó la palabra el diputado Silveyra, y otros, en defensa de la heroína, acordándose la siguiente resolución:
“Se concede a la suplicante el sueldo correspondiente al grado de Capitán de Infantería, que se le abonará desde el 15 de marzo de 1827 en que inició su solicitud ante el Gobierno, y devuélvasele el expediente para que ocurriendo al Poder Ejecutivo tenga esta resolución su debido cumplimiento”.
El 28 de julio de 1828 el expediente fue pasado a la Contaduría General a sus efectos. El 21 de noviembre de 1829 fue ascendida a “sargenta mayor de caballería”. El 29 de enero de 1830 fue incluida en la Plana Mayor del Cuerpo de Inválidos con el sueldo íntegro de su clase, listas en las cuales figura “con sueldo íntegro”, menos de enero a abril de 1832 y desde el 16 de abril de 1833 hasta el 16 de abril de 1835, en que tiene la nota “con sueldo doble”.
En el famoso decreto del 16 de abril de 1835 (en el párrafo final del mismo que no fue publicado, pero que existe en el decreto original), Juan Manuel de Rosas la destinó a la Plana Mayor Activa con su jerarquía de sargento mayor, situación de revista que mantuvo, y en las listas de noviembre de 1836 figura con el nombre de Remedios Rosas, que conserva aún en las listas del 28 de octubre de 1847 y con el sueldo de 216 pesos. En las listas del 8 de noviembre de 1847 hay una nota que dice: “Baja”. El mayor de caballería Dña. Remedios Rosas falleció”.
Fuentes: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / www. revisionistas.com.ar / Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).

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