sábado, 31 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DEL COMBATE DEL CERRITO


El 31 de diciembre de 1812 se produce la victoria Patriota en el combate del Cerrito, Montevideo. Tropas realistas de la guarnición de la sitiada ciudad de Montevideo, hacen una sorpresiva salida para intentar romper el sitio. Fuerzas de la infantería argentina, al mando del Coronel José Rondeau, se traban en una furiosa lucha cuerpo a cuerpo venciendo a los españoles.


Durante el año 1811, las fuerzas organizadas por la Junta Grande de Buenos Aires y las fuerzas gauchas organizadas por Jose Artigas habían puesto sitio a la ciudad de Montevideo, que se había negado a obedecer a las autoridades surgidas de la Revolución de Mayo. Este sitio había sido levantado a fines de ese año, cuando la situación militar quedó en condiciones desfavorables en el frente del Alto Perú.
La llegada al poder del Segundo Triunvirato, impulsada por el cambio de la situación en el frente norte permitió reiniciar el sitio hacia octubre de 1812. Las fuerzas patriotas, al mando de José Rondeau, pusieron sitio a la ciudad. Sobre el Río Uruguay había una segunda fuerza, al mando de Domingo French, además de las milicias de Artigas, que no se habían sumado aún al sitio por desavenencias con el jefe político del mismo, Manuel de Sarratea. De todas formas, el ejército sitiador logró expulsar a los realistas de Colonia del Sacramento y sitiar por completo Montevideo.
Las fuerzas realistas eran numéricamente superiores a las sitiadoras, pero su fidelidad a la causa de que defendían era algo dudosa. En su favor jugaba la falta de refuerzos, municiones y armamento de los sitiadores. Enterado de ello, el General Gaspar de Vigodet decidió intentar una salida masiva a enfrentar a sus enemigos. Tuvo mala suerte, porque justo la noche antes de iniciarlo, Rondeau recibió un importante refuerzo y avituallamiento.
La mañana del 31 de diciembre, Vigodet y el Brigadier Vicente Muesas atacaron con unos 2.300 hombres y 8 cañones las posiciones de Rondeau, que sólo contaba con 1.000 soldados y 2 cañones. Éste atrincheró rápidamente a su infantería en una loma alta (que por su cercanía al famoso Cerro de Montevideo era llamada el Cerrito). Allí lo atacó Muesas, desplazando al Regimiento Nro. 6, al mando del Teniente Coronel Miguel Estanislao Soler, expulsándolos barranca abajo. Luego atacó al otro cuerpo de infantería, el Regimiento Nro. 4, al mando de Ventura Vázquez, que logró sostener precariamente su posición por unos minutos.
En este momento, Soler reunió a sus soldados (casi exclusivamente negros libertos), y contraatacó cuesta arriba. La sorpresa de ese ataque paralizó a los españoles, y en ese momento fue muerto de un tiro el Brigadier Muesas, causando una gran confusión entre sus hombres. Por otro lado, al atacar el Cerrito, los realistas habían dejado abajo los cañones, que casi no participaron en la lucha. Los realistas fueron expulsados del Cerrito, y al llegar al pie de la cuesta fueron atacados por la Caballería Patriota, al mando de Rafael Hortiguera, lo que completó la victoria Patriota y la dispersión del enemigo.
Los patriotas tuvieron 90 muertos y 40 prisioneros, además de un cañón.
Los realistas tuvieron 100 muertos, 146 heridos y 30 prisioneros. Pero, sobre todo, quedaron muy acobardados con esa derrota, al punto que ya no intentaron ninguna otra salida de sus murallas. Ni siquiera cuando, un año más tarde, Artigas abandonara el sitio por un serio desacuerdo con la política de Buenos Aires, dejando buena parte del sitio indefenso, se atrevieron a atacar a Rondeau.
La victoria del Cerrito fue definitoria sobre el desarrollo futuro de las operaciones en tierra. Sin embargo, la ciudad se mantenía firme en la defensa, abastecida por el Río de la Plata con alimentos y refuerzos. La solución a este sitio sólo se logró durante el año 1814, con las victorias navales de Guillermo Brown, que obligó a Vigodet a rendirse ante un ejército apenas algo más grande que el que había tenido Rondeau.
Rondeau fue ascendido al grado de General, y ejercería el comando del Ejercito del Norte, y por dos veces el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Soler fue ascendido a Coronel y llegaría más tarde a General. Vázquez fue ascendido a Coronel, y el Comandante Hortiguera a Teniente Coronel, llegando más tarde a Coronel.

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miércoles, 28 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DEL ATAQUE EN LA ANGOSTURA



El 28 de diciembre de 1868 se produce el Ataque en la Angostura, Guerra del Paraguay. El Coronel Donato Álvarez, jefe del Regimiento San Martín, hizo un ataque al frente de 70 de sus hombres contra la batería del ala derecha de la Angostura. Después de haber muerto a casi todos los artilleros paraguayos que servían a tres grandes cañones, al no poder transportarlos los clavaron para inutilizarlos.

En la Imagen: Soldado de Infantería Argentina con el uniforme utilizado en la Guerra del Paraguay.






martes, 27 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE ITÁ-IBATÉ



A las 6 de la mañana del 27 de diciembre se reinició el bombardeo y se inició el asalto definitivo, esta vez llevado a cabo por las fuerzas argentinas que cruzaron el Pykysyry y arrollaron la primera línea de defensa lanzándose luego sobre las posiciones de Itá-Ybaté. El ataque era encabezado por el batallón Córdoba a cargo del Coronel Agustin Olmedo, seguido del batallón 1° de Santa Fe a cagro del Teniente Coronel Enrique Spika.
El fuego de los defensores causó numerosas bajas en las fuerzas atacantes, resultando herido el jefe de estado mayor del primer Cuerpo coronel Gordillo, especialmente en el batallón Buenos Aires, que a bayoneta calada se sumaba a la lucha.
Tropas de los batallones Córdoba al mando del capitán Máximo Ibáñez y del Santa Fe al mando del teniente Avellaneda quedaron por momentos aislados en vanguardia y fueron rodeados por fuerzas superiores. Formando en círculo resistieron el ataque hasta que los del Buenos Aires y el batallón Rosario consiguieron estabilizar el frente.
El ataque penetró finalmente las trincheras paraguayas, mientras que un ataque de la caballería conseguía envolver la posición y deshacer a un escuadrón paraguayo que opuso resistencia.
Las fuerzas del 4° de línea a cargo del Teniente Coronel Florencio Romero y del 5° a Cargo de Nicoás Levalle dejaron la línea y se lanzaron al ataque rompiendo la línea defensiva pero sólo para quedar aislados. Ante las órdenes del Coronel Luis Maria Campos para que retrocedieran, Levalle respondió "Coronel, el batallón 5° de línea no sabe dar media vuelta frente al enemigo!" y comenzó a retroceder al paso y al son del tambor dando frente a las fuerzas paraguayas y bajo el fuego a quemarropa de sus fusileros.
Cuando el avance en línea de la infantería argentina reforzada con algunas piezas de artillería ligera llegó a una cuadra del cuartel general, López se retiró con su estado mayor por el camino del Potrero Mármol a la vista de sus enemigos, sin que se desprendiera fuerza alguna para interceptarlo
Incluso autores brasileros consideran que la huida de López permitida "por excesiva prudencia de Caxias o por razones inconfesables del comando brasilero" fue "uno de los grandes, sino el mayor, misterio de la guerra"[]
Caballero permanecía en el campo con una pequeña fuerza de caballería. Viendo que el batallón 4° de línea argentino se dirigía al Potrero Mármol, lo emboscó. En el ataque el 4° sufrió numerosas bajas, incluyendo al coronel Florencio Romero que marchaba al frente de su unidad. Al ser herido, Romero se puso de pie, penetró en el cuadro de su batallón y tras decir a su segundo el mayor Fernández "Compañero, que me vengan a relevar", murió.
Caballero marchó entonces contra el batallón 5°, tras lo cual se replegó en desorden con escasos sobrevivientes. La caballería aliada persiguió débilmente hasta el arroyo Yukyry a los paraguayos que de replegaban a Cerro León.
El general Garmendia en su Campaña de Piky-syry afirma que "cuando el Mariscal tuvo conocimiento que los aliados habían penetrado a su recinto, abandonó como un pusilánime el campo sonde sus soldados se batían heroicamente y morían".
Tambien el Coronel inglés al servicio del Paraguay George Thompson afirmaría que al retirarse López había incumplido la promesa que había hecho repetidas veces a sus tropas de permanecer y vencer o de perecer con ellos en aquel lugar.
Tras Lomas Valentinas, "El ejército paraguayo quedó liquidado; al mariscal López lo rodeaban apenas cien sobrevivientes (de 9000 soldados que habían luchado contra 25000 brasileños). Pero este puñado quedó dueño de la situación y las fuerzas brasileñas se sintieron alcanzadas por una colosal derrota". Según el historiador paraguayo Juan E. O`Leary "En esta batalla debió terminar la guerra. Un regimiento de caballería hubiera bastado para rodear a aquellos curiosos vencedores. Pero si no teníamos más que noventa hombres sanos, aún nos quedaba una fuerza moral tan grande que ante el sólo recuerdo de lo que habíamos sido, el enemigo se sentía abrumado y miraba con terror esas lomas pobladas de muertos".
López quien ya "No tenía soldados, no tenía proyectiles, no tenía que comer. Solo noventa fantasmas le rodeaban en la cumbre de la trágica colina, aguardando sus palabra para corre a la muerte" se retiró al interior y pronto logró reunir "dos mil combatientes de inválidos y niños a quienes hubo que poner barbas postizas para quitarles su aspecto infantil".
Por su parte, la Angostura, defendida por unos 740 combatientes y 16 cañones, pero que despues del 21 de diciembre había quedado cercada por tierra y agua y carecía ya de víveres y municiones, y había recibido numerosos heridos después del combate, se rindió el día 30 de diciembre tras una negociación con los aliados que prometieron respetar las vidas, jerarquías y honor de los vencidos. La campaña del Pykysyry había terminado.

