martes, 31 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DEL COMBATE DEL CERRITO

El 31 de diciembre de 1812 se produce la victoria Patriota en el combate del Cerrito, Montevideo. Tropas realistas de la guarnición de la sitiada ciudad de Montevideo, hacen una sorpresiva salida para intentar romper el sitio. Fuerzas de la infantería argentina, al mando del Coronel José Rondeau, se traban en una furiosa lucha cuerpo a cuerpo venciendo a los españoles.
Durante el año 1811, las fuerzas organizadas por la Junta Grande de Buenos Aires y las fuerzas gauchas organizadas por Jose Artigas habían puesto sitio a la ciudad de Montevideo, que se había negado a obedecer a las autoridades surgidas de la Revolución de Mayo. Este sitio había sido levantado a fines de ese año, cuando la situación militar quedó en condiciones desfavorables en el frente del Alto Perú.
La llegada al poder del Segundo Triunvirato, impulsada por el cambio de la situación en el frente norte permitió reiniciar el sitio hacia octubre de 1812. Las fuerzas patriotas, al mando de José Rondeau, pusieron sitio a la ciudad. Sobre el Río Uruguay había una segunda fuerza, al mando de Domingo French, además de las milicias de Artigas, que no se habían sumado aún al sitio por desavenencias con el jefe político del mismo, Manuel de Sarratea. De todas formas, el ejército sitiador logró expulsar a los realistas de Colonia del Sacramento y sitiar por completo Montevideo.
Las fuerzas realistas eran numéricamente superiores a las sitiadoras, pero su fidelidad a la causa de que defendían era algo dudosa. En su favor jugaba la falta de refuerzos, municiones y armamento de los sitiadores. Enterado de ello, el General Gaspar de Vigodet decidió intentar una salida masiva a enfrentar a sus enemigos. Tuvo mala suerte, porque justo la noche antes de iniciarlo, Rondeau recibió un importante refuerzo y avituallamiento.
La mañana del 31 de diciembre, Vigodet y el Brigadier Vicente Muesas atacaron con unos 2.300 hombres y 8 cañones las posiciones de Rondeau, que sólo contaba con 1.000 soldados y 2 cañones. Éste atrincheró rápidamente a su infantería en una loma alta (que por su cercanía al famoso Cerro de Montevideo era llamada el Cerrito). Allí lo atacó Muesas, desplazando al Regimiento Nro. 6, al mando del Teniente Coronel Miguel Estanislao Soler, expulsándolos barranca abajo. Luego atacó al otro cuerpo de infantería, el Regimiento Nro. 4, al mando de Ventura Vázquez, que logró sostener precariamente su posición por unos minutos.
En este momento, Soler reunió a sus soldados (casi exclusivamente negros libertos), y contraatacó cuesta arriba. La sorpresa de ese ataque paralizó a los españoles, y en ese momento fue muerto de un tiro el Brigadier Muesas, causando una gran confusión entre sus hombres. Por otro lado, al atacar el Cerrito, los realistas habían dejado abajo los cañones, que casi no participaron en la lucha. Los realistas fueron expulsados del Cerrito, y al llegar al pie de la cuesta fueron atacados por la Caballería Patriota, al mando de Rafael Hortiguera, lo que completó la victoria Patriota y la dispersión del enemigo.
Los patriotas tuvieron 90 muertos y 40 prisioneros, además de un cañón.
Los realistas tuvieron 100 muertos, 146 heridos y 30 prisioneros. Pero, sobre todo, quedaron muy acobardados con esa derrota, al punto que ya no intentaron ninguna otra salida de sus murallas. Ni siquiera cuando, un año más tarde, Artigas abandonara el sitio por un serio desacuerdo con la política de Buenos Aires, dejando buena parte del sitio indefenso, se atrevieron a atacar a Rondeau.
La victoria del Cerrito fue definitoria sobre el desarrollo futuro de las operaciones en tierra. Sin embargo, la ciudad se mantenía firme en la defensa, abastecida por el Río de la Plata con alimentos y refuerzos. La solución a este sitio sólo se logró durante el año 1814, con las victorias navales de Guillermo Brown, que obligó a Vigodet a rendirse ante un ejército apenas algo más grande que el que había tenido Rondeau.
Rondeau fue ascendido al grado de General, y ejercería el comando del Ejercito del Norte, y por dos veces el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Soler fue ascendido a Coronel y llegaría más tarde a General. Vázquez fue ascendido a Coronel, y el Comandante Hortiguera a Teniente Coronel, llegando más tarde a Coronel.

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lunes, 30 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE CHUNCHANGA

El 30 de diciembre de 1822 se produce una derrota realista en el Perú. El Capitán mendocino José Correa, a las órdenes del Coronel Carlos L. de Brandsen, hace una brillante carga de caballería en Chunchanga, derrotando a fuerzas realistas mucho más numerosas.

En la Imagen: Carga de Caballería.

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domingo, 29 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE CAGANCHA

Luego de ser depuesto el general Manuel Oribe, Rosas ordena al ejército entrerriano al mando del general Pascual Echagüe que se interne en el Estado Oriental para enfrentar al general Fructuoso Rivera.  Desde mediados de octubre de 1839 sólo hubo entre ambos pequeñas escaramuzas.  Hasta principios de diciembre Echagüe estaba situado del otro lado del río Santa Lucía, y Rivera de este lado.  Pocos días después el primero acampó en San Jorge y el segundo en Santa Lucía Grande.  Echagüe en sus partes a Rosas le comunicaba que había provocado en vano a Rivera a una batalla, pero que éste la rehuía; y Rivera alegaba por su parte que no le convenía atacar a Echagüe en las posiciones que éste había escogido, porque la infantería de su adversario era superior en número a la suya, fuera de que quería dar tiempo a que el General Lavalle organizase sus elementos. Precisamente en nombre de esta última circunstancia, que Rivera alegaba sincera o especulativamente, Rosas le manifestó a Echagüe la necesidad que había de resolver cuanto antes la contienda en el Estado Oriental.  En vista de esto Echagüe levantó su campamento, y el 29 de diciembre marchó sobre Rivera, el cual se había atrincherado entre los arroyos de la Virgen y de San José, en los campos de Cagancha.
Rivera esperó a su enemigo con su línea tendida, en sus posiciones, colocando en el centro diez piezas de gruesa artillería al mando del coronel Pirán, y dos batallones de infantería al mando del coronel Lavandera; en la derecha e izquierda toda su caballería al mando superior de los generales Aguiar y Medina, e inmediato de los coroneles Nuñez y Flores, y que con la reserva que mandaba el general Martínez componían un total de unos cinco mil hombres.  Echagüe avanzó con igual número de fuerzas, aproximadamente, y en la misma formación de Rivera, con la diferencia de que escalonó su caballería de las alas derecha e izquierda, mandadas, la primera por el general Urquiza, y la última por el general Lavalleja, y colocando 4 piezas de artillería al mando del coronel Thorne, en medio de los batallones Rincón y Entrerriano, en el centro y a las órdenes del general Garzón.
El ala derecha de Echagüe fue la primera que se lanzó al combate; y lo verificó con tanta rapidez que, según lo afirma el coronel Pirán en una carta en la que da cuenta detallada de la batalla de Cagancha, “la vanguardia de Rivera tuvo que replegarse al galope atrás de su ala izquierda”.  El coronel Núñez pudo rehacerse en parte y aun contener las cargas que le llevó Urquiza; pero los federales consiguieron al fin flanquear por la izquierda al ejército oriental, y se introdujeron en la retaguardia de éste, dispersándole toda esa parte de la línea, y causándole gran número de bajas.  El mismo descalabro se produjo en la derecha de Rivera.  “El costado izquierdo del enemigo –dice el coronel Pirán en la referida carta- se precipitó poco después, pero no encontró resistencia, y trajo su carga hasta nuestra retaguardia, pues una de las causas de no encontrarla fue que nuestra reserva, compuesta de más de 600 hombres, disparó con el más miserable amago”.
En estas circunstancias avanzaron Garzón con su infantería y Thorne con sus cuatro piezas de cañón hasta colocarse a unas cien varas frente al costado izquierdo del centro de Rivera, desde donde empeñaron el verdadero combate con la artillería e infantería de este último.  Era indudable que la victoria pertenecía en este momento a Echagüe, pues que sus alas izquierda y derecha estaban victoriosas en efecto, y a retaguardia de la línea enemiga en dispersión.  Para asegurarla completamente no había sino arrojar una fuerte columna de caballería sobre la retaguardia de la artillería e infantería de Rivera que sufrían en esos momentos los fuegos de mosquetería y de cañón de Garzón y de Thorne.

