domingo, 28 de junio de 2015

ANIVERSARIO DE LA SEGUNDA INVASIÓN INGLESA AL RÍO DE LA PLATA

El día 28 de junio de 1807, la costa sur del Río de la Plata es testigo nuevamente del desembarco de fuerzas invasoras de ultramar. En la ensenada de Barragán, provincia de Buenos Aires, desembarca procedente de Montevideo un ejército inglés de casi 9.000 hombres a órdenes del general John Whitelocke, protagonizando así el inicio de la segunda invasión inglesa al Río de la Plata, nuevo intento de la corona inglesa de apoderarse de las colonias españolas en esta parte de América. Tras una heroica resistencia donde se destacan las figuras de Liniers, Pueyrredón y Alzaga, las fuerzas inglesas, pese a su mayor veteranía, capitulan el 7 de julio, y pierden más de 2.500 hombres entre muertos, heridos y prisioneros.
En los primeros días del mes de marzo, el H.M.S. Thisbe partió de Inglaterra hacia Montevideo con el General John Whitelocke, nombrado comandante de las fuerzas británicas en el Río de la Plata, con la orden del gobierno británico de capturar Buenos Aires.
Whitelocke llegó a Montevideo el 10 de mayo y tomó el comando general. Poco tiempo después, la flota al mando del General Robert Craufurd llegó desde Ciudad del Cabo con 5.000 hombres. El 17 de junio el formidable ejército de Whitelocke, compuesto de unos 11.000 hombres, partió rumbo a Colonia. El coronel Browne quedó en Montevideo con un batallón de infantería, dos escuadrones de dragones y algunos marinos.
En Colonia el ejército británico fue organizado en cuatro brigadas:
La primera division ligera, á las órdenes del General Craufurd, compuesta de los rifles y los cazadores de todos los cuerpos, á las órdenes del Teniente Coronel Pack.
La Segunda, compuesta de tres batallones, á las órdenes del General Auchmuty.
La Tercera, de dos batallones, y un Regimiento de Dragones á pie, á las órdenes del General Lumley.
La Cuarta, compuesta de dos batallones, y un Regimiento de Dragones, á las órdenes del Coronel Manon.
Junto a estas, acompañaban tres brigadas de artillería, ingenieros, comisaria, hospitales, y demás partes de un ejército regular.
El día 28 de junio el almirante Murray desembarcó a los británicos en la Ensenada de Barragán. La vanguardia británica al mando del general Gower, compuesta de las brigadas Craufurd y Lumley, avanzó sin marchó sin ser atacada hasta Quilmes, mientras el resto de la fuerza la seguía de lejos.
El 1 de julio se puso el marcha el ejército español de Buenos Aires para proteger el paso del Riachuelo con 6.860 hombres y 53 cañones.
Mientras tanto, había llegado al virreinato la resolución de la corte española declarando a Ruiz Huidobro virrey interino. Sin embargo, el gobernador había sido embarcado hacia Londres luego de la caída de Montevideo. Por lo tanto, Liniers, siendo el militar de mayor rango presente fue nombrado en reemplazo de Huidobro por la Audiencia.
El ejército británico avanzó con dificultades los 50 kilómetros que separaban el lugar escogido para el desembarco y la capital. El 3 de julio ejército del flamante virrey interceptó el primer avance del enemigo cerca de Miserere, donde se produce el “Combate de Miserere”, pero el grupo comandado por Craufurd logró dividir y hacer retroceder a los hombres de Liniers. Al caer la noche, el combate cesó y muchos milicianos se retiraron a sus casas.
Luego de desbaratar a una fuerza local muy inferior en número, los británicos sitiaron la capital el día 4 de julio.
Parecía que todo estaba perdido, pero Whitelocke decidió esperar; suspendió el avance de Craufurd hacia la ciudad y exigió rendición inmediata. Les dio a los porteños tres días, que los criollos utilizaron para organizarse militarmente.
El alcalde de Buenos Aires, Martín de Álzaga ordenó montar barricadas, pozos y trincheras en las diferentes calles de la ciudad por las que el enemigo podría ingresar. Reunió todo tipo de armamento, y continuó los trabajos en las calles bajo la luz de miles de velas.
En la mañana del 5 de julio, la totalidad del ejército británico volvió a reunirse en Miserere. Confiado de la supremacía de su ejército, Whitelocke dio la orden de ingresar a la ciudad en 12 columnas, que se dirigirían separadamente hacia el fuerte y Retiro por distintas calles. En un alarde innecesario, llevaban orden de no disparar sus armas hasta llegar a la Plaza de la Victoria.
Sin embargo, los invasores se enfrentaban a una Buenos Aires muy diferente al que se había rendido ante Beresford. Según cuenta la tradición popular, los vecinos arrojaron piedras y agua hirviendo sobre las cabezas de los invasores. Lo cierto es que Liniers y Álzaga habían logrado reunir un ejército de 9.000 milicianos, apostados en distintos puntos de la ciudad. El avance de las columas se vio severamente entorpecido por las defensas montadas, el fuego permanente desde el interior de las casas y desinteligencias y malos entendidos entre los comandantes británicos. Whitelocke vio como sus hombres eran embestidos en cada esquina. Mediante la lucha callejera, los vecinos de Buenos Aires superaron la disciplina de las tropas británicas. Tras una encarnizada lucha, Whitelocke perdió más de la mitad de sus hombres entre bajas y prisioneros.
Cuando la mayoría de las columnas habían caído, Liniers exigió la rendición. Craufurd, atrincherado en la iglesia de Santo Domingo, rechazó la oferta y la lucha se extendió hasta pasadas las tres de la tarde. Whitelocke recibió las condiciones de la capitulación hacia las seis de la tarde ese mismo día.
Finalmente el 7 de julio, el General inglés comunicó la aceptación de la capitulación propuesta por Liniers y a la cual - por exigencia de Álzaga - se le había añadido un plazo de dos meses para abandonar Montevideo. Las tropas británicas se retiraron de Buenos Aires; abandonarían la banda oriental recién el 9 de septiembre.
De regreso al Reino Unido, una corte marcial encontró a Whitelocke culpable de todos los cargos excepto uno y fue removido de su función, al declarársele incapaz de servir a la Corona inglesa. Uno de los factores determinantes para esta decisión, fue el hecho que el general hubiera aceptado la devolución de Montevideo dentro de los términos de la rendición.
Fuente: Ejercito Argentino.

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