En la Imagen: Batalla de Itá-Ibaté. La primera división Buenos Aires toma por la derecha los atrincheramientos de López. Dibujo de A Methfessel.

lunes, 26 de diciembre de 2011

COMBATE CON LOS INDIOS.


El 26 de diciembre de 1875 se produce una Invasión de indios. Una partida de unos 300 indios intenta atacar por sorpresa al campamento Blanco Grande. Advertida su presencia se entabló un fuerte combate donde fueron derrotados. El Comandante Lorenzo Vinter los persiguió largo trecho y en el trayecto recibió el parte que la guarnición del fuerte Lavalle, de unos 150 hombres, se había sublevado y estaba cercada por unos 2.000 indios. Vinter de inmediato se dirigió al fuerte. Al llegar a el Sauce encontró a los indios y los batió persiguiéndolos por una 40 leguas.

domingo, 25 de diciembre de 2011

NAVIDAD. NACIMIENTO DEL NIÑO JESÚS.


Esperamos que esta significativa fecha, en que conmemoramos la venida de nuestro Salvador Jesucristo al mundo, sea ocasión propicia para la reunión familiar, para el despertar espiritual y para la unión entre hermanos.

¡Muy Feliz Navidad Para todos!


Mensaje del Capellán Mayor del Ejército para esta Navidad:
Que no muera el espíritu de la Navidad. 10 Consideraciones para la misión del cristiano.

1. El centro de la fe y la vida cristiana es Dios Encarnado, Emmanuel. El Niño Jesús ha nacido en Belén. “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.
2. El espíritu de la Navidad es propio de nuestra cultura cristiana-católica y es universal y por tanto nuestro “creer y sentir” de pueblo y familia. Es lo que heredamos de nuestros padres. El espíritu de la Navidad nos dice “¡nos ha nacido un Salvador!”. El espíritu mundanal nos dice: ¡consumamos más!
3. Es misión de todo cristiano propagar por el mundo lo que hay de Verdadero y Bueno y que él ha recibido por la fe: “Cristo es la Verdad y la Vida”. ¿Qué mejor que difundir el Espíritu de la Navidad?
4. Urge que hablemos al mundo de Cristo, Dios hecho hombre para salvarnos. Ante la cultura de muerte; ante la deshumanización creciente; ante la violencia, la discordia, las profundas desigualdades y la falta de esperanza, el cristiano tiene una propuesta: el espíritu de la Navidad.
5. Hay que difundir con más vigor el mensaje de Jesús, el Salvador del hombre: con la palabra, con las obras y los gestos. Con la fe y la coherencia de vida.
6. Debemos rescatar, en nuestros ámbitos, el sentido religioso de la vida. Y también el de la Navidad. El SANTO PESEBRE hace patente y ayuda a vivir el espíritu de la navidad: que ocupe un lugar preferencial en la celebración.
7. Pongamos pesebres en nuestros hogares y promovámoslos en nuestro medio.
8. Elijamos y redactemos tarjetas con mensajes de fe cristiana y no simplemente con buenos deseos, campanitas, varas de muérdago o trineos nevados con Papá Noel. No olvidemos una buena obra de caridad.
9. El día 25 de diciembre, o el 24 por la noche, vayamos a Misa con nuestros seres queridos. (¡Qué bien nos vendría a muchos una buena confesión en los días de adviento, previos a la Navidad!) Que esa sea la celebración central dejando, si es necesario, las otras para el 31 de diciembre que no guarda mayor significación religiosa.
10. Invitemos a la bendición de la mesa familiar navideña a quienes estén. Si nos acompañan “no creyentes” nos lo agradecerán de corazón si les explicamos que le rezamos a Jesús para que les regale el don de la paz. El Padre Nuestro y una invocación a la Santísima Virgen pueden ser la mejor bendición.

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viernes, 23 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DEL NATALICIO DEL CORONEL LORENZO BARCALA


El día 23 de diciembre de 1795 nace el Coronel Lorenzo Barcala. Hijo de esclavos africanos, fue liberto por el decreto dado por la Asamblea General Constituyente de 1813 y tomó el apellido del escribano Cristóbal Barcala. Su vida militar fue intensa; terminó su vida trágicamente, fusilado el 01-08-1835 en la Plaza Mayor de la ciudad de Mendoza.

Hijo de esclavos, fue también esclavo en su niñez. Fue liberado por orden del Gobernador de Cuyo, General José de San Martín, pero por causas desconocidas no se incorporó al Ejército de los Andes. Inició su carrera militar en 1818 como soldado del Regimiento de Pardos.
En 1820 participó en los desórdenes de la llamada Anarquia del Año XX, que tuvo uno de sus epicentros en Cuyo. Formó parte del Ejército del General Bruno Moron, que combatió contra el General chileno José Miguel Carrera, y tras la muerte de Morón, luchó en la batalla de Punta del Médano a órdenes de José Albino Gutierrez.
En 1824 participó en una revolución contra el Gobernador Gutiérrez; tras fracasar en el intento, huyó a San Juan. De regreso a Mendoza, secundó al Coronel Juan Galo de Lavalle en la segunda revolución contra Gutiérrez, cuya victoria lo identificó definitivamente como personaje central del partido unitario local. Poco después participó, a órdenes de José Felix Aldao, en la represión de la revolución "eclesiástica" sanjuanina y la reposición en el Gobierno de Salvador María del Carril.
En 1826 se unió al Ejército que luchó en la Guerra del Brasil, a órdenes del coronel Ramón Bernabé Estomba. Participó en el fracasado ataque a Punta del Este y fue tomado prisionero. Estuvo varios meses en una cárcel en Río de Janeiro con la permanente amenaza de ser vendido como esclavo, hasta que recuperó la libertad en un cambio de prisioneros.
Se unió a la campaña del General José María Paz contra los federales del interior en 1829, y a sus órdenes peleó en la batalla de San Roque. El vencedor le encargó organizar un batallón de infantes negros, libertos: una libertad muy cara, que se pagaba con muchos años de servicio en el ejército. Fue muy querido por los negros, especialmente porque los defendía de los desprecios y atropellos de los blancos. Al frente de ese batallón peleó en las batallas de La Tablada, tras la cual fue ascendido al grado de Teniente Coronel, y en Oncativo.
Después de esta última victoria fue ascendido a Coronel, y enviado como segundo jefe del ejército de ocupación de Mendoza, que iba al mando de José Videla Castillo. Éste fue nombrado Gobernador, y Barcala quedó como jefe de vanguardia. Participó en la Batalla de Rodeo de Chacón como jefe de un ala de caballería contra las fuerzas de Facundo Quiroga, que los venció con relativa fácilidad.
Protegió a su jefe Videla Castillo en su retirada hacia el norte, donde se unieron a las fuerzas del General Lamadrid, nuevo jefe del ejército de la Liga Unitaria. A órdenes de éste combatió en la definitiva derrota que fue la Batalla de la Ciudadela. Después de la batalla, Facundo Quiroga fusiló algunos oficiales, pero decidió indultar a Barcala — que daba su muerte por segura — y lo nombró su jefe de estado mayor.
Cuando Quiroga se retiró de las actividades militares, instalándose en San Juan, Barcala se radicó allí. No quiso volver a Mendoza, ya que Aldao había jurado matarlo; incluso intentó convencer a Quiroga de que lo hiciera fusilar.
Participó de la campaña al desierto de 1833 bajo el mando del General José Ruiz Huidobro, y combatió contra los Ranqueles de Yanquetruz en el Combate de las Acollaradas.
Muerto Quiroga en 1835, sus lugartenientes comenzaron a disputarse su herencia y se produjo una serie de conflictos entre Aldao, de Mendoza, Martín Yanzón, Gobernador de San Juan, y Tomás Brizuela, de La Rioja. Más independiente y poderoso que éstos, el tucumano Alejandro Heredia pronto dominó todo el noroeste. El intrigante ministro de Yanzón, Domingo de Oro intentó librarse de Aldao por medio de una conspiración que dirigió Barcala desde San Juan. La conjura fue descubierta y sus jefes mendocinos arrestados y ejecutados, entre ellos el coronel José Ignacio Correa de Saá.
Pasado el peligro, Aldao —que no era el gobernador sino el jefe del ejército— exigió la extradición de Barcala y Oro, que estaba comprometido en el asunto, decidió salvar su vida entregando a Barcala. Tras un juicio que duró un mes, Barcala fue condenado a muerte y fusilado en Mendoza el 1 de agosto de 1835.
Su hijo Celestino Barcalá peleó contra los federales en la década de 1860 y fue fusilado por Felipe Varela poco antes de su derrota en la batalla de Pozo de Vargas.