El momento era decisivo, y el recurso era tan ventajoso que iba a dar la victoria al primero que lo usara.  “Hubo un espacio de tiempo –dice el coronel Pirán- que la distancia que mediaba de la artillería al parque, eras un enredo de jefes, oficiales, tropa y mujeres que se abrigaban en aquel recinto”.  Pero Echagüe cometió el error de comprometer todas sus fuerzas desde los primeros momentos de la batalla; y cuando le fue menester esa fuerte columna de caballería, ésta se encontraba fraccionada y a larga distancia, persiguiendo la caballería de Rivera.  Este pudo reunir una columna como de mil quinientos hombres; y como su artillería e infantería se conservaban en sus trincheras, a Echagüe no le fue posible restablecer el éxito de la batalla, y se vio obligado a ponerse fuera de tiro de su adversario, acampando como a legua y media del lugar de la batalla.  Rivera quedó dueño del campo, pero con su ejército destruido, pues Echagüe le hizo como mil quinientas bajas debido a la dispersión y a la persecución bien dirigida de Urquiza, Lavalleja y Gómez; y le tomó todo el parque y como quince mil caballos.  No era, pues, de extrañar que no le molestara a Echagüe.  A la mañana siguiente este último empezó a reunir sus dispersos, y mientras que Rivera se dirigía a Santa Lucía, él emprendió su retirada al Uruguay, pasando a Entre Ríos a pesar de los buques de la escuadra francesa que quisieron impedirlo.
La batalla de Cagancha fue festejada, sin embargo, en Corrientes y en el Estado Oriental como un triunfo de Rivera, y éste quiso aprovechar de las facilidades que le proporcionaba la retirada de Echagüe para hacerse el árbitro en los negocios de la guerra contra el gobierno argentino, extendiendo su preponderancia al litoral y muy principalmente a Corrientes con cuyo gobierno había abierto negociaciones al respecto, y donde campeaba la influencia del general Lavalle.  Las circunstancias y los hechos producidos de mancomún con sus aliados, favorecían su intriga.  Desde luego Rivera ofrecía aplicar a los objetos de la guerra los recursos y el apoyo que los franceses se obligaron a suministrar por el tratado Berón de Astrada, y que habían suministrado en efecto, con más los que él podía proporcionarse del Estado Oriental que estaba sometido a su imperio.  La “Comisión Argentina” de Montevideo era, por otra parte, la que había trabajado esa alianza con Corrientes sobre la base de que Rivera dirigiera en jefe la guerra.  Y el general Lavalle, siguiendo los consejos de sus amigos que fueron a buscarlo a su retiro de Mercedes, había entrado en un todo en este plan y le había escrito a Rivera poniéndose a sus órdenes con las fuerzas que reunió en Martín García.  Ni el gobernador Ferré podía negarse en justicia a la ratificación del tratado Berón de Astrada, que solicitaba Rivera para unir sus recursos a los que estaban comprometidos en Corrientes, ni la “Comisión Argentina”, ni el general Lavalle podían tampoco oponer una razón seria a las pretensiones de Rivera que ellos mismos habían fomentado, quizá con la idea de reducirlas después a cortos límites, pero sin pensar que Rivera había de sacrificarlo todo a su antigua aspiración de tener bajo su imperio todo el litoral, como lo sacrificó en efecto, desbaratando los cuantiosos recursos militares que se pusieron en sus manos.
Fuente: Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado / Saldías, Adolfo – Historia de la Confederación Argentina – Ed. El Ateneo – Buenos Aires (1951).

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sábado, 28 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DEL ATAQUE EN LA ANGOSTURA

El 28 de diciembre de 1868 se produce el Ataque en la Angostura, Guerra del Paraguay. El Coronel Donato Álvarez, jefe del Regimiento San Martín, hizo un ataque al frente de 70 de sus hombres contra la batería del ala derecha de la Angostura. Después de haber muerto a casi todos los artilleros paraguayos que servían a tres grandes cañones, al no poder transportarlos los clavaron para inutilizarlos.
En la Imagen: Soldado de Infantería Argentina con el uniforme utilizado en la Guerra del Paraguay.

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viernes, 27 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE ITÁ-IBATÉ