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jueves, 22 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE COIHUECO



El día 22 de diciembre de 1873 se produce el Combate en Coihueco. Una columna de unos 35 soldados del Regimiento Guías de Mendoza de la guarnición de San Rafael, al mando del Capitán Saturnino Torres, persiguiendo a un grupo de indios se encontró con una indiada de unos 500 individuos. Los soldados formaron cuadro y fueron cargados por los indios, iniciándose un largo y feroz combate, que les costó unas 70 bajas a los indios y un muerto y cuatro heridos a los soldados. Lograron sostener el cuadro hasta que los salvajes se fueron, luego de 5 horas de lucha. El gobierno premió luego esta resistencia heroica con pagas adicionales.






miércoles, 21 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL GRUPO DE ARTILLERÍA DE MONTAÑA 6



Fue creado el 15 de diciembre de 1943, como núcleo del 6to Grupo de Artillería de Montaña, con 5 oficiales y 15 suboficiales del cuadro permanente y de la reserva y una batería de cañones calibre 75 mm, Schneider, siendo su primer jefe el Cap D Eduardo Roque Pimentel. En noviembre de 1882, como antecedente de su actual asiento, por orden del Tcnl D Nicolás Palacios, Comandante de la II Brigada de Caballería, se construye en forma improvisada un pequeño fortín sobre el margen izquierdo del río Chimehuín, con la finalidad de que constituyese un puesto de avanzada.
En 1936, los herederos del señor Juan Francisco Mendaña, (español, radicado en la zona desde 1907), donan cuatro hectáreas del terreno de su propiedad, para ser destinado a la construcción de un asentamiento militar.
En 1937 se inicia la construcción del cuartel en los terrenos donados, siendo parcialmente terminados e inaugurados el 20 de diciembre del mismo año, asignándoselo al Regimiento 4 de Caballería de Línea al mando del Tcnl D Mariano Fosbery, contando con núcleos de Infantería, Artillería e Ingenieros.
El 15 de diciembre de 1944, habiéndose incrementado su organización, se lo designó como 6to Grupo de Artillería de Montaña, compuesto por una Plana Mayor, una batería de cañones calibre 75 mm Schneider y una batería de obuses calibre 105 mm.
El 15 de diciembre de 1961 cambia su designación por la de 6to Grupo de Artillería Mixto de Montaña.El 15 de diciembre de 1964 cambia su denominación por el de Grupo de Artillería de Montaña 6.En 1968, se reemplazó su material de dotación por el Obús Oto Melara.
En los años 1974 y 1975 la unidad participó en el "Operativo Independencia" que por decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 261/ 75 del 07 de febrero de 1975, el Ejército Argentino desarrolló en los montes tucumanos, para erradicar las organizaciones subversivas que por entonces, pretendían imponer una zona liberada, asignando mensualmente personal para integrar los equipos de combate que se organizaron en la zona.
En cumplimiento de una de las misiones subsidiarias del Ejército, a partir del año 1992, personal de oficiales y suboficiales de la Unidad participaron en operaciones militares de mantenimiento de la paz, bajo el mandato de Naciones Unidas, en Croacia y Chipre, recibiendo elogiosos conceptos por su actuación.
Fuente: www.artilleria.ejercito.mil.ar




martes, 20 de diciembre de 2011

INFANTERÍA ARGENTINA HACIA EL AÑO 1853




Por decreto del 19 de septiembre de 1853 se dispuso que existiera un solo uniforme para las tres armas, los cuales se diferenciaban por el penacho y color de los vivos.
Para la Infantería se empleó el verde.
Fuente: Uniformes de la Patria del Comando en Jefe del Ejercito – Circulo Militar.








lunes, 19 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DEL COMBATE DEL CAMPICHUELO



El 19 de diciembre de 1810 se produce un enfrentamiento durante la Campaña del Paraguay. El General Manuel Belgrano, caído el armisticio con los paraguayos, cruza el Río Paraná por el Paso de la Candelaria. Inmediatamente una pequeña fuerza mandada por el Ayudante Manuel Artigas ataca y derrota a fuerzas paraguayas atrincheradas en el Paso del Campichuelo.

La Junta de Buenos Aires determinó mandar una expedición a la Intendencia del Paraguay en atención a que se creía que allí había un gran partido por la revolución, que estaba oprimido por el gobernador realista Bernardo de Velasco y Huidobro. El 24 de septiembre de 1810 se le dieron instrucciones al abogado Manuel Belgrano para que iniciara las operaciones militares sobre el Paraguay. Luego de improvisar un pequeño ejército con tropas de Buenos Aires, Blandengues y milicianos de los pueblos por donde pasó, Belgrano se situó en el pueblo Misionero de Santa María de la Candelaria
Debido a que los realistas paraguayos habían retirado o destruido las embarcaciones del río Paraná, las fuerzas al mando de Belgrano debieron cruzarlo con balsas, botes y canoas construidas al efecto, llevando gran parte de las cargas en odres de cuero. El cruce se realizó el 19 de diciembre de 1810 a partir de la antigua capital misionera Candelaria. Belgrano cruzó al frente de una reducida fuerza: 800 hombres, mitad de caballería e infantería, con 6 cañones de pequeño calibre. A su frente se hallaban las avanzadas paraguayas realistas de 500 hombres al mando de Pablo Thompson.
Luego de avisar a los comandantes paraguayos de que serían atacados, Belgrano formó el ejército en la tarde del día 18, los arengó y los hizo desfilar hacia el puerto para que fueran observados por la guardia avanzada realista. Luego hizo subir algunas compañías a las balsas para probarlas y al anochecer envió de nuevo los soldados a los cuarteles, cuando los paraguayos de la orilla opuesta no podían verlos, haciéndoles creer que la invasión se estaba desarrollando.
Cerca de las 11 de la noche el baqueano Antonio Martínez y 10 voluntarios de los granaderos cruzaron el río para sorprender la guardia paraguaya, lo cual lograron retornando con 2 prisioneros, y dejando la impresión de que comenzaba el desembarco. Belgrano ordenó a las 2 de la madrugada del 19 de diciembre el embarque y salida de las tropas.
“Al salir el sol mandé al mayor general en el bote y fué con un ayudante y otros oficiales, á que reuniese la gente y presentase la acción; al mismo tiempo salió mi ayudante don Manuel Artigas, capitán del regimiento de América, con cinco soldados en el bote de cuero y el subteniente de patricios don Gerónimo Elguera, con dos soldados de su compañía, en una canoita paraguaya, por no haber cabido en las balsas. El bote de cuero emprendió la marcha y la corriente lo arrastró hasta el remanso de nuestro frente: insistió el bravo Artigas y fué á desembarcar en el mismo lugar que Elguera, es decir como á la salida del bosque por el Campichuelo. No estaba aun la gente reunida y solo habia unos pocos con el mayor general y sus ayudantes, entonces el valiente Artigas se empeñaba en ir atacar á los paraguayos; tuvo sus palabras con el mayor general y al fin llevado de su denuedo, seguido de don Manuel Espínola el menor, de quien hablaré en su lugar, de Elguera y de los siete hombres que habian ido en bote de cuero y canoa paraguaya, avanzó basta los cañones de los paraguayos, que después de habernos hecho siete tiros, sin causarnos el mas leve daño, corrieron vergonzosamente y abandonaron la artillería y una bandera, con algunas municiones.” Memorias del General Belgrano
El capitán de urbanos Domingo Soriano del Monje con sus 13 milicianos abandonó las tres piezas de artillería dejando despejada la costa.
Cerca del medio día Belgrano recibió aviso de que el pueblo misionero de Itapúa, distante cuatro leguas de Campichuelo, había sido abandonado precipitadamente por los milicianos paraguayos, por lo que envió al Mayor General José Machain con artillería a ocuparlo. Thompson con 40 milicianos abandonó canoas, un cañón y municiones, que fueron tomadas por Machaín sin lucha.
El día 20 cruzó Belgrano el río con el resto del ejército desde Candelaria a Itapúa, dejando una compañía de 100 hombres de Caballería de la Patria en Candelaria para custodiar las municiones. Por falta de caballos y ante el mal estado de la tropa, Belgrano se vio obligado a detenerse en la posición conquistada durante seis días, perdiendo así la posibilidad de perseguir a los realistas y aumentar su confusión.






viernes, 16 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DEL REGIMIENTO DE INFANTERIA DE MONTE 28 "TTE CNL JUANA AZURDUY"



La experiencia recogida por nuestro país sobre el desarrollo y resultado de los combates librados, primero en el Chaco Paraguayo en el conflicto entre las dos repúblicas limítrofes del norte; y más tarde, en la dura y dificultosa campaña de los Aliados en Singapur y regiones adyacentes, zonas estas de tupido monte, llevó el Poder Ejecutivo Nacional (Ministerio de Guerra) a crear una unidad de Infantería con asiento en la región que tuviera estas características geográficas. Fue una necesidad evidente la protección física de nuestra frontera norte, como así mismo la del nordeste, por la conformación selvática de su suelo. El honor de vigía septentrional le cupo al entonces III Batallón de Regimiento 20 de Infantería "Cazadores De Los Andes", cuyo origen data desde 1943 y con su primer destino, la actual guarnición de Tartagal. Este Batallón, si bien dependía de un comando de montaña, su organización e instrucción respondía a las exigencias vegetativas de su suelo. Pues la zona de frontera a cargo de la flamante unidad se caracteriza por ser una región exuberante y enmarañada, imponiendo los efectivos militares que deben operar en el monte grandes sacrificios, porque los factores geofísicos hacen muy difícil la supervivencia.
De allí, que los valores morales y espirituales de combatiente asumen extraordinaria importancia. Valores éstos que se manifiestan en permanente vigencia entre los componentes de este regimiento, que si bien su libro histórico no contiene hermosas páginas de campañas gloriosas, lleva en cambio el espíritu de quienes son sus elementos vitales, una gran voluntad y siempre dispuestos a ofrecer el último sacrificio en defensa de la soberanía nacional.
El III Batallón del Regimiento 20 de Infantería "Cazadores De Los Andes" fue creado el 15 de diciembre de 1943 por superior resolución inserta en el Boletín Militar secreto Nro 1.
Con fecha 1ro de Enero de 1954, la superioridad resolvió cambiar su denominación por la de "Batallón de Monte Escuela".
Posteriormente, con fecha 11 de diciembre de 1957, es modificado su nombre por el de "Batallón de Monte".
Tres años después, con fecha 1ro de Enero de 1961, es elevado a la jerarquía de Regimiento, ostentando el titulo de "Regimiento 28 de Infantería de Monte Escuela", situación que perdura hasta el 15 de diciembre de 1965, oportunidad en que por Superior Resolución inserta en Boletín Confidencial (SG) Nro. 349, se suprime su condición de escuela, manteniendo desde entonces su denominación actual.
Debido a su corta existencia, no tuvo oportunidad de participar en las Batallas que vistieran de gloria a los viejos Regimientos de Infantería del Ejército Argentino, pero los hombres que lo integraron desde su creación, fueron los que se encargaron de escribir con su sangre las páginas de gloria de su historial.
Ya que defender a la Patria, si es necesario "hasta perder la vida", es la razón y obligación de todo Argentino, los Oficiales, Suboficiales y Soldados del RI Mte 28, tuvieron la oportunidad de demostrarlo en los montes Tucumanos, combatiendo a quienes querían vulnerar estas tradiciones, libertad y estilo de vida.
Es entonces en la Operación Independencia donde se produce el bautismo de fuego de este joven Regimiento, habiendo demostrado con el comportamiento de sus hombres los valores del soldado montaraz, quedando como testimonio de ello las vidas del Tte Rodolfo Hernán Berdina, el del Cabo Ismael Maldonado y del Cabo Fredy Ordóñez quienes caen en defensa de la Paria.
Fueron justamente las organizaciones delictivas armadas las que reconocieron el valor y temple de los oficiales, suboficiales y soldados montaraces de esta unidad otorgándole su respeto e identificándolo "Rodillas Negras" por el temor que imponían la bravura de este Regimiento que utilizaban los refuerzos de cuero negro en su uniforma distinguiéndose así del resto de las unidades que participó en la Zona de Operaciones.
Durante el año 1978, al surgir los problemas limítrofes con Chile, el RI Mte 28 se desplazó hasta San Carlos de Bariloche con el propósito de cubrir un sector defensivo en nuestra frontera Oeste.
Es menester resaltar que esta unidad, respondiendo a una de las misiones subsidiarias del Ejército – Brindar Apoyo a la Comunidad (Emergencias Sociales)- a destacado a lo largo de tres campañas de la lucha contra el mal del cólera (1991-1992-1993) en la zona de mayor peligro epidemiológico, la cantidad de dieciséis oficiales, ochenta y nueve suboficiales y veinticinco vehículos de uso general por cada una de las campañas.


Fuente: www.infanteria.ejercito.mil.ar




jueves, 15 de diciembre de 2011

ANTIGUO PARQUE DE ARTILLERIA



Preparativos para organizar el material allí guardado. El Parque de Artillería se encontraba situado en la actual Plaza Lavalle, lugar en el que años más tarde se edificara el palacio de Tribunales. Ya por entonces constituía una zona altamente poblada y cercana al centro de la ciudad. Allí se almacenaba gran parte del material con que contaba el Ejército. Puede verse en primer plano un cañón de 75 mm. Krupp, con su avantrén enganchado a la pieza, listo para uncirle la caballada de tiro. Varios soldados, entre ellos dos muy jóvenes, llevan en sus quepís la granada flamígera que constituía el emblema del arma. Dos viejas y grandes piezas de avancarga están montadas sobre sus cureñas. Probablemente, se trate de antiguas piezas de fundición de bronce de la Guerra por la Independencia que habrán recibido el recalibrado y rayado que se le hizo a la mayoría de éstas, durante la guerra de la Triple Alianza.
Fuente: "Soldados 1848-1927" de la Fundación Soldados.




miércoles, 14 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA COMPAÑIA DE COMUNICACIONES DE MONTAÑA 8



Tuvo su origen en la Sección Comunicaciones del Destacamento de Montaña reforzado Cuyo, organizada en 1937, su Jefe el Subteniente Oscar Santamarina tuvo una lucida actuación al frente de su Sección especialmente por el empleo de radio estaciones de onda corta proyectadas por él mismo.
Esta sirvió de núcleo a la Sección de Comunicaciones de Montaña de la Agrupación de Montaña "cuyo", creada en 1942.
El 1ro de enero de 1943 fue creada la 1ra Compañía de Comunicaciones de Montaña en la Ciudad de Mendoza, con dependencia de la Agrupación de Montaña "Cuyo".
Tuvo destacada actuación en las maniobras del Espinacito.
El 15 de diciembre de 1944 le fue cambiada su denominación por la de 1ra Compañía del 8vo Batallón de Comunicaciones de Montaña. En 1946 pasa a denominarse Batallón Nro 8 de Comunicaciones motorizado de Montaña, subordinado al Comando de la Agrupación de Montaña "Cuyo". Su organización incluía una Plana Mayor, una Compañía Mixta y una Columna Liviana, todas ellas motorizadas. Ocupó como local una parte del Cuartel del Batallón Nro 8 de Zapadores de Montaña.
En 1949 pasó a formar parte de la Agrupación de Comunicaciones "Mendoza", junto con otras Unidades del Arma, donde permaneció hasta la disolución del Organismo en 1952.

El 12 de diciembre de 1960 pasa a llamarse 8vo Batallón de Comunicaciones de Montaña, nombre que conserva hasta el 10 de noviembre de 1964, en que de acuerdo a la nueva reestructuración del Ejército, pasa a denominarse Compañía de Comunicaciones de Montaña 8.


Reseña Histórica del Comando de Brigada de Montaña VIII "Brigadier General Toribio de Luzuriaga"

El origen de Comando de Brigada de Montaña VIII se remonta al año 1923 cuando por decreto del Gobierno Nacional se crea el destacamento de Montaña Cuyo, Siendo su primer Comandante el Coronel Basilio Pretiñe.
Dentro de las innumerables tareas realizadas merece destacarse la construcción de la masa de los refugios existentes en la montaña cuyana, los cuales hasta el día de hoy prestan valiosísima utilidad no solo al personal militar sino a todos los entusiastas de la montaña. También merece destacarse la empresa liderada por el entonces Teniente Nicolás Plantamura en el año 1934, siendo el primer Argentino en hacer cumbre en el Cerro Aconcagua.
El incremento de tropas a lo sargo de la frontera cordillerana motivó el 1ro de enero de 1942 la creación del Comando de Agrupación de Montaña Cuyo, siendo su primer Comandante el General José Humberto Sosa Molina, funcionando en las actuales instalaciones del Casino de Oficiales de la Guarnición Militar Mendoza.
A partir del año 1943 la Agrupación estaba integrada por:


-Destacamento de Montaña San Juan.
-Destacamento de Montaña Mendoza.


Durante este periodo, el 14 de abril de 1958, se toma posesión del actual edificio.
A partir del 1ro de enero de 1960 pasa a llamarse Comando de la División 8 de Infanteria de Montaña siendo su primer Comandante el General Cecilio Labayru.
Continuó con esta denominación hasta el 16 de noviembre de 1964 donde cambió de denominación a Comando de VIIIva Brigada de Infantería de Montaña, actualizando su estructura orgánica para un mejor funcionamiento, siendo su Comandante el General de Brigada Alberto Marini.
Participó con efectivos en el Operativo Independencia en el año 1976, en 1978 desplegó sus hombres y medios ante la inminencia del conflicto con la República de Chile y en 1982 algunos de sus efectivos participó en el conflicto del Atlántico Sur
El 3 de marzo de 1995 cambió su denominación al de Comando de Brigada de Montaña VIII imponiéndose el nombre de Brigadier General "Toribio de Luzuriaga", el que mantiene en la actualidad.
En estos momentos y en el marco del cumplimiento de la política exterior de nuestra nación, participa en Operaciones de Mantenimiento de la Paz con personal de Oficiales, Suboficiales y Soldados.Desde la creación de aquel modesto Destacamento de Montaña hasta hoy, este Comando junto a as Unidades dependientes han sido parte activa de la vida de Cuyo. Escuelas, puentes, rescates, apoyos a la comunidad ante desastres naturales, participación de proyectos de intereses provinciales, intercambio académico con universidades del medio, dan testimonio del rol de este Comando en cumplimiento de su Misión y el compromiso asumido con la población de a cual se nutre y nos debemos.
Fuente: www.cbrimon8.ejercito.mil.ar





martes, 13 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL GENERAL MANUEL DE ESCALADA



El 13 de diciembre de 1871 fallece en Buenos Aires el General Manuel de Escalada. Ingresó al ejército como Alférez de la 1ª. Compañía del 1er. Escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo, en septiembre de 1812. Participó en el combate de San Lorenzo, del 3 de febrero de 1813. Integró el Ejército del Norte, asistiendo a los combates de Puesto del Marqués, Venta y Media y Sipe-Sipe. Como parte del Ejército de los Andes combatió en Chacabuco, siendo parte de las cargas de caballería que definieron la victoria sobre el ejército español. Después de la batalla fue el encargado de llevar a Buenos Aires el Parte que el General de San Martín dirigió al Director Supremo de las Provincias Unidas, diciendo: "En 24 días hemos cruzado las más altas cordilleras del globo y hemos batido al enemigo". Había nacido en Buenos Aires el 17 de junio de 1795.“Organizado el Ejercito de los Andes, traspuso la cordillera y desembocando en las faldas y llanuras, tuvo la gloria de intervenir en la victoria de Chacabuco. Terminada la batalla, le cupo el honor de llevar a Buenos Aires el parte con la noticia del triunfo. La orden fue cumplida en un tiempo comparable al del famoso episodio histórico de la noticia de la victoria de Maratón. Partió de la Cuesta de Chacabuco la misma noche del 12 de febrero de 1813 y era el 14 de febrero a las tres de la tarde, que a gran galope, lleno de polvo, radiante de entusiasmo y desplegando una bandera prisionera española, apareció exclamando “¡Victoria!” en la plaza de Mendoza, el Sargento Mayor Escalada portador de la noticia del inmortal triunfo de Chacabuco.