El 27 de diciembre de 1868 se produce la batalla de Itá-Ibaté. El ejército aliado a las órdenes del General brasileño Duque de Caxias ataca a unos 2.000 paraguayos en Itá-Ibaté. Las fuerzas argentinas estaban comandadas por el General Juan A. Gelly y Obes. Estas fuerzas fueron las primeras en iniciar el asalto y ocupar la plaza, haciendo flamear la bandera celeste y blanca en las defensas. La resistencia paraguaya fue como siempre, dura y sin querer rendirse. El Mariscal López, presidente vitalicio y dictador del Paraguay, se escapó en dirección a Cerro León con unos 100 hombres. Después de esta batalla el poder de López comenzó su desmoronamiento.
A las 6 de la mañana del 27 de diciembre se reinició el bombardeo y se inició el asalto definitivo, esta vez llevado a cabo por las fuerzas argentinas que cruzaron el Pykysyry y arrollaron la primera línea de defensa lanzándose luego sobre las posiciones de Itá-Ybaté. El ataque era encabezado por el batallón Córdoba a cargo del Coronel Agustin Olmedo, seguido del batallón 1° de Santa Fe a cagro del Teniente Coronel Enrique Spika.
El fuego de los defensores causó numerosas bajas en las fuerzas atacantes, resultando herido el jefe de estado mayor del primer Cuerpo coronel Gordillo, especialmente en el batallón Buenos Aires, que a bayoneta calada se sumaba a la lucha.
Tropas de los batallones Córdoba al mando del capitán Máximo Ibáñez y del Santa Fe al mando del teniente Avellaneda quedaron por momentos aislados en vanguardia y fueron rodeados por fuerzas superiores. Formando en círculo resistieron el ataque hasta que los del Buenos Aires y el batallón Rosario consiguieron estabilizar el frente.
El ataque penetró finalmente las trincheras paraguayas, mientras que un ataque de la caballería conseguía envolver la posición y deshacer a un escuadrón paraguayo que opuso resistencia.
Las fuerzas del 4° de línea a cargo del Teniente Coronel Florencio Romero y del 5° a Cargo de Nicoás Levalle dejaron la línea y se lanzaron al ataque rompiendo la línea defensiva pero sólo para quedar aislados. Ante las órdenes del Coronel Luis Maria Campos para que retrocedieran, Levalle respondió "Coronel, el batallón 5° de línea no sabe dar media vuelta frente al enemigo!" y comenzó a retroceder al paso y al son del tambor dando frente a las fuerzas paraguayas y bajo el fuego a quemarropa de sus fusileros.
Cuando el avance en línea de la infantería argentina reforzada con algunas piezas de artillería ligera llegó a una cuadra del cuartel general, López se retiró con su estado mayor por el camino del Potrero Mármol a la vista de sus enemigos, sin que se desprendiera fuerza alguna para interceptarlo
Incluso autores brasileros consideran que la huida de López permitida "por excesiva prudencia de Caxias o por razones inconfesables del comando brasilero" fue "uno de los grandes, sino el mayor, misterio de la guerra"[]
Caballero permanecía en el campo con una pequeña fuerza de caballería. Viendo que el batallón 4° de línea argentino se dirigía al Potrero Mármol, lo emboscó. En el ataque el 4° sufrió numerosas bajas, incluyendo al coronel Florencio Romero que marchaba al frente de su unidad. Al ser herido, Romero se puso de pie, penetró en el cuadro de su batallón y tras decir a su segundo el mayor Fernández "Compañero, que me vengan a relevar", murió.
Caballero marchó entonces contra el batallón 5°, tras lo cual se replegó en desorden con escasos sobrevivientes. La caballería aliada persiguió débilmente hasta el arroyo Yukyry a los paraguayos que de replegaban a Cerro León.
El general Garmendia en su Campaña de Piky-syry afirma que "cuando el Mariscal tuvo conocimiento que los aliados habían penetrado a su recinto, abandonó como un pusilánime el campo sonde sus soldados se batían heroicamente y morían".
Tambien el Coronel inglés al servicio del Paraguay George Thompson afirmaría que al retirarse López había incumplido la promesa que había hecho repetidas veces a sus tropas de permanecer y vencer o de perecer con ellos en aquel lugar.
Tras Lomas Valentinas, "El ejército paraguayo quedó liquidado; al mariscal López lo rodeaban apenas cien sobrevivientes (de 9000 soldados que habían luchado contra 25000 brasileños). Pero este puñado quedó dueño de la situación y las fuerzas brasileñas se sintieron alcanzadas por una colosal derrota". Según el historiador paraguayo Juan E. O`Leary "En esta batalla debió terminar la guerra. Un regimiento de caballería hubiera bastado para rodear a aquellos curiosos vencedores. Pero si no teníamos más que noventa hombres sanos, aún nos quedaba una fuerza moral tan grande que ante el sólo recuerdo de lo que habíamos sido, el enemigo se sentía abrumado y miraba con terror esas lomas pobladas de muertos".
López quien ya "No tenía soldados, no tenía proyectiles, no tenía que comer. Solo noventa fantasmas le rodeaban en la cumbre de la trágica colina, aguardando sus palabra para corre a la muerte" se retiró al interior y pronto logró reunir "dos mil combatientes de inválidos y niños a quienes hubo que poner barbas postizas para quitarles su aspecto infantil".
Por su parte, la Angostura, defendida por unos 740 combatientes y 16 cañones, pero que despues del 21 de diciembre había quedado cercada por tierra y agua y carecía ya de víveres y municiones, y había recibido numerosos heridos después del combate, se rindió el día 30 de diciembre tras una negociación con los aliados que prometieron respetar las vidas, jerarquías y honor de los vencidos. La campaña del Pykysyry había terminado.

En la Imagen: Batalla de Itá-Ibaté. La primera división Buenos Aires toma por la derecha los atrincheramientos de López. Dibujo de A Methfessel.

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jueves, 26 de diciembre de 2013

COMBATE CON LOS INDIOS.

El 26 de diciembre de 1875 se produce una Invasión de indios. Una partida de unos 300 indios intenta atacar por sorpresa al campamento Blanco Grande. Advertida su presencia se entabló un fuerte combate donde fueron derrotados. El Comandante Lorenzo Vinter los persiguió largo trecho y en el trayecto recibió el parte que la guarnición del fuerte Lavalle, de unos 150 hombres, se había sublevado y estaba cercada por unos 2.000 indios. Vinter de inmediato se dirigió al fuerte. Al llegar a el Sauce encontró a los indios y los batió persiguiéndolos por una 40 leguas.

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miércoles, 25 de diciembre de 2013

NAVIDAD. NACIMIENTO DEL NIÑO JESÚS.

Esperamos que esta significativa fecha, en que conmemoramos la venida de nuestro Salvador Jesucristo al mundo, sea ocasión propicia para la reunión familiar, para el despertar espiritual y para la unión entre hermanos.

¡Muy Feliz Navidad Para todos!

Mensaje del Capellán Mayor del Ejército para esta Navidad:

Que no muera el espíritu de la Navidad. 10 Consideraciones para la misión del cristiano.

1. El centro de la fe y la vida cristiana es Dios Encarnado, Emmanuel. El Niño Jesús ha nacido en Belén. “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.

2. El espíritu de la Navidad es propio de nuestra cultura cristiana-católica y es universal y por tanto nuestro “creer y sentir” de pueblo y familia. Es lo que heredamos de nuestros padres. El espíritu de la Navidad nos dice “¡nos ha nacido un Salvador!”. El espíritu mundanal nos dice: ¡consumamos más!

3. Es misión de todo cristiano propagar por el mundo lo que hay de Verdadero y Bueno y que él ha recibido por la fe: “Cristo es la Verdad y la Vida”. ¿Qué mejor que difundir el Espíritu de la Navidad?

4. Urge que hablemos al mundo de Cristo, Dios hecho hombre para salvarnos. Ante la cultura de muerte; ante la deshumanización creciente; ante la violencia, la discordia, las profundas desigualdades y la falta de esperanza, el cristiano tiene una propuesta: el espíritu de la Navidad.. Hay que difundir con más vigor el mensaje de Jesús, el Salvador del hombre: con la palabra, con las obras y los gestos. Con la fe y la coherencia de vida.

6. Debemos rescatar, en nuestros ámbitos, el sentido religioso de la vida. Y también el de la Navidad. El SANTO PESEBRE hace patente y ayuda a vivir el espíritu de la navidad: que ocupe un lugar preferencial en la celebración.

7. Pongamos pesebres en nuestros hogares y promovámoslos en nuestro medio.

8. Elijamos y redactemos tarjetas con mensajes de fe cristiana y no simplemente con buenos deseos, campanitas, varas de muérdago o trineos nevados con Papá Noel. No olvidemos una buena obra de caridad.

9. El día 25 de diciembre, o el 24 por la noche, vayamos a Misa con nuestros seres queridos. (¡Qué bien nos vendría a muchos una buena confesión en los días de adviento, previos a la Navidad!) Que esa sea la celebración central dejando, si es necesario, las otras para el 31 de diciembre que no guarda mayor significación religiosa.

10. Invitemos a la bendición de la mesa familiar navideña a quienes estén. Si nos acompañan “no creyentes” nos lo agradecerán de corazón si les explicamos que le rezamos a Jesús para que les regale el don de la paz. El Padre Nuestro y una invocación a la Santísima Virgen pueden ser la mejor bendición.