Había franqueado en menos de 48 horas, la distancia de 90 leguas que hay desde la cumbre hasta Mendoza. El viaje restante hasta Buenos Aires lo realizó con la misma celeridad, y llegó a la capital a las tres de la tarde del 26 de febrero: había recorrido 310 leguas, 2329 kilómetros desde el lugar de la batalla en 11 días. “Al recibirse la noticia de la victoria, fue un día de locura para el pueblo”, escribía Pueyrredón a San Martín. Esta ruda prueba fue mas que suficiente para probar el temple del bravo y joven oficial de Granaderos, quien regresó a Chile en cuanto terminó su cometido después del indispensable descanso por tan dura fatiga. Manuel de Escalada, arquetipo de lealtad y subordinación, ejemplo de entusiasmo y convicción, fue el transmisor de las felices y vitales informaciones del Ejército Libertador. Hoy es recordado por la moderna Arma de Comunicaciones como uno de sus arquetipos y como ejemplo de imitación.”


Fuente: Ejército y los albores de la Patria de la fundación Puerto de Palos. Bs. As. 2005.-





lunes, 12 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL PEDRO JOSE DIAZ



Hijo de un militar, se enroló como soldado en el Regimiento de Granaderos a Caballo fundado por el General Jose de San Martin, y a principios de 1814 fue enviado al Ejercito del Norte. No participó de las campañas al Alto Perú, pero a fines de 1816 tomó parte en la campaña para aplastar la sublevación de Juan Francisco Borges en Santiago del Estero. Luego formó en el ejército que, al mando de Eustaquio Diaz Velez, hizo la campaña contra los Federales de la Provincia de Santa Fe.
Se unió en 1816 al Ejercito de los Andes e hizo la campaña de Chile, combatiendo en la Batalla de Chacabuco, en la campaña del sur de Chile, en la sorpresa de Cancha Rayada – luego de la cual se destacó reuniendo soldados dispersos – y en la batalla de Maipú. Después de esa batalla fue ascendido al grado de Capitán; hasta entonces sólo era sargento.
Hizo la campaña del Perú, combatiendo en Ica, en la toma de Lima – según sus memorias, fue el primer oficial patriota en entrar en la ciudad – y en la desastrosa campaña de Puertos Intermedios. En la sublevación del Callao, en que varios cuerpos se pasaron a los realistas, fue tomado prisionero y enviado a Puno, cerca del límite con el Alto Perú. Huyó con la ayuda de sus carceleros a fines de 1824, poco después de la Batalla de Ayacucho.De regreso a Buenos Aires, se incorporó al ejército para la Guerra del Brasil. Reconocido con el grado de Teniente Coronel, combatió en la Batalla de Ituzaingo, tras la cual se le dio el grado de Coronel de Infantería.
Regresó a Buenos Aires con el General Juan Galo de Lavalle a cuyas órdenes participó en la revolución con que éste derrocó al Manuel Dorrego, y participó en las batallas de Navarro y Puente de Márquez.
Tras la derrota a manos de Juan Manuel de Rosas, se exilió en Montevideo, siguiendo a Lavalle. Allí se dedicó al comercio, apartado completamente de la actividad militar, hasta el año 1837, en que se unió con su jefe a la revolución de Fructuoso Rivera, combatiendo a sus órdenes en la Batalla de Palmar.
Participó junto al General Lavalle en 1839 en la Batalla de Yeruá. Fue jefe de una división del Ejercito de la Provincia de Corrientes, y tuvo una destacada actuación en la Batalla de Don Cristobal.
Continuó con el ejército hasta el ingreso a la Provincia de Buenos Aires, y la retirada desde allí hacia el norte. En la captura de la ciudad de Santa Fe fue el jefe que logró la rendición del jefe de la defensa, General Eugenio Garzon.
Cuando Lavalle se retiró en dirección a la Provincia de Córdoba, participó en la batalla de Quebracho Herrado. Durante el transcurso de la misma, debió contener con sus fuerzas de infantería las cargas de la división del General Angel Pacheco. Pese a la orden terminante del ayudante del general Lavalle de retirarse, abandonando a sus hombres, respondió:"Dígale al general Lavalle que, donde mueren sus hombres, muere el coronel Díaz."
Tras perder la mitad de sus hombres, fue tomado prisionero junto a sus soldados; tomando un gran riesgo sobre su vida, se aseguró que no hubiera represalias de los vencedores sobre ellos.
Sus vencedores respetaron el acto heroico de Díaz, en una batalla tras la cual varios oficiales unitarios fueron ejecutados.
Pasó los siguientes años prisionero en el cuartel de Santos Lugares. Temió especialmente por su vida en el año 1842, en que las represalias sobre los unitarios costaron decenas de muertes, pero logró ser trasladado a la ciudad de Buenos Aires a fines de ese año.Fue liberado en 1849, reincorporado al ejército y reconocido en su grado militar. Se había hecho amigo del Coronel Antonio Reyes, jefe del campamento de Santos Lugares, que intercedió por él.
En 1851, al saber que el Ejercito Grande de Justo José de Urquiza, avanzaba hacia Buenos Aires aliado con el Imperio del Brasil, se unió espontáneamente al ejército de Rosas, sin ocultar en ningún momento su pertenencia convencida al partido unitario.
En la Batalla de Caseros, Rosas le dio el mando de la fuerza más importante de la infantería, con base central en la casona y palomar de Caseros. Se destacó por la valentía demostrada en el combate, y – a pesar de las sucesivas defecciones de las divisiones del ejército federal – se mantuvo en el frente de batalla hasta el final de la misma. Solamente cuando el jefe de la artillería, coronel Mariano Chilavert – otro unitario decidido, que había sido el jefe del estado mayor de Lavalle en 1839 – se quedó sin municiones, abandonó sus posiciones ya inútiles para salvar la vida de sus soldados.
Los dos últimos jefes en rendirse fueron Díaz y Chilavert. Éste último fue ejecutado al día siguiente, por decisión de Urquiza. Díaz tuvo más suerte, ya que varios amigos unitarios intercedieron por él, a pesar de que era generalmente considerado enemigo personal de Urquiza. Apenas conseguida su libertad, consiguió el indulto para el coronel Reyes.
Fue nombrado Capitán del puesto de Buenos Aires y participó en la Revolución Unitaria del 11 de septiembre. Fue ministro de guerra del gobernador Manuel Guillermo Pinto durante el sitio de Buenos Aires por el federal Hilario Lagos, con resultados brillantes.
Tras la muerte de Pinto y el final del sitio, se retiró a la vida privada, especialmente ofendido por el juicio contra Reyes, en que se pretendía condenarlo a muerte.
En 1856 fue nombrado nuevamente jefe de estado mayor del Estado de Buenos Aires. Enfermó gravemente por haberse expuesto al sol muchas horas, al concurrir al sepelio de su amigo de la época de la campaña del Perú, el Coronel Jose Melian.Falleció en Buenos Aires el 12 de diciembre de 1857.
Es posible que la importante Avenida Coronel Diaz, de la Ciudad de Buenos Aires, se refiera a este personaje. Pero la resolución municipal que le dio nombre a la misma no aclaraba a quién se honraba y, para la fecha de la imposición del nombre, había habido ya más de diez coroneles de apellido Díaz en el Ejército Argentino. Desde entonces, los admiradores de cada uno de ellos se la adjudicaron a sus favoritos.