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martes, 24 de diciembre de 2013

EL “REVUELTO GRAMAJO”

Todos conocemos, ya sea por comentarios, lectura de menús o por tenerlo dentro de las comidas o minutas habituales, al Revuelto Gramajo, pero seguramente, no conozcamos su origen y/o el de su nombre.
En la excelente obra del historiador nacional Don Félix Luna, “Soy Roca”, encontramos una acertada descripción de quien fuera leal y permanente amigo del General Don Julio Argentino Roca: el Coronel Don Artemio Gramajo.
Siendo un brillante y joven oficial de tan solo 26 años, le tocó a Julio Roca, prestar servicios como jefe del Regimiento 7 de Infantería, con guarnición en Tucumán, el que [...] era, en verdad mi patria particular; allí me sentía más a gusto que en ningún otro lado. Sus oficiales me querían y compartían los mismos ideales: un ejército fuerte y disciplinado para sostener la autoridad de la Nación en todo momento. Eran muchachos divertidos y cultos, pero por sobre todo, eran militares enteros, capaces de soportar cualquier sacrificio por el honor del regimiento. De los muchos que sirvieron conmigo por entonces y más tarde se asociaron a mis luchas y mis glorias, recuerdo al ayudante Artemio Gramajo, mi amigo y compañero de toda la vida.
No se me olvida el episodio que viví a poco de conocerlo. Teníamos que salir en comisión y yo observaba que Gramajo estaba remoloneando a causa de un chanchito en pleno proceso de convertirse en un maravilloso asado. Con un poco de maldad, lo apuré, hice que dejara todo y partimos. Cumplida la comisión, veníamos de regreso. Irónicamente, le dije:
- Ahora sí que vendría bien el lechón...
Entonces me dijo con un tono que todavía puedo escuchar, a más de medio siglo de distancia:
- Alcancé a traer la cabeza...
Desde ese momento supe que sería mi amigo para siempre. Lo fue en la buena y en la mala fortuna, siempre discreto y servicial, afectuoso, caballeresco, valiente, bromista; y también glotón y amarrete. Durante mi primera presidencia, lo designé mi edecán y después lo siguió siendo con o sin nombramiento. Pasará a la historia por nuestra amistad, que lo convirtió durante décadas en mialter ego, pero también por haber inventado el revuelto que lleva su nombre y se ha convertido en un plato común de los restaurantes de Buenos Aires.
Se cuenta que este plato, fue creación exclusiva de nuestro célebre amigo del buen comer y beber, consistiendo en un preparado del que normalmente, en forma personal, impartía al chef del lugar que frecuentara, las instrucciones para su preparación.
Como sabemos, esta especialidad perduró en el tiempo, convirtiéndose en una célebre minuta que hoy en día, habiendo alcanzado el status de figurar en las cartas de los restaurantes más refinados.
Coronel Artemio Gramajo
De joven ingresó al ejército provincial, al mando de los Generales Manuel y Antonio Taboada. A sus órdenes luchó en 1861 contra Octavio Navarro, Angel Vicente Peñaloza y Celedonio Gutierrez, participando en la victoria que aseguró la provincia de Tucumán para el bando unitario.
En 1865 participó de la Guerra del Paraguay, y luchó en las primeras grandes batallas. En 1867 fue enviado de regreso al noroeste del país, para ponerse a las órdenes de Taboada en la guerra contra Felipe Varela; luchó en la Batalla de Pozo de Vargas, como uno de los jefes de infantería.
Fue uno de los jefes en la Batalla de Pastos Grandes, definitiva victoria sobre Felipe Varela; muchos enemigos se rindieron bajo garantía de sus vidas.
Participó de la guerra contra el caudillo federal entrerriano Ricardo Lopez Jordan, aplicando métodos similares. Luchó en la Batalla de Ñaembé, la última esa guerra, a órdenes del Teniente Coronel Julio Argentino Roca, de quien se hizo amigo personal. Permaneció a órdenes de éste por muchos años: con él hizo la campaña contra el revolucionario mitrista Jose Miguel Arredondo en 1874, y luchó en Santa Rosa.
En 1877, Roca fue nombrado ministro de guerra; desde entonces fue su edecán. Acompañó a su jefe en la Conquista del desierto de 1879. Cuando Roca fue electo Presidente de la República Argentina, siguió ocupando el cargo de edecán, esta vez de la presidencia.
Fuente: Diario Soldados Digital

En la Imagen; El Coronel Gramajo caricaturizado por Cao para la revista Caras y Caretas.


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lunes, 23 de diciembre de 2013

LA HISTORIA DE UN SOLDADO DE LA INDEPENDENCIA

Don Eufrasio Videla es un viejo alto, flaco, nudoso, erguido, casi tan erguido como los álamos que cortan las perspectivas en los alrededores de Mendoza.
Apenas un saludo y le espeté mi invariable pregunta:
- ¿Cuántos años?
- Treinta y ocho
- ¿Nada más?
El viejo sonríe, baja la cabeza para detener la mirada en el sombrero de anchas alas, color té con leche, al que sus dedos retorcidos como sarmientos hacen girar con porfía. Pienso en que el pobre hombre ha perdido la noción del tiempo, que desvaría su cabeza, que su memoria, más flaca que su cuerpo, yace tendida bajo la nieve de muchas décadas, porque me dijeron que Don Eufrasio es hombre que ha traspuesto los cien, y recupero mi actitud de moderno inquisidor,
- ¿Treinta y ocho nada más Don Eufrasio?
Sus labios mascullan un “ciento” y sale de nuevo, bien nítido, el “treinta y ocho”.
Ahora me parecen muchos los años, mas no me detengo a aclarar el punto y prosigo el interrogatorio, haciendo que repita las respuestas dos y tres veces -y hasta cuatro y cinco-, a fin de alcanzar su sentido, pues resultan ininteligibles la mitad de las palabras en el lento balbucir de sus labios. Dijéronme que fue soldado de San Martín, pero no estuvo en el Plumerillo, ni se acuerda del general.
-Yo estaba en San Juan, entonces, cuando decían que en su Mendoza se formaba el ejército, y pasamos por ahí arriba, por Los Patos.
- ¿Peleó usted?
- ¿Y cómo no? Ahí en el Zanjón de Maipú, cuando ya no quisieron pelear más.
- ¿Pero, se acuerda de Maipú?
- Si que me acuerdo. Fue allí, pues, la última batalla, donde se rindieron.
-¿Y cómo empezó la cosa?
-Unos cuantos días antes yo había llegado con los que salimos de San Juan. Después fueron viniendo otros grupos de prisioneros y así se fue formando el ejército. (pudiera el relato muy bien referirse a la llegada de dispersos de Cancha Rayada). Nosotros estábamos de la parte de aquí –prosigue Don Eufrasio-, y al hacerlo sale al descanso de la escalera, poniendo cara a Los Andes, -y como en la parte de allí enfrente, en un cerrito blanco, estaban los godos.
-Flojanazos, ¿verdad?
-Hum… ¡Fieros habían sido! Peleamos y peleamos y no aflojaban… Después no quisieron pelear más cuando vieron que nosotros tampoco aflojábamos. Entonces corrimos atrás pa’ que se rindieran.
-¿Y se rindieron?
-¿Y cómo no? Si ya no tenían más ganas de pelear.
-¿Y se entregaban?
-Muchos se entregaban, otros querían escapar. Pero nosotros los alcanzábamos.
-¿Y no decían nada, los españoles?
-¿Quiénes, los godos? Si, decían: “¡No mate, corcho, no mate!”, cuando los alcanzábamos.
Brillaron un punto sus pupilas, las arrugas dibujaron con gran esfuerzo una sonrisa y luego enmudeció el hombre, bajó la cabeza, y el sombrero retornó a girar entre los dedos.
Lo demás que nos contó forma un maremagnum de hechos y episodios confundidos, en que se mezclan sin distinción de épocas, Rozas y Quiroga y las montoneras y la Guerra del Paraguay.
El viejecito Videla vive en la casa del ingeniero Fossati en la calle San Martín, 1778. Nos dijo este caballero que Videla no conserva papel alguno, y que las medallas que poseyó en un tiempo las ha perdido o regalado, según relato del mismo Don Eufrasio, y que el coronel Morgado, guerrero del Paraguay, lo conoció en el ejército y de aspecto casi tan viejo entonces como ahora.
El gobierno de Mendoza le pasa una pequeña pensión, que le alcanza para cubrir sus modestos gastos. Lo demás se lo otorga la caridad de las personas que le recogen en su casa.
No podemos establecer a ciencia cierta si ha sido o no guerrero de la independencia porque ni siquiera la edad consta por documento público, pero si los 138 años son muchos años, es en cambio verdad que por estos pagos no son escasos los hombres de 110 o 115 años, y Videla bien puede oscilar entre estas dos últimas cifras y haber pertenecido a alguna de las milicias o cuerpos auxiliares del ejército de San Martín. Mendoza 22 de Marzo de 1910.

Reportaje realizado por la revista Caras y Caretas Nº 607 publicada el 21 de Mayo de 1910. 
En la imagen; el Soldado de San Martín, Don Eufrasio Videla.


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domingo, 22 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DEL NATALICIO DEL CORONEL LORENZO BARCALA

El día 23 de diciembre de 1795 nace el Coronel Lorenzo Barcala. Hijo de esclavos africanos, fue liberto por el decreto dado por la Asamblea General Constituyente de 1813 y tomó el apellido del escribano Cristóbal Barcala. Su vida militar fue intensa; terminó su vida trágicamente, fusilado el 01-08-1835 en la Plaza Mayor de la ciudad de Mendoza.

Hijo de esclavos, fue también esclavo en su niñez. Fue liberado por orden del Gobernador de Cuyo, General José de San Martín, pero por causas desconocidas no se incorporó al Ejército de los Andes. Inició su carrera militar en 1818 como soldado del Regimiento de Pardos.

En 1820 participó en los desórdenes de la llamada Anarquia del Año XX, que tuvo uno de sus epicentros en Cuyo. Formó parte del Ejército del General Bruno Moron, que combatió contra el General chileno José Miguel Carrera, y tras la muerte de Morón, luchó en la batalla de Punta del Médano a órdenes de José Albino Gutierrez.

En 1824 participó en una revolución contra el Gobernador Gutiérrez; tras fracasar en el intento, huyó a San Juan. De regreso a Mendoza, secundó al Coronel Juan Galo de Lavalle en la segunda revolución contra Gutiérrez, cuya victoria lo identificó definitivamente como personaje central del partido unitario local. Poco después participó, a órdenes de José Felix Aldao, en la represión de la revolución "eclesiástica" sanjuanina y la reposición en el Gobierno de Salvador María del Carril.

En 1826 se unió al Ejército que luchó en la Guerra del Brasil, a órdenes del coronel Ramón Bernabé Estomba. Participó en el fracasado ataque a Punta del Este y fue tomado prisionero. Estuvo varios meses en una cárcel en Río de Janeiro con la permanente amenaza de ser vendido como esclavo, hasta que recuperó la libertad en un cambio de prisioneros.

Se unió a la campaña del General José María Paz contra los federales del interior en 1829, y a sus órdenes peleó en la batalla de San Roque. El vencedor le encargó organizar un batallón de infantes negros, libertos: una libertad muy cara, que se pagaba con muchos años de servicio en el ejército. Fue muy querido por los negros, especialmente porque los defendía de los desprecios y atropellos de los blancos. Al frente de ese batallón peleó en las batallas de La Tablada, tras la cual fue ascendido al grado de Teniente Coronel, y en Oncativo.

Después de esta última victoria fue ascendido a Coronel, y enviado como segundo jefe del ejército de ocupación de Mendoza, que iba al mando de José Videla Castillo. Éste fue nombrado Gobernador, y Barcala quedó como jefe de vanguardia. Participó en la Batalla de Rodeo de Chacón como jefe de un ala de caballería contra las fuerzas de Facundo Quiroga, que los venció con relativa fácilidad.

Protegió a su jefe Videla Castillo en su retirada hacia el norte, donde se unieron a las fuerzas del General Lamadrid, nuevo jefe del ejército de la Liga Unitaria. A órdenes de éste combatió en la definitiva derrota que fue la Batalla de la Ciudadela. Después de la batalla, Facundo Quiroga fusiló algunos oficiales, pero decidió indultar a Barcala — que daba su muerte por segura — y lo nombró su jefe de estado mayor.

Cuando Quiroga se retiró de las actividades militares, instalándose en San Juan, Barcala se radicó allí. No quiso volver a Mendoza, ya que Aldao había jurado matarlo; incluso intentó convencer a Quiroga de que lo hiciera fusilar.

Participó de la campaña al desierto de 1833 bajo el mando del General José Ruiz Huidobro, y combatió contra los Ranqueles de Yanquetruz en el Combate de las Acollaradas.

Muerto Quiroga en 1835, sus lugartenientes comenzaron a disputarse su herencia y se produjo una serie de conflictos entre Aldao, de Mendoza, Martín Yanzón, Gobernador de San Juan, y Tomás Brizuela, de La Rioja. Más independiente y poderoso que éstos, el tucumano Alejandro Heredia pronto dominó todo el noroeste. El intrigante ministro de Yanzón, Domingo de Oro intentó librarse de Aldao por medio de una conspiración que dirigió Barcala desde San Juan. La conjura fue descubierta y sus jefes mendocinos arrestados y ejecutados, entre ellos el coronel José Ignacio Correa de Saá.

Pasado el peligro, Aldao —que no era el gobernador sino el jefe del ejército— exigió la extradición de Barcala y Oro, que estaba comprometido en el asunto, decidió salvar su vida entregando a Barcala. Tras un juicio que duró un mes, Barcala fue condenado a muerte y fusilado en Mendoza el 1 de agosto de 1835.

Su hijo Celestino Barcalá peleó contra los federales en la década de 1860 y fue fusilado por Felipe Varela poco antes de su derrota en la batalla de Pozo de Vargas.


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sábado, 21 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DEL COMBATE DE COIHUECO

El día 22 de diciembre de 1873 se produce el Combate en Coihueco. Una columna de unos 35 soldados del Regimiento Guías de Mendoza de la guarnición de San Rafael, al mando del Capitán Saturnino Torres, persiguiendo a un grupo de indios se encontró con una indiada de unos 500 individuos. Los soldados formaron cuadro y fueron cargados por los indios, iniciándose un largo y feroz combate, que les costó unas 70 bajas a los indios y un muerto y cuatro heridos a los soldados. Lograron sostener el cuadro hasta que los salvajes se fueron, luego de 5 horas de lucha. El gobierno premió luego esta resistencia heroica con pagas adicionales.

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viernes, 20 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DE LA CREACIÓN DE LA ESCUELA DE SUBOFICIALES DE LOS SERVICIOS PARA APOYO DE COMBATE "GRL. LEMOS"