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viernes, 9 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE AYACUCHO


El 9 de diciembre de 1824 se produce la batalla de Ayacucho. El combate se libró en una planicie conocida como Pampa de Ayacucho -rincón de los muertos en idioma quechua-, en territorio peruano. La coalición independentista, con unos 6.000 hombres de unidades de la Gran Colombia, el Perú y la Argentina, estaba al mando del venezolano Mariscal Antonio J. de Sucre. El ejército realista, integrado por unos 10.000 hombres, era conducido por el virrey del Perú, Teniente General José de la Serna. Las fuerzas argentinas, que incluían a los Granaderos a Caballo, formaron en el centro del dispositivo aliado, dirigidas por el General William Miller. Sucre había organizado una posición que permitía ser atacada solamente por el frente, al estar sus dos flancos apoyados en barrancos casi inaccesibles. El ejército español, que ocupaba el cerro Condorcunca, atacó primero con gran ímpetu. Luego de una dura lucha, el esfuerzo realista fue desestructurado y el virrey herido y hecho prisionero con una gran parte de su ejército. Esta victoria rubricó la independencia de los países de Sudamérica de la tutela de España.
En la Imagen: Batalla de Ayacucho. Cuadro dedicado a la Biblioteca de Buenos Aires (Museo Histórico Nacional).
Fuente: Tradition.
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jueves, 8 de diciembre de 2011

Día de la Inmaculada Concepción de María


A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María, "llena de Gracia" por Dios, había sido redimida desde su concepción. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma de fe el gran privilegio de la Virgen de ser preservada por Dios de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción por su singular gracia y en atención a los méritos de Jesucristo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE CHIMEHUIN



Se desarrolló el 6 de diciembre de 1882 en el valle del río Chimehuin, al sur de Junín de los Andes, entre una tropa de 25 hombres del Regimiento 2 de Caballería de Línea, al mando del capitán Vicente Bustos y la tribu del cacique Platero, asentada en ese lugar. El parte y la versión oficial dice lo siguiente: “Campamento de Auquenco, Diciembre 7 de 1882. Tengo el honor de comunicar a Vd. el resultado de la comisión que se me confirió en la noche del 5 del presente. Siguiendo sus instrucciones vadié el río Chinhuin (sic) y en combinación con el teniente 2º D.
Vicente Grimau, cargué los toldos que se encontraban sobre la margen izquierda de dicho río, cuyo resultado Ud. conoce. Enseguida se me presentó el citado oficial con 14 individuos de tropa y doce que yo tenía hicieron el total de 26, con los cuales, según orden suya, me dirigí a los toldos de Platero, llevando tan solo un caballo por hombre por haber sido imposible pasar los que Ud. me mandó. Emprendí la marcha a las 2 y minutos de la mañana y después de una hora de marcha, después de haber andado más de tres leguas, llegamos a unos toldos abandonados, los cuales habían sido del citado Platero según el baqueano, a quien reprendí seriamente porque aquellos toldos se conocía que no eran habitados desde mucho tiempo atrás.
Acto continuo seguimos adelante y llegamos a otros toldos después de haber marchado como una legua y notando que recién los habían abandonado seguí los rastros y como a una legua tomé trece indios de chusma que huían y avistando una toldería muy cerca, me dirigí a ella; siendo ésta la del capitanejo principal del cacique Ñancucheo el que teniendo conocimiento por los indios fugados de la anterior toldería, de nuestra aproximación, había pasado a la margen derecha del río Chimehuin; algunos indios que se encontraban de este lado huyeron a mi vista.
Ya los caballos estaban cansados y resolví acampar tomando para ello las precauciones del caso, pues sobre un médano de la margen derecha del río se veía un grupo de indios como de noventa, los que levantaron una bandera en señal de parlamento y habiéndole contestado de la misma manera, bajó a la orilla del río el Capitanejo acompañado de un lenguaraz y tres indios, desde allí me hizo presente que quería paz lo mismo que su cacique, que debía presentarse con 400 y tantos indios que tenía, contando con los que pertenecían a Namuncurá. En vista de esto mandé al baqueano que llevaba acompañado de un cabo y dos soldados a fin de poner en su conocimiento todo lo susodicho, dándole cuenta al mismo tiempo de que a una señal de humo, se reunían los indios llegando de todas direcciones, pero por la parte del río en que ellos se encontraban, y avisándole el estado de los caballos.
Mientras tanto volví a conferenciar con el Capitanejo dos veces más, pasando éste con varios indios desarmados a donde ya estaba, y al retirarse la última vez fui atacado como por doscientos indios aproximadamente que durante la conferencia habían vadeado el río sigilosamente, por un punto imposible de descubrir para nosotros.
El ataque lo trajeron divididos en tres grupos, dos a pie y el otro a caballo, armados de lanzas y carabinas, siendo la primera el arma que tenían el mayor número de ellos.
Los que cargaron a pie serían como unos cien, quienes llegaron hasta nosotros, haciéndome imposible la defensa de la caballada, que estaba atada y maneada a poca distancia, arrebatándola una parte de los indios montados; a pesar de habernos cargado muy de cerca; valiéndose para ello de los accidentes del terreno y de la arboleda de la costa, fue tal el fuego hecho por los soldados, y los golpes de sables de los mismos que pronto comprendí la desmoralización de los salvajes, y entonces redoblando nuestros esfuerzos, conseguimos después de media hora de combate, ponerlos en precipitada fuga, quitándoles trece lanzas y seis caballos, de los cuales uno era nuestro y los otros de ellos, estando estos últimos ensillados. Del total de lanzas tomadas, que es el mismo de muertos del enemigo entrego a Ud. diez, pues las otras se quedaron inútiles en el lugar de la acción, varios indios más perecieron ahogados, pues se arrojaban al río, los que no tenían otra salvación; pereciendo de la misma manera, toda la chusma prisionera, quien durante el combate, también se asotó al río.
Las pérdidas sufridas por nuestra parte, son los soldados Toribio Oliva y José Lacasa, muertos; el primero recibió un lanzazo en el costado a consecuencia del que cayó al río, y el segundo otra herida también de lanza en la misma naturaleza que la del primero, con la cual bastó para dejarlo fuera de combate, pero asimismo su cuerpo presentaba otras heridas.
Los heridos son, el que suscribe de dos lanzazos de poca gravedad, y un golpe de bola perdida; el cabo 2º Juan Guilleguer, de un bolazo en la pierna izquierda, el soldado Juan Chaparro, también herido de lanza en seis partes, y por último, el soldado Pedro Trejo presenta en el cuerpo veinticinco heridas, siendo algunas de gravedad; a más salieron contusos de golpes de bola perdida, el sargento Samuel Pérez, los cabos Ignacio Taboada y Jacinto Morales y los soldados Venancio Zárate, Bernabé Sosa y Sandalio Villaroel.
Los heridos del enemigo me supongo que son muchos, por la sangre que se notaba en el trayecto de su fuga.
Me falta hacer presente a Ud. que la munición ha sido de tan mala calidad que varios soldados se vieron en la imperiosa necesidad de abandonar su carabina, porque los cartuchos no detonaban, siendo así que tres de ellos resultaron sin carabina, habiéndose reventado una y la otra cayó al agua.
Viéndome casi completamente a pie, resolví buscar la incorporación, haciendo montar los heridos y cargar las monturas en los caballos restantes, marchando la fuerza a pie. Como los caballos venían bastante pesados y los indios me seguían, resolví dejar las monturas ocultas en un bosque de los que encontré en mi trayecto, distante del paso del río como una dos leguas, trayendo tan solo cuatro que fueron los caballos que se pudieran ensillar.
Sobre el camino encontré charcos de sangre y una medalla de las acordadas últimamente por el Superior Gobierno a los soldados, lo que me vino a demostrar la certeza de mi sospecha sobre el baqueano, pues no puede dudarse de que el cabo Alarcón y los soldados Pedro Bustos y Telmo Domínguez han sido muertos por los indios, en vista de no haber llegado a este campamento ninguno de ellos.
Réstame recordar a Ud. la digna comportación del teniente Grimau, lo mismo que el puñado de valientes que tenía a sus órdenes y que han demostrado una vez más, la pujanza en la pelea, el sufrimiento en la fatiga, la pronta obediencia y la ciega disciplina de que están poseídos. Dios guarde a Ud. - Vicente Bustos.”
Es conveniente agregar la nota aclaratoria del citado Capitán, donde se refiere a la actuación de suboficiales y soldados; dice así: “Collón-Curá, Enero 10 de 1883 – Al Señor Jefe Accidental del Regimiento 2 de Caballería de Línea, teniente coronel Don Roque Peiteado. - A pesar de que como lo digo en el parte que pasé a Ud. dando cuenta del combate que tuvo lugar con los indios en el día 6 de Diciembre próximo pasado, todos los soldados han observado una conducta bastante digna, se han hecho recomendables por su reconocido valor en los momentos de la lucha cuerpo a cuerpo, y después por el especial empeño en dar cumplimiento a las órdenes que recibían y por la tenacidad en la persecución que se hizo a pie hasta donde nos fue posible y en la que se consiguió ultimar varios indios heridos, herir a otros y quitar los caballos que me sirvieron para cargar las monturas y montar los heridos; el sargento 1º Cayetano Rosas, los cabos 2º Ignacio Taboada y Jacinto Morales y los soldados Hermenegildo Montenegro, Calisto Arias, Balbino Balquinta, Doroteo Barrios, Venancio Zárate, Pedro Trejo y Juan Chaparro. Dios guarde a Ud. – Vicente Bustos.”
Como los datos oficiales y extraoficiales no coinciden, veamos seguidamente la versión que se asienta en el Diario de la Brigada: “La lucha fue cruda y encarnizada por ambas partes: los salvajes alentados por la superioridad en el número y la seguridad de la victoria, y nuestros valientes, por su propio coraje y disciplina.
El intrépido capitán Bustos, que sereno y enérgico en el peligro dirigía el combate dando ejemplo de valor, rompió su espada en lucha y descargó eficazmente sus revólveres, quedando, por tanto, desarmado en lo más crítico de la pelea; los bárbaros dirigían sus golpes a este valiente oficial, a quien reconocieron por Jefe, y a no ser por la intrepidez y destreza del cabo Ignacio Taboada, que apercibido del peligro que corría su oficial, se colocó a su costado e hizo prodigios con su sable, quitando las lanzadas que a uno y a otro les dirigían e hiriendo a cada golpe que descargaba sobre los más atrevidos, hubiera sido víctima tal vez.
El teniente 2º D. Vicente Grimau, también del mismo Regimiento, secundaba dignamente en esta acción al capitán Bustos.
Media hora duró la lucha, cediendo por fin los salvajes en completa dispersión, dejando a los pies de nuestros bravos, 13 cadáveres; mientras que otros aterrorizados se lanzaban al río Chimehuin, a cuya margen tuvo lugar el suceso, juntamente con trece personas de familia que momentos antes se habían tomado prisioneras, pero perecieron todos por el fuego de nuestros soldados o devorados por las torrentosas aguas del Chimeuin.
De nuestra parte lamentamos un cabo y 4 soldados muertos; 4 heridos inclusive el capitán Bustos y la mayor parte contusos por golpe de bolas.
Tan distinguida acción, fue la que inauguró la serie de combates no menos honrosos, que se han sucedido en el curso de la expedición.”
Pero he aquí que el mismo comandante de la Brigada, al dar a conocimiento a sus subordinados de los hechos de armas en que habían intervenido sus tropas durante ese lapso de la campaña, expresaba el 15 de diciembre en su: “Orden de Brigada – En los pocos días de campaña que cuenta la segunda Brigada, se han realizado operaciones tan diversas como fructuosas y librádose combates, dejando en cada uno de ellos sembrado el escarmiento, el terror y el castigo terrible para los salvajes, que desesperadamente en sus últimos momentos de exterminio han osado oponerse a nuestro paso.
Algunas víctimas tenemos que lamentar por nuestra parte todos pertenecientes al Regimiento 2 de Caballería de Línea, los soldados José Lacaba y Toribio Oliva, también víctimas en su puesto de honor, en un combate de doscientos contra veinte, como el que tuvieron que sostener a arma blanca, tan brillantemente conducidos por el capitán D. Vicente Bustos y teniente 2º Don Vicente Grimau. Debemos también un recuerdo respetuoso para el cabo Atanasio Alarcón y soldados Pedro Bustos, Telmo Domínguez y Fidel Miranda, traidoramente asesinados los tres primeros al conducir una correspondencia, y el último ahogado en las aguas del río Chimehuin, al vadearlo a nado para atacar al enemigo.”
ComentariosAlgunos historiadores y escritores militares aportan algunos datos que difieren en algo a lo apuntado anteriormente. Juan Carlos Walter, al citar el combate dice: “La sorpresa no tuvo lugar porque los indios lograron escapar. Con todo se tomaron 22 prisioneros, 3 carabinas Remington, algunos animales y varias prendas de uniforme, probablemente de algunos desertores allí refugiados. Las propias tropas tuvieron la pérdida de dos soldados puestos fuera de combate y 10 heridos, entre ellos 1 soldado que presentaba en el cuerpo 25 heridas”.
Manuel Prado, en cambio, informa: “Por nuestra parte tuvimos que lamentar seis soldados muertos y el capitán Bustos y un soldado heridos. El resto de la fuerza, sin excepción, había sufrido contusiones de bola. Pero éstas, como nos contaba Grimau alegremente, se curaban fácilmente con agua del arroyo y la sal de la ración.”
Se hace la salvedad que Prado puede referirse, al citar los muertos, a alguno de los heridos que haya fallecido posteriormente, como consecuencias de las heridas, como por ejemplo el que cita Walter.
Juan J. Biedma Straw nos dice igual saldo al del informe del Diario, agregando: “Regresó al campamento con 24 prisioneros, numerosa caballada y ganado vacuno y lanar.”El general Pereyra hace la referencia del mismo informe transcripto, no dando nombres, y por último, Vigil, en su meritoria obra, menciona: “De las fuerzas expedicionarias hubo que lamentar cuatro bajas, entre ellas el cabo Atanasio Alarcón, resultando el capitán Bustos herido de dos lanzazos y un golpe de bola. Hubo además cuatro soldados heridos y varios contusos.”

En base a lo expuesto se puede expresar:
1) Que la acción se desarrolló en la margen izquierda del río. El mapa que figura en la obra de Vigil lo marca a la derecha, pero en el texto se ciñó al informe de la Comisión Nacional, que lo da al combate como realizado en la margen izquierda.
2) Que en esa ocasión no falleció el cabo Atanasio Alarcón y los soldados que lo acompañaron en su comisión; como figura en el informe aludido de la Comisión Nacional y en otros libros.3) Que la tribu de Ñancucheo vivía en la orilla meridional del lago Huechulafquen, en el paraje denominado “Contra”, como surge del informe y mapa del sargento mayor Bejarano, que la visitara en 1872 en misión oficial, como así figura luego en varias partes de los Diarios de marcha de las brigadas intervinientes en esta campaña, tanto que la lucha contra este cacique insume la mayor parte de las acciones guerreras realizadas en la zona. La toldería atacada pertenecía al cacique “Platero” y su gente, de la misma parcialidad, como bien lo hace constar Walter en su libro.
Prado se equivoca con respecto a la actuación del referido cacique y su tribu, como lo certifican los informes de las brigadas actuantes contra él.
4) Que durante el combate fallecieron los soldados José Lacaba y Toribio Oliva; en cuanto al soldado Miranda, el informe de Peiteado dice: “Al pasar el río de regreso, tuve que lamentar la pérdida del soldado Fidel Miranda, que se ahogó sin habérsele podido prestar auxilio por la rapidez de la corriente.”
5) Que el fortín Picún Leufú, luego denominado Cabo Alarcón, situado en la confluencia de aquel río con el Limay, era custodiado por tropas del Regimiento 5º de Caballería de Línea, y no tiene relación alguna con este combate, librado por tropas del 2 de la misma arma. El nombre impuesto corresponde al Cabo citado.
Con fecha 28 de julio de 1883, por Superior Resolución, fueron ascendidos “por mérito de acción distinguida” el capitán Bustos y el teniente 2º Grimau.
Fuente: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado, www. revisionistas.com.ar , Raone, Juan Mario – Fortines del desierto – Biblioteca del Suboficial Nº 143.


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martes, 6 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE PASCO



El 6 de diciembre de 1820 se produce la Batalla de Pasco. Después de la victoria de Nazca del 15 de octubre de 1820, el General Juan A. Álvarez de Arenales recorrió varias localidades de la sierra peruana, capturando Guamanga, Huanta, Jauja y Jauma. El virrey del Perú envió en su contra a un ejército al mando del Brigadier Diego O'Reilly, quién lo desplegó en batalla en el Cerro de Pasco. El General Álvarez de Arenales obtuvo un triunfo completo. Luego de la batalla el Teniente Vicente Suárez, al frente de un piquete de Granaderos a Caballo, persiguió al general español y lo capturó en Lauricocha a unas 20 leguas de distancia.
Al comenzar el día de la batalla, la climatología ofrecía una nevada espesa y copiosa que entorpecía la marcha de la infantería y que disminuía la visibilidad a "unas cuantas varas". Para cuando dejó de nevar, la división de Arenales que se había puesto en marcha a las 10 am con cuatro cañones de montaña, ocupaba las alturas delante del pueblo de forma que la línea del frente se dibujaba al sur-oeste del pueblo, el cual estaba situado en la hondonada. En el ala izquierda realista estaba la laguna de Patarcocha que cubría el frente del batallón Concordia, a su derecha estaba el batallón Talavera, parapetado detrás de un foso que servía de desaguadero de la laguna y con las dos piezas de artillería en su centro. En el extremo del ala derecha realista estaban los Dragones de Carabaillo.
La división de arenales se organizó en tres columnas que se moverían al trote, con una pantalla de tiradores desplegados en guerrilla al frente de cada una. A la derecha independentista estaba batallón número 2 de Chile formado en columna, y comandado por Aldunate iba dando un rodeo a laguna para atacar el flanco del batallón Concordia. La reserva formada, de cuatro mitades del Nº2 y Nº11, estaba mandada por Manuel Rojas, a dos cuadras por detrás y en el centro independiente, con la misión de seguir el movimiento del nº2. Finalmente Deheza con el batallón número 11 de los Andes con dos piezs de artillería era el encargado de atacar al Talavera, para lo que destacó una compañía contra el centro realista cubriéndose en la ribera de la Laguna, mientras el resto asaltaba el foso. Contaba con el apoyo de los granaderos a caballo que iban comandados por Juan Lavalle.
El batallón nº 11 de los Andes tras los tiroteos de fusilería asaltó a la bayoneta el foso, empujando a los Talavera hacía el norte caserío. Los del nº2 de Chile, rodeando la laguna, flanquearon la posición dispersando completamente la división realista. En la persecución que siguió, Santa Cruz y la unidad de caballería que mandaba se pasaron al bando independiente. Los realistas tuvieron 83 bajas y 422 prisioneros, 4 jefes, incluido O'Reilly. Los independientes 43 bajas.

En la imagen: Condecoración otorgada a los vencedores de la Batalla de Pasco.




lunes, 5 de diciembre de 2011

DÍA DEL ARMA DE ARTILLERÍA “SANTA BÁRBARA”

En la fecha en que se celebra el Día del Arma de Artillería y el de su patrona, Santa Bárbara, enviamos nuestro saludo a todos los integrantes del Arma."
La misión general de la artillería de campaña será la de conducir y ejecutar los fuegos sobre aquellos blancos de superficie que impidan, interfieran y/o amenacen el cumplimiento de la misión de la fuerza apoyada. Entre otras funciones tendrá que: planificar y coordinar todos los fuegos en apoyo de la fuerza, en todos los niveles de comando, obtener y proporcionar adquisición de blancos e intervenir en la elaboración de cartas de contaminación, predicción de lluvia radiactiva y registros e informes de explosiones nucleares.
La Artillería Argentino tendrá como misión general accionar sobre la amenaza aérea, desde las mayores distancias posibles para prevenir, anular, interferir o reducir los ataques de los medios aéreos enemigos en vuelo, a fin de proteger los objetivos materiales, el despliegue de los medios de la Fuerza Ejército, y contribuir al logro y mantenimiento de la superioridad aérea, atenuando los efectos de una situación aérea desfavorable. La AA del Ejército cumplirá su misión en la muy baja, baja y mediana cobertura.
La Artillería, junto con Infantería, Caballería, Ingenieros y Comunicaciones, es una de las cinco armas que posee el Ejército Argentino. Se entiende por "Arma" el conjunto de organizaciones que participan, durante el transcurso de la batalla, respondiendo a funciones de combate determinadas y claramente diferenciadas. Cada "Arma" tiene características propias y definidas, y comprende organizaciones, equipos y materiales similares.
Su misión general abarca dos actividades bien diferenciadas:
* Artillería de Campaña.
* Artillería Antiaérea.
La Artillería de Campaña, que utiliza como armas principales cañones, obuses, morteros y proyectiles autopropulsados tierra - tierra, tiene como misión fundamental destruir o neutralizar blancos terrestres que dificulten el cumplimiento de la misión de la fuerza a la que se esté apoyando.
La Artillería Antiaérea, que emplea cañones antiaéreos y proyectiles autopropulsados tierra - aire, tiene como misión principal prevenir, anular, interferir o reducir los ataques de los medios aéreos enemigos en vuelo (pueden ser aviones tripulados o no, helicópteros, misiles, etc.), para proteger a las propias fuerzas, sus medios, actividades y otros objetivos importantes.
Tanto la Artillería de Campaña como la Artillería Antiaérea se organizan en unidades que se denominan Grupos. Eventualmente, cuando se necesita coordinar el trabajo común de varios grupos, se conforman organizaciones mayores, que los encuadran y reciben el nombre de Agrupaciones de Artillería. Cada Grupo, a su vez, posee un número variable de organizaciones menores, o subunidades, que reciben el nombre de Baterías.
Las Baterías pueden ser de diferentes tipos, a saber:
Baterías Comando: agrupan los elementos necesarios para facilitar la conducción del Grupo de Artillería, como aquellos correspondientes a la dirección del tiro, la adquicisión de blancos, para establecer las comunicaciones internas y las externas, hacia las tropas apoyadas.
Baterías de Tiro: en ellas se encuentran las piezas (cañones, obuses o lanzadores de proyectiles autopropulsados) y los elementos necesarios para su funcionamiento (abastecimiento de munición, dirección del tiro de la Batería, etc).
Baterías Servicios: en ellas se encuentran agrupados los elementos que brindan apoyo logístico a la Unidad. Ellos son Intendencia (comprende el apoyo de vestuario, alimentación y combustibles), Arsenales (provee repuestos, mantiene y repara los vehículos, cañones, armamento en general, equipos de comunicaciones y radares de la Unidad), Transporte y Sanidad.
Baterías Comando y Servicios: cuando en una sola Batería se reúnen los elementos mencionados al hablar de las subunidades Comando o Servicios.
Las organizaciones más comunes son las que se detallan a continuación:
* Organización de Grupo de Artillería de Campaña.
* Organización de Grupo de Artillería Antiaérea.

Fuente: www.artilleria.ejercito.mil.ar

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viernes, 2 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DEL ASESINATO DEL CAPTIAN HUMBERTO VIOLA



El capitán Humberto Viola estaba destinado en la Provincia de Tucumán.
Fue atacado cuando conducía su automóvil junto con su esposa María Cristina Picón, la cual estaba embarazada y sus dos pequeñas hijas María Cristina de 3 años y María Fernanda de 5 años, en el momento de llegar a la casa de sus padres. Su hija María Cristina también fue asesinada en tanto que su hija María Fernanda resultó gravemente herida, ambas con disparos en la cabeza. La esposa del capitán, embarazada de cinco meses, resultó ilesa.
Un parte de guerra atribuido a la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP describe los hechos de esta manera:
“A las 13.13 se acerca el objetivo. Se marca la señal y se retira el compañero. Se aproximan el auto operativo y el de apoyo separados 50 a 60 metros; queda el de apoyo semicruzado en la calle cortando el tráfico y apoyando a los compañeros. El automóvil operativo se aproxima hasta la misma altura que el objetivo – el auto y sus ocupantes - quedando medio auto adelantado. Siempre en los chequeos el sujeto descendía, en esta oportunidad la que descendió fue la esposa, quedando él al volante a la espera, seguramente para guardar el auto en el garaje. Al frenar el automóvil operativo disparan el primer escopetazo que da en el parante delantero izquierdo del parabrisas, el sujeto se agacha en ese momento y los balines dan de rebote sobre la hija de tres años que estaba atrás. El compañero de la ametralladora desciende y metiendo el arma por la ventanilla, dispara una ráfaga corta (4) tiros que dan en el sujeto que alcanza a descender, la ametralladora se traba, pero los disparos le dan a la altura de la base del pulmón izquierdo desde atrás, se adelanta mas y dispara con su pistola y remata al Capitán con un tiro en la cabeza y retoma el auto, mientras que el camarada de apoyo dispara a quemarropa con su ametralladora, hiriendo a la hija de 5 años que corre escapando hacia delante. Ejecutada la operación, la retirada se cumple correctamente. El abandono de los autos se realizó según lo planificado, lo mismo que la retirada de los compañeros.”




“Un primero de diciembre te mataron.
Apuntaron a la Patria y el intento
les fue vano. Feroz el escarmiento
se dio en cerros y montes tucumanos.

Fuimos un poco, tu padre, tus hermanos...
y en arrebato de viriles emociones,
tambien fuimos, mi princesa, tus campeones.

Sigue velando por nosotros en la Gloria,
que aquí estos varones
tienen qué hacerse cargo de la Historia.”
Luis Daniel de Urquiza





"Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He ahí; esos sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus nombres irán de padres a hijos, de generación en generación.”

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jueves, 1 de diciembre de 2011

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CORONEL JOSÉ MELIÁN



El 1 de diciembre de 1857 fallece el Coronel José A. Melián. Participó en los combates de las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807. Durante la Defensa de Buenos Aires fue ascendido a Capitán por Santiago de Liniers y Bremond. Fue uno de los oficiales que participó en la expedición al Paraguay a las órdenes del General Manuel Belgrano. Posteriormente actuó en el sitio a Montevideo y en la organización del Ejército de los Andes, combatiendo en las batallas de Chacabuco, Maipú y otras, como integrante del Regimiento de Granaderos a Caballo.
Las invasiones inglesas y el Litoral
Ingresó al ejército Virreynal poco después del año 1800. Al producirse la primera de las Invasiones Inglesas combatió en Barracas contra los invadores. Más tarde participó en la Reconquista de Buenos Aires, y al año siguiente combatió en las filas de los Húsares de Pueyrredón en la Defensa contra la segunda invasión; por méritos de guerra fue ascendido a capitán por el Virrey Liniers.
A fines de 1810 se incorporó a la Expedicion Libertadora al Paraguay, dirigida por el General Manuel Belgrano y tuvo una actuación destacada en las batallas de Paraguari y Tacuarí. Después pasó al sitio de Montevideo, combatiendo en la Batalla del Cerrito.
Participó en la campaña de 1814 contra el caudillo José Artigas, en operaciones en la Provincia de Entre Ríos. En agosto de ese año, el Director Supremo Posadas lo nombró Comandante General de las milicias de Entre Ríos, con orden de reunir 4 regimientos; se vio obligado a trasladarse a Paysandú por orden de Juan José Viamonte, desde donde evacuó las tropas de Zapiola, derrotadas por los federales. Regresó a Entre Ríos, donde junto a los coroneles Eusebio Valdenegro y Rafael Hortiguera derrotaron a Blas Basualdo en la Batalla de Rincón.Después de la definitiva derrota en la Batalla de Guayabos, regresó a Buenos Aires.
El Ejército de los Andes
Fue nombrado comandante de un escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo, al frente del cual participó en el cruce de los Andes; participó en la batalla de Chacabuco y en la campaña del sur de Chile, destacándose en Curapaligüe y logrando el ascenso al grado de coronel.
En la batalla de Cancha Rayada se distinguió entre los jefes que salvaron más número de tropas del desastre. Combatió en la Batalla de Maipú, asombrando a sus compañeros al atacar alternativamente y con igual éxito tanto a la caballería como a la infantería enemigas.
Pidió y obtuvo la baja por razones de salud en 1818. Vivió en Chile por más de tres décadas, dedicado a la agricultura.
Volvió en 1849 a Buenos Aires, donde el gobernador Juan Manuel de Rosas le otorgó el retiro militar con derecho a sueldo pleno, y con grado de coronel. Más tarde ocupó por corto tiempo la comandancia de San Nicolás de los Arroyos, antes de pasar definitivamente a retiro.
Falleció en diciembre de 1857 en Buenos Aires.