La Escuela de Suboficiales del Ejército fue creada el 13 de diciembre de 2002, como resultado de la reestructuración de la Fuerza en ese año, habiéndose fusionado la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral y la Escuela de Suboficiales para Apoyo de Combate General Lemos, tradicionales Institutos de formación de los Suboficiales del Cuerpo de Comando y Profesionales del Ejército Argentino, en un nuevo Instituto que mantiene el nombre del héroe del Combate de San Lorenzo, el Sargento Juan Bautista Cabral.
La Escuela de Suboficiales "General Lemos", tuvo sus orígenes en 1939, cuando se creó el 20 de diciembre, "El Centro de Instrucción de los Cuerpos Auxiliares del Ejército".
Cabe destacar que la creación de este Centro de Instrucción es el origen de una Escuela cuyo objetivo era la preparación de oficiales de Administración, Sanidad, Veterinaria y Justicia, y el perfeccionamiento en lo militar y técnico de los oficiales de los Cuerpos Auxiliares para la conducción de sus respectivos Servicios, en los Comandos Superiores y reparticiones, tanto en la paz como en la guerra.
En el año 1952 pasa a denominarse Escuela del Cuerpo Profesional "General Lemos", y sus objetivos de formación se ampliaban a oficios como enfermero, preparador de farmacia, enfermero de ganado, herrador y cocinero.
El 21 de diciembre de 1964, basados en un criterio de unificación tanto en lo curricular y académico como en lo militar; una resolución superior, decide fusionar la "Escuela General Lemos" y la "Escuela de Mecánica del Ejército "Teniente Coronel Fray Luis Beltrán"”, decisión que demandó el traslado de esta última a Campo de Mayo. Dicho Instituto pasó a llamarse "Escuela Logística General Lemos".
En 1991 la Escuela Militar de los Servicios para Apoyo de Combate "General Lemos", pasa a denominarse Escuela de Suboficiales de los Servicios para Apoyo de Combate "General Lemos", egresando de la misma suboficiales del Cuerpo Profesional femenino y masculino.
En razón de que en el año 1998 determinados Servicios del Cuerpo Profesional pasaron a considerarse Especialidades de Cuerpo Comando, se modifica nuevamente su denominación pasando a llamarse Escuela de Suboficiales "General Lemos".
La Escuela de Suboficiales "Sargento Cabral", tuvo sus orígenes en el reclutamiento de suboficiales llamado de Clases hasta 1916. La primera Escuela de Clases llamada de Cabos y Sargentos de Artillería fue fundada en 1881, siendo su creación definitiva el 04 de abril de 1908.
El edificio que ocupó fue el Cuartel Nro. 9 en Campo de Mayo. La instrucción impartida era de tipo teórico- práctico y tenía una duración de cinco meses.
En 1916 pasa a denominarse Escuela de Suboficiales.
En marzo de 1933 pasa a llamarse, Escuela de Suboficiales "Sargento Cabral", en homenaje a ese arquetipo de soldado que supo ser fiel a su juramento de entregar su vida en el cumplimiento del deber, ejemplo supremo de desprendimiento, coraje y nobleza.
Durante los años 1947 a 1950 dejó de funcionar.
En 1950 se le asigna un nuevo cuartel dentro de Campo de Mayo donde funciona en la actualidad la Escuela de las Armas.
Desde 1908 hasta 2003 la reglamentación sufrió varias modificaciones. El primer reglamento a grandes rasgos establecía que la Escuela tendría tres grados: primer grado, ingresarían todos aquellos que aspirasen al grado de Cabo de las Armas cuya duración era de un año y a segundo y tercer grado concurrían aquellos cabos y sargentos respectivamente con no menos de tres meses de servicio en las filas y propuestos por sus Comandantes de compañía, batería y escuadrón.
Posteriormente y después de algunas modificaciones a los cursantes que egresaban no sólo se le otorgaba el grado de Cabo Primero de las armas, sino que también el título de Instructor Auxiliar con orientación docente, y titulo secundario equivalente al Bachillerato Nacional.
En la actualidad se dictan cursos de dos años, y una vez finalizados los mismos, los Aspirantes egresan como Cabos de las Armas con el título de Bachiller Nacional, y Cabos de las Especialidades y Servicios, con capacitación especializada.
Fuente: www. esesc.ejercito.mil.ar

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jueves, 19 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DEL COMBATE DEL CAMPICHUELO

El 19 de diciembre de 1810 se produce un enfrentamiento durante la Campaña del Paraguay. El General Manuel Belgrano, caído el armisticio con los paraguayos, cruza el Río Paraná por el Paso de la Candelaria. Inmediatamente una pequeña fuerza mandada por el Ayudante Manuel Artigas ataca y derrota a fuerzas paraguayas atrincheradas en el Paso del Campichuelo.
La Junta de Buenos Aires determinó mandar una expedición a la Intendencia del Paraguay en atención a que se creía que allí había un gran partido por la revolución, que estaba oprimido por el gobernador realista Bernardo de Velasco y Huidobro. El 24 de septiembre de 1810 se le dieron instrucciones al abogado Manuel Belgrano para que iniciara las operaciones militares sobre el Paraguay. Luego de improvisar un pequeño ejército con tropas de Buenos Aires, Blandengues y milicianos de los pueblos por donde pasó, Belgrano se situó en el pueblo Misionero de Santa María de la Candelaria
Debido a que los realistas paraguayos habían retirado o destruido las embarcaciones del río Paraná, las fuerzas al mando de Belgrano debieron cruzarlo con balsas, botes y canoas construidas al efecto, llevando gran parte de las cargas en odres de cuero. El cruce se realizó el 19 de diciembre de 1810 a partir de la antigua capital misionera Candelaria. Belgrano cruzó al frente de una reducida fuerza: 800 hombres, mitad de caballería e infantería, con 6 cañones de pequeño calibre. A su frente se hallaban las avanzadas paraguayas realistas de 500 hombres al mando de Pablo Thompson.
Luego de avisar a los comandantes paraguayos de que serían atacados, Belgrano formó el ejército en la tarde del día 18, los arengó y los hizo desfilar hacia el puerto para que fueran observados por la guardia avanzada realista. Luego hizo subir algunas compañías a las balsas para probarlas y al anochecer envió de nuevo los soldados a los cuarteles, cuando los paraguayos de la orilla opuesta no podían verlos, haciéndoles creer que la invasión se estaba desarrollando.
Cerca de las 11 de la noche el baqueano Antonio Martínez y 10 voluntarios de los granaderos cruzaron el río para sorprender la guardia paraguaya, lo cual lograron retornando con 2 prisioneros, y dejando la impresión de que comenzaba el desembarco. Belgrano ordenó a las 2 de la madrugada del 19 de diciembre el embarque y salida de las tropas.
“Al salir el sol mandé al mayor general en el bote y fué con un ayudante y otros oficiales, á que reuniese la gente y presentase la acción; al mismo tiempo salió mi ayudante don Manuel Artigas, capitán del regimiento de América, con cinco soldados en el bote de cuero y el subteniente de patricios don Gerónimo Elguera, con dos soldados de su compañía, en una canoita paraguaya, por no haber cabido en las balsas. El bote de cuero emprendió la marcha y la corriente lo arrastró hasta el remanso de nuestro frente: insistió el bravo Artigas y fué á desembarcar en el mismo lugar que Elguera, es decir como á la salida del bosque por el Campichuelo. No estaba aun la gente reunida y solo habia unos pocos con el mayor general y sus ayudantes, entonces el valiente Artigas se empeñaba en ir atacar á los paraguayos; tuvo sus palabras con el mayor general y al fin llevado de su denuedo, seguido de don Manuel Espínola el menor, de quien hablaré en su lugar, de Elguera y de los siete hombres que habian ido en bote de cuero y canoa paraguaya, avanzó basta los cañones de los paraguayos, que después de habernos hecho siete tiros, sin causarnos el mas leve daño, corrieron vergonzosamente y abandonaron la artillería y una bandera, con algunas municiones.” Memorias del General Belgrano
El capitán de urbanos Domingo Soriano del Monje con sus 13 milicianos abandonó las tres piezas de artillería dejando despejada la costa.
Cerca del medio día Belgrano recibió aviso de que el pueblo misionero de Itapúa, distante cuatro leguas de Campichuelo, había sido abandonado precipitadamente por los milicianos paraguayos, por lo que envió al Mayor General José Machain con artillería a ocuparlo. Thompson con 40 milicianos abandonó canoas, un cañón y municiones, que fueron tomadas por Machaín sin lucha.
El día 20 cruzó Belgrano el río con el resto del ejército desde Candelaria a Itapúa, dejando una compañía de 100 hombres de Caballería de la Patria en Candelaria para custodiar las municiones. Por falta de caballos y ante el mal estado de la tropa, Belgrano se vio obligado a detenerse en la posición conquistada durante seis días, perdiendo así la posibilidad de perseguir a los realistas y aumentar su confusión.

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miércoles, 18 de diciembre de 2013

61 ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA BASE ESPERANZA

Un bastión de la soberanía nacional en la Antártida Argentina

En Punta Foca, entre las caletas Choza y Aguila de la bahía Esperanza, en la península Trinidad, sobre el estrecho antártico en la tierra de San Martín, de la Antártida Argentina, se levanta la estación científica Base Antártica Esperanza. Hasta la década de los ´90, se llamó Base de Ejército Esperanza y luego, tomó su actual nombre. Cumple seis décadas de su fundación.

El 17 de diciembre de 1952, hace 60 años, los capitanes Jorge Leal y Héctor Benavídez acompañados por los tenientes Carlos Bulacios y Domingo Crotti y los sargentos ayudantes Alberto Balegno y Pedro Ramos, pusieron los cimientos de la actual Base Antártica Esperanza. Hoy, ocupa 43 edificios en una superficie de 374.000 metros cuadrados de roca sólida y a unos 30 metros de la costa. En sus cercanías, un glaciar permite el aterrizaje de aviones. Durante el verano, aloja a más de mil turistas que la visitan anualmente y en invierno, está habitada por 80 personas. Cuenta con un laboratorio del Instituto Antártico Argentino y una estación meteorológica donde además, los científicos y técnicos realizan investigaciones de glaciología, biología marina y terrestre y sismología. La zona está caracterizada por fuertes vientos helados del noroeste y que en ocasiones, sobrepasan los 200 km/h. La temperatura media anual oscila en los -20ºC. La mínima absoluta es de -35ºC. De su influencia dependen 18 refugios; entre ellos, General Martín Miguel de Güemes, Cristo Redentor, Antonio Moro, Libertador General San Martín, San Roque, Florentino Ameghino, Sargento Cabral, General Pedernera, Abrazo de Maipú, Infantería Argentina, Independencia Argentina, Paso del Medio, Kurtzman, Islas Malvinas y Choza de los suecos.

El sueño de Pujato
El 13 de agosto de 1954, el entonces director del Instituto Antártico Argentino, general de división (R) Hernán Pujato, propuso instalar un caserío en Cabo Primavera para poblarlo con grupos familiares. Lo consideraba impostergable frente al interés demostrado por otras naciones por la Antártida. “Acerca de esos primeros pobladores que con su permanencia, con los hijos que vendrán y las posibles actividades que en ese medio podrán desarrollarse; harán por los derechos del país más que todo cuanto hasta hoy se ha hecho”, escribió. A fines de 1977, viajaron las primeras familias que invernaron en el año siguiente. En febrero de 1978 se produjo el bautismo de Miguel Ángel Palma, primer niño nacido en la Base el 7 de enero de ese año; el casamiento de dos miembros de la base y la imposición del nombre Fortín Sargento Cabral a esas viviendas e instalaciones. El sueño de Pujato estaba cumplido. “Ver a la Antártida ocupada por pueblos con hombres y mujeres para que las dos regiones extremas de la Patria estuvieran verdaderamente unidas”. Las instalaciones fueron ampliadas en 1979 y y donde se alojaron 10 familias y 16 niños; más tarde, ese número fue creciendo.
El 14 de junio de 1962 desde la base partió una expedición terrestre con trineos que el 24 de octubre, alcanzó la Base San Martín. El 28 de febrero de 1976, se inauguró la capilla San Francisco de Asís, donde el 16 de febrero de 1978 fue celebrado el primer casamiento religioso en la Antártida a cargo del padre Buenaventura de Filippis. En 1978, se creó la Escuela Provincial Nº 38 Julio Argentino Roca, perteneciente a la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y que se convirtió en la más austral del mundo; además de una guardería infantil y un jardín de infantes. El 20 de octubre de 1979, fue instalada la radiodifusora LRA 36 Radio Nacional Arcángel San Gabriel en la banda de 49 metros, en la frecuencia de 6030 kHz y dos oficinas; la Nº 2506 del Registro Civil y la otra, del Correo Argentino. Con el concurso de radioaficionados, donde intervinieron 130 enlaces radiales, el 20 de junio de 1980 se inauguró el Radio Club Argentino. También, se levantó un cenotafio que recuerda a los hombres del Ejército que murieron por la Antártida. En 1949, Arnoldo Serrano, Adolfo Molinero Calderón y Emilio Jaime integraban la Primera Expedición a Bahía Margarita para probar equipos que perdieron la vida en una tormenta; en 1957, Ever S. Rodríguez Argumedo; en 1962, Pedro Arcondo; en 1972, Oscar Kurzman; en 1977, Alejandro Merani, Mario García y Ricardo Segura; en 1980, Juan José Mariani y en 1987, Ernesto Lezcano.
Fuente: Lauro Noro, Diario Soldados Digital 2012.

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martes, 17 de diciembre de 2013

ANIVERSARIO DE LA CREACION DEL REGIMIENTO DE INFANTERIA MECANIZADO 25

En 1943 se decreta la creación del Regimiento de Infantería 25 dependiente del Comando de la Agrupación Patagonia, siendo su primer asiento provisorio en la localidad de Las Heras, provincia de Santa Cruz. En diciembre de 1943 se fija como asiento del Regimento 25 la localidad de Puerto Deseado (provincia de Santa Cruz). Finalmente el 31 de agosto de 1944 se fija como asiento definitivo del Regimiento 25 la localidad de Sarmiento, provincia del Chubut, donde comparte la Guarnición Ejército Sarmiento con el Grupo de Artillería Blindado 9.

Por Superior Resolución Inserta en Boletín Militar Secreto Nro 1, de fecha 28 de septiembre de 1943, el Presidente de la Nación decreta la creación del Regimiento de Infantería 25 Motorizado Reforzado dependiente del Comando de la Agrupación Patagonia, siendo su primer asiento provisorio en la localidad de Las Heras provincia de Santa Cruz.
Con fecha 14 octubre de 1943 y por Superior Resolución Inserta en Boletín Militar Secreto Nro 2, se decreta que a partir del 15 de diciembre de 1943 se fija como asiento del Regimentó 25 la localidad de Puerto Deseado. Posteriormente con fecha 31 de agosto de 1944 se fija como asiento definitivo de la Unidad en la localidad de Colonia Sarmiento provincia del Chubut.
Dando cumplimiento a este decreto el 19 de marzo de 1945 se traslada el primer contingente por tierra, llegando a destino el 22 de marzo, el resto de la Unidad es traslada por mar llegando a Comodoro Rivadavia el 25 del mismo mes, y por tren hasta Sarmiento llegando en horas de la tarde del 26 de marzo 1945, finalizando así el traslado de la Unidad, y siendo su primer Jefe fue el Teniente Coronel DAVID LAVORI.
En el año 1965 pasa a denominarse Regimiento de Infantería 25. Desde entonces, muchos fueron los hechos memorables que jalonaron la historia de este Regimiento.
Participó en el Operativo Independencia en la provincia de Tucumán.
En 1982, año en que quedó grabado en la historia contemporánea nacional. El entonces Regimiento de Infantería 25, tuvo la responsabilidad y el honor de ser la primera Unidad del Ejército Argentino en pisar el añorado suelo malvinense, en el marco de la Operación "Virgen del Rosario".
Muestra de ello son las 5 condecoraciones que orgullosamente luce nuestra Bandera de Guerra.
* El Ejercito Argentino a la Campaña de Malvinas 1982.
* El Gobierno de la Provincia de Santa Fe a la Bandera que combatió en el Atlántico Sur.
* La Ciudad de Sarmiento a la primera Unidad del Ejército Argentino que recuperara las Islas Malvinas.
* Homenaje del Gobierno de la Provincia del Chubut a la primera Unidad que piso las Islas Malvinas.
* La Honorable Cámara de Diputados de la Nación al Regimiento de Infantería Mecanizado 25.

ACCIONES DEL REGIMIENTO DURANTE EL CONFLICTO CON EL REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA:
Los setenta y cuatro días de campaña no transcurrieron en vano, y al final de la misma, las bajas sufridas por la Unidad fueron una clara muestra del esfuerzo de la misma puesto en el cumplimiento de la misión.
Defensa de la altura 234
Esta misión fue encomendada al Subteniente Reyes, jefe de la Sección Apoyo de la Compañía "C", cuyo jefe era el Teniente 1ro Esteban.
Detectada la presencia naval enemiga en el Estrecho de San Carlos y su posterior desembarco, se inicia una tenaz defensa de la posición y posterior repliegue que se prolongaría por 24 días. Simultáneamente , el resto de la Subunidad también cumpliría con su misión de observación y posterior defensa de la posición, la que también, ante la manifiesta superioridad enemiga, realizó un repliegue de similares características al ejecutado por la Sección Apoyo, que finalizaría en Puerto Argentino.
Combate de Darwin
El 28 de mayo a las 06:00 hs inicia su ataque la 1/C/RI 25 "Bote", a cargo del Teniente Estévez, con la misión de aliviar la presión sobre la Compañía "A" del RI 12 y recomponer la primera línea. No solamente cumple la misión sino que pese a estar gravemente herido, regla el fuego de artillería e informa permanentemente de la situación que se vive. En esas circunstancias es herido nuevamente, pero esta vez ofrendando su vida.
El Cabo Mario Castro releva a su jefe haciéndose cargo de la radio hasta que es herido de muerte, siendo el Soldado Clase 62 Fabricio Carrascul, quién asume la responsabilidad, corriendo la misma suerte que sus heroicos jefes. La acción logra desorganizar al enemigo que interrumpe el ataque y comienza a replegarse, y en la que también pierden la vida los Soldados Clase 62 Zabala y Giraudo.
A las 10:30 hs se inicia un contraataque a cargo de la 2/C/RI 25, a cargo del Subteniente Gómez Centurión. Una patrulla adelantada observa a una compañía enemiga avanzando en dirección contraria lo que permite organizar una emboscada. Ante su desfavorable posición, el enemigo pide una capitulación, siendo el Jefe de Batallón, Teniente Coronel Jones, quién se adelanta con el fusil en alto. Ante la negativa del oficial argentino a las condiciones impuestas por aquél, se reinicia el combate siendo muerto en la acción el jefe inglés, perdiendo la vida heroicamente el Encargado de Sección Sargento Ismael García, y los soldados Austin y Allende. Horas después sería recuperado el Cabo Fernández, a través de las líneas enemigas. También pierden la vida en esta acción: Cabo Miguel Ángel Ávila; Cabo Héctor Rubén Oviedo; Soldado Ramón Ángel Cabrera; Soldado José Honorio Ortega.
Las pérdidas sufridas por el enemigo en esta operación fueron las siguientes:
12 Bajas de personal (muertos y heridos)2 Helicópteros Gazelle derribados.1 Helicóptero Sea King destruido en tierra.1Helicóptero Gazelle averiado.
El desigual combate y tres días de penoso repliegue, no serían motivo para doblegar la voluntad de nuestros hombres que horas después estarían dispuestos a cumplir una nueva misión en Goose Green.
Defensa de la posición "Virgen de las Victorias"
Esta misión primaria de la Unidad, se cumplió heroica y eficientemente, a lo largo de un mes y medio de combates, recibiendo fuego terrestre, aéreo y naval del enemigo.
Una patrulla de la Unidad destacada en Monte Low, al norte de la posición del aeropuerto, detecta el 1 de mayo la presencia de tres buques ingleses que se disponían a bombardear la pista. La novedad es transmitida al Comando de Puerto Argentino. A posteriori, las tres naves fueron atacadas por aviones de la Fuerza Aérea Argentina, en la única acción de ataque a buques enemigos visible desde la posición ocupada por la unidad.
La pista del aeropuerto permaneció operable durante los 74 días, no obstante las 130 Tn de explosivos arrojados por el enemigo.
Los héroes de esa desigual contienda fueron posteriormente condecorados por la fuerza y la Nación, según el siguiente detalle:

Personal fallecido
Medalla "La Nación Argentina al heróico valor en combate"
· Teniente Roberto Néstor Estévez

Medalla "La Nación Argentina la valor en combate"
· Sargento Sergio Ismael García
· Cabo Mario Rodolfo Castro
· Soldado Fabricio Edgard Carrascul

Medalla "La Nación Argentina al muerto en combate"
· Cabo Héctor Rubén Oviedo
· Cabo Miguel Angel Avila
· Soldado Horacio Lorenzo Giraudo
· Soldado Ramón Angel Cabrera
· Soldado Ricardo Andrés Austin
· Soldado José Honorio Ortega
· Soldado Arnaldo Enrique Zabala
· Soldado José Luis Allende

Por acciones en combate

Medalla "Cruz la Nación Argentina al heróico valor en combate"
· Subteniente Juan josé Gómez Centurión

Medalla "La Nación Argentina al valor en combate"
· Teniente 1ro Carlos Daniel Esteban
· Subteniente Oscar Roberto Reyes
· Cabo Hugo Omar Godoy

Medalla "Herido en combate"
· Cabo Emilio Gabriel Martín
· Soldado Miguel Angel Canyaso
· Soldado Roberto Blas Arguello
· Soldado Héctor Daniel Cepeda
· Soldado Carlos Alberto Moyano
· Soldado Víctor Hugo Inmenson
· Soldado Daniel Alejandro Ambrogio
· Soldado Santos Arce
· Soldado Eduardo Antonio Avila
· Soldado José Luis Bracamonte
· SoldadoRoger Javier Campagnoli
· Soldado Armando Raúl Orellana
· Soldado Sergio Daniel Rodríguez
· Soldado Orlando Javier Rufino

Medalla "Al mérito militar"
· Soldado Domingo Víctor Alamo

Medalla "Al esfuerzo y la abnegación"
· AOR Diego Leonardo Morano
· AOR Jorge Osvaldo Testoni
· Soldado Jorge Omar Ledesma
· Soldado Norberto René Aime

Otro hecho destacable por la Unidad en Malvinas está referida a que no se entregó la Bandera de Guerra al enemigo. Antes de la rendición, el JR ordenó cortar los soles y la moharra que fueron traídas al Regimiento entre la ropa de los soldados. El resto de la Bandera quedó enterrada cerca de las posiciones que el regimiento ocupara en el aeropuerto.
En un cofre se encuentran los soles y la moharra cortadas por el entonces Cabo Primero PATRICIO ALMIRON y guardadas en el interior de un douvet.
La Unidad cuenta con una Sala Histórica, la cual atesora recuerdos imborrables de aquella Gloriosa Gesta, la misma forma parte del circuito turístico de la Localidad.
Con a llegada de los VC M 113 en el año 1986, cambia a su actual denominación: Regimiento de Infantería Mecanizado 25.
Su permanente capacitación operacional la caracteriza como una de las Unidades capacitadas para responder, en forma inmediata y eficaz, a los requerimientos derivados del cumplimiento de la misión, dentro del marco de la Brigada Mecanizada IX.
Fotografía del monumento a sus 12 Héroes Caídos en Combate en las Islas Malvinas. En los combates de Darwin y Pradera del Ganso, 12 héroes de esta Unidad pasaron a la inmortalidad, destacándose ellos por su valor, abnegación y espíritu de sacrificio que fue mas allá del cumplimiento del sagrado deber militar.
Fuente: www.rimec25.ejercito.mil.ar